En la Agridulce Espera

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Andrea Chinetti “A mayor entrenamiento, mayor libertad” Foto . gentileza de la directora

En la Agridulce Espera

Desde el cierre del Teatro San Martín, el Ballet Contemporáneo gira de sala en sala en busca de un lugar que pueda alojarlo. Balletin Dance se reunió con sus flamantes autoridades, Andrea Chinetti, directora, y Miguel Ángel Elías, co-director, para averiguar cómo se vive este particular momento

 

Esta entrevista tuvo lugar una tarde de junio, en la sala redonda del primer piso del Teatro 25 de mayo, donde el BCTSM se encontraba trabajando temporalmente. “Acá es divino, es como la rotonda del Colón”, dijo Chinetti des-dramatizando la situación. “Pero en este piso los bailarines se resbalan, no entran todos. No hay espejo, las barras no son buenas, tenemos sólo dos duchas, los camarines son pequeños y están todos hacinados… ¡Imaginate qué incomodo! Por ser una sala prestada, hubo días que no contamos con todo el horario necesario. Estamos acostumbrados a trabajar siete horas diarias. Pero bueno, es un proceso, una crisis que estamos viviendo y que tenemos que pasar”.

Ya a partir de este mes, el elenco estará alojado en una de las salas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, creada el año pasado para albergar a la compañía de Iñaki Urlezaga en el Hogar Garrigós del barrio de La Paternal. Es una sala muy grande, muy linda, con piano. La Ministra de Bienestar Social [Carolina Stanley] e Inés Vernengo, una ex integrante de la compañía, nos ofrecieron el espacio. Tardamos un poco en mudarnos porque había un problema con la calefacción, pero el Teatro se ocupó de solucionarlo. Estamos llegando a buen puerto”, aseguró la directora.

 

¿Qué piensan del cierre del Teatro San Martín?

Miguel Ángel Elías: Era muy difícil seguir manteniendo el teatro abierto dentro de una obra edilicia. La sensación es que las remodelaciones no se iban a terminar nunca. Me parece que era necesario atacar el problema de lleno, fue una decisión importante.

 

¿Cómo están llevando este desarraigo temporal?

Andrea Chinetti: Después de 35 años en el San Martín, para mi es una tristeza enorme, angustiante. Además, por fin teníamos nuestra sala de ensayos y clases, con la infraestructura que exige una compañía de treinta y pico de personas. Pero de repente, nos encontramos en una sala prestada.

 

¿Todo este movimiento modificó en algo lo planificado para este año?

MAE: No. Hay que terminar de configurar los espacios en donde vamos a estar, pero la idea es mantener las temporadas. En todo caso, se atrasarán un poco, pero no vamos a sacrificar alguna.

AC: El sábado 18 de junio estrenamos aquí, y luego estaremos en el Auditorio de Belgrano con dos estrenos nuevos, una obra de Carlos Casella y otra de Elizabeth de Chapeaurouge, además de una reposición de Chopin de Mauricio Wainrot. En julio tenemos dos funciones en una carpa muy grande que va a haber en Parque de los Patricios, como parte del programa El San Martín en los Barrios. Después, estamos tratando de cerrar un ciclo a fin de año en el Teatro Coliseo, pero todavía no está definido.

 

A comienzos de junio, en el acto de entrega del Premio María Ruanova, realizado en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Wainrot, cuestionó el maltrato estatal al punto de dudar acerca de la continuidad del BCTSM, “hace un año que la compañía está padeciendo”, dijo quien fuera su director hasta diciembre del año pasado.

¿Qué opinan de sus afirmaciones?

AC: Sí… ayer hablé media hora con él. Son esas cosas que dice Wainrot cuando está un poco enojado. Él es así, se enoja. En realidad nosotros salimos del teatro en marzo y recién ahora nos dieron la sala. Mientras, estamos en un lugar donde los bailarines no están felices porque tiene sus inconvenientes. Esa infelicidad, no es el clima que uno elegiría para trabajar. Pero es transitorio.

¿No consideran que se los está descuidando?

AC: Se tomó una decisión, no sé si apresurada, pero sin dudas correcta. Y esas cosas se les escaparon de alguna manera. Estuvo muy bien armada la logística para sacar las cosas del teatro, pero no estuvo bien armada la logística de a dónde iban, ni cómo. El Gobierno de la Ciudad [del que dependen] nos dio el Teatro 25 de Mayo, y yo empecé a buscar salas en febrero. No te puedo explicar la cantidad que vi (…) No es fácil encontrar un lugar para un ballet.

 

¿Tienen pensado seguir los mismos lineamientos que Wainrot?

AC: El San Martín tiene un lineamiento, una mirada popular y social. Me encantaría tener un Kylián en la compañía, o hacer una apertura a los coreógrafos independientes. Con Wainrot hemos trabajado con muchos en estos años. También me gustaría promover la creación coreográfica dentro del grupo; traer un maestro, hacer talleres coreográficos para que se desarrollen no sólo como intérpretes sino como coreógrafos, que es una gran problemática en nuestro país. Además, quisiera trabajar en ámbitos no convencionales, incluir más a la escuela, hacer una obra con el Grupo de Titiriteros del Teatro, todos juntos”. Es decir, que si bien con Mauricio Wainrot “seguimos trabajando juntos” hay muchas ideas diferentes a la gestión anterior.

MAE: Nosotros hicimos carrera a lo largo de estos años en el San Martín y entonces nos nutrimos de todas las personas que formaron parte. Creemos también que, con todo ese bagaje, podemos  tener una impronta personal ¡Todo un desafío! La idea es fortalecer este espacio desde un sistema que queremos formar, ver cuáles son los nexos o vínculos que podamos generar para que esto realmente sea una máquina de producción artística en la que todos estén comprometidos y entusiasmados. Es un momento de entusiasmo, pese a todas las dificultades, y estamos aprendiendo a fortalecernos.

 

¿Hubo alguna repercusión ante el cambio de directivos del Ballet?

MAE: Quieras o no, al cambiar la persona, hay una diferencia. Además, la personalidad de Wainrot es muy fuerte. De todos modos, tuvimos muchos gestos de adhesión, y eso nos ayuda a estar confiados y con ganas de estar en este lugar. Vamos a seguir con la idea de mantener el estándar y el nivel de excelencia en lo artístico.

AC: Y sobre todo algo que Wainrot nos ha enseñado muy bien, que es a mantener al bailarín muy entrenado.

MAE: A mayor entrenamiento y más herramientas, mayor libertad. Así, cuando está en el escenario, el bailarín realmente lo siente como un lugar de plenitud.

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Natascha Ikonicoff nació en París y es residente permanente en Argentina. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y actualmente cursa un máster en Filosofía, Educación e Infancia. En paralelo, transitó por distintos estilos del campo de la danza, siendo su predilección el jazz y la salsa cubana. Hoy se dedica a incursionar el mundo de la acrobacia, particularmente en tela. Se desempeña como redactora freelance de la revista Balletin Dance y también realiza trabajos de edición y corrección de textos para distintas editoriales. Es tallerista en el Dispositivo Ambulatorio de Niñas, Niños y Adolescentes del Ce.Na.Re.So., donde realiza encuentros de filosofía orientados a la promoción de la salud con grupos de chicos de entre 10 y 16 años.