Jóvenes en Búsqueda de la Danza

Gestores, investigadores, bailarines y creadores. Luego de la convocatoria sub-30 realizada por el Centro Cultural Rojas, Balletin Dance entrevistó a algunos jóvenes coreógrafos que actualmente se encuentran en procesos de creación. Desde diferentes estilos dentro de la danza contemporánea estos artistas tienen más similitudes de las que imaginan

 

El ambiente de la danza independiente es casi infinito, siempre se gestan nuevos proyectos y espacios para jóvenes artistas. Federico Amprino, Sabrina Wehner, Jesús Guiraldi, Camila Florines, Luciano Cejas y las chicas del grupo La Montón son algunos de estos coreógrafos que estrenarán obras entre agosto y octubre. Cada uno con diferentes estilos y procesos similares, intentan encontrar un movimiento genuino.

Camila Florines, con sus 22 años monta una obra relacionada con los roles de las personas en la sociedad. Cómo se asumen en diferentes estados o situaciones. Este trabajo llamado Cromática, surge de una tesis elaborada para el Taller de Danza Contemporánea del Teatro General San Martin.

Quienes también se vinculan con esta institución son los integrantes de CoVar, compañía dirigida por Sabrina Wenher. Este grupo actualmente trabaja sobre una obra a cargo de Federico Amprino llamada: Ex-traños todos. Según palabras del coreógrafo la idea surge del sentimiento de estar expuesto a la vida y tratar de encajar en la sociedad luego de habitar un espacio cómodo como el vientre materno.

Luciano Cejas y la Compañía IFA con su obra Los Moribundos, intentan descubrir cómo los miedos afectan al cuerpo. Mediante la investigación técnica e improvisada, los intérpretes de su compañía tratan de abordar los miedos desde diferentes experiencias.

La Montón, integrado por Samanta Leder, Delfina Thiel y Lucía García Pulles, es un grupo cercano a la danza experimental. Ellas investigan sobre los estados de alerta o emergencia que tiene el cuerpo en situaciones límites como catástrofes o simulacros. Esta obra en proceso aún no tiene nombre pero será estrenada en octubre en el Centro Cultural Ricardo Rojas.

Jesús Guiraldi, por su parte, trabaja en un proceso para una obra unipersonal llamada Un Día Uno. La misma abordará sus experiencias individuales como persona y como bailarín. También trabaja a partir de la investigación con la improvisación con composiciones originales junto a músicos.

Estas obras próximas a estrenar tienen procesos similares. Parten de la improvisación y algunos ideales dentro de la experimentación: buscan “un movimiento honesto” según Guiraldi, quien intenta comprender sus movimientos y su danza en base a este procedimiento.

Wehner y Amprino también intentan que sus pautas guíen a los intérpretes a esa meta. Según sus palabras: “Nos gusta trabajar a nivel interpretativo. Que los bailarines lleguen a sentir sensaciones para poder transmitirlas. Fusionar su estilo con mi idea y empezar a buscar la idea que me interesa contar. Trabajar con un grado de verdad muy importante. Lo interesante es su particularidad y encontrar los puntos de conexión desde lo físico.”

Camila Florines destacó el nivel de importancia de la propia danza de cada intérprete: “Siento que mi trabajo es reflejar con el cuerpo lo que cada uno trae. Una mezcla, de lo particular de los intérpretes y mi estilo, mi mensaje. Me gusta la sorpresa de lo que interpretan ellos como personas, con mis pautas”.

Ninguno pierde dentro de esta búsqueda la intención de su mensaje, sin embargo intentan negociar con los cuerpos que serán canal de comunicación hacia el espectador. Luciano Cejas por ejemplo mencionó su forma de componer: “Me doy el lugar de crear con ellos. Desde el concepto del miedo, coreografías, preguntas y respuestas que surgen, intentamos llevarlo al cuerpo improvisando”.

Las integrantes de La Montón, más seguras a la hora de hablar sobre improvisar y componer, destacaron que su investigación intenta mezclar experiencias físicas en base a una idea que se modifica, a medida que logran entender el movimiento en dicho estado. “De una idea pasamos a la empírea y de la experiencia volvemos a rever el concepto inicial.”

Si bien todos apuestan a la improvisación o experimentar con lenguajes, ninguno deja de lado la técnica que termina siendo una herramienta que nutre a cada cuerpo para después desplegarse en escena. Florines afirmó: “Siento que la técnica sólo es una herramienta para que cada uno haga su propia búsqueda”.

Pero el ambiente no se nutre únicamente de las técnicas de movimiento corporal, hay una infinidad de lenguajes artísticos que hacen que muchas obras sean interdisciplinarias. Estos jóvenes con sus ganas de crear, gestar y moverse hacen necesaria la aparición de nuevos espacios o híbridos. A pesar de que no hay que perder la base del movimiento y la danza, hay que reconocer los diferentes paradigmas que circulan y nutren al lenguaje.

Para La Montón, “lo nuestro sigue siendo el cuerpo, pero debemos ver otras disciplinas para enriquecerlo y abrir posibilidades de movimiento. Hay que seguir apostando al hacer, juntarse y probar, generar energías y vínculos que ayuden. No esperar que venga una propuesta de arriba, o de afuera, sino que tenemos que armar una movida propia. ”

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Egreso en como periodista en el año 2013 de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Trabajo en la revista empresarial Panorama jujeño del año 2012 al 2014. Colaboró en revistas culturales como Circo Cromático, Danza Europa y Américas y Giro Cartelera. Desde 2014 escribe en la revista Balletin Dance. En 2015 colabora como asistente de prensa para el grupo Una Constante. Recibe su formación como bailarín de estudios como Nuevo estudio Danza y FACE.