Nombrar a Diana Theocharidis directora artística del Teatro de la Ribera, del Complejo Teatral de Buenos Aires, fue consumar un espacio para la danza y el teatro musical. Como un buen augurio, el ciclo comienza con siete programas de danza hasta fin de año. Entusiasmada, contó a Balletin Dance sus objetivos para el proyecto

 

El Teatro de la Ribera es un emblema del barrio de La Boca y es una fuerte apuesta que se lo destine ahora como espacio para la danza contemporánea y el teatro musical. “Mi idea es volver a poner a la danza en un lugar de prestigio, en el que esté también vinculada con la música, el teatro y las artes plásticas. Toda la programación del teatro está diseñada para que se haga un cruce y dialoguen las disciplinas”, afirmó la coreógrafa.

 

¿Cómo se definió este destino para La Ribera?

La sala estuvo cerrada dos años y ésta tenía que ser la reapertura de un proyecto. Además, el deseo de estar a la escucha de las necesidades de la comunidad coreográfica y poder dar un lugar a la danza y a la creación en el Complejo Teatral de Buenos Aires. El hilo conductor de la programación tiene que ver con la contemporaneidad, pero vinculada a la tradición; un movimiento de mirada adelante pero también hacia atrás, y La Boca es un enclave interesante para trabajar estas influencias.

 

¿Qué criterios consideraron para esta programación?

Las propuestas tienen que ver con artistas que trabajan en conjunción con otros artistas, donde se puedan encontrar mundos que están alejados entre sí, donde haya cruces: obras que dialogan con otras obras. Después, son muchos los criterios que entran en juego a la hora de pensar una propuesta, el espacio es muy importante. Como no ha habido lugar hasta ahora para la danza en los teatros oficiales, muchos coreógrafos han perdido -o nunca tuvieron- la costumbre de componer una obra para un teatro grande (de 600 localidades) y a la italiana, donde el movimiento se va a ver desde más lejos y el contacto con el público va a ser diferente. Apostamos por producciones que perduren, no es el criterio de Festival. Ya de por sí los espectáculos de danza suelen ser muy efímeros. Entre los invitados de este año tenemos al taller de Danza del San Martín, sus alumnos pondrán las tesis de graduación en el centro de la programación, para que los futuros coreógrafos presenten sus primeros proyectos junto con los profesionales.

 

¿Ese es el rol del teatro oficial?

En un teatro oficial se tiene que poder hacer cosas que no sean posibles en el teatro independiente. Dar la oportunidad a los artistas de trabajar en condiciones económicas y con una infraestructura que sólo se pueden lograr en la institución, por ejemplo, que un coreógrafo pueda hacer un espectáculo con un ensamble musical o con un compositor convocado especialmente para la obra. Quizás son cuestiones muy técnicas y prácticas pero es muy difícil articularlas en forma independiente.

 

El desafío de La Boca

Si bien la directora del Teatro de La Ribera se refirió al enorme desafío de instalar y desarrollar un circuito por fuera del núcleo geográfico tradicional de los teatros, recuerda y compara lo sucedido con La Usina del Arte, a escasas diez cuadras: “Al principio fue difícil establecerla y ahora agotan entradas. Pero para que esto suceda tiene que haber una confluencia de factores, tener una programación atractiva e inclusiva, que genere interés a los habitantes del barrio y la ciudad. Una de nuestras primeras apuestas es Cinelandia de Alfredo Arias; parece una obra escrita para este teatro, y creo que cuando vean el programa Kagel van a pensar lo mismo: una obra absolutamente ligada con la Argentina, pero desde la contemporaneidad”, afirmó Theocharidis.


Danza al Borde

Son siete programas de danza entre el 24 de septiembre y el 11 de diciembre. Las funciones se llevarán a cabo los sábados y domingos a las 15 hs, con entradas de cincuenta pesos o gratuitas, según el programa.

Comienza Sur y Después, una exhibición de ocho films de danza con música de Mauricio Kagel interpretada en vivo por el ensamble Süden, y puesta en escena de su Tango Alemán a cargo de Pablo Rotemberg. En octubre se presentará la compañía de Cecilia Bengolea y François Chaignaud (Francia) con Dublove. Durante noviembre y diciembre será el turno de Los Viajes de Sarmiento de la coreógrafa Marina Sarmiento, y el proyecto Tres Danzas Argentinas, que reunirá a los compositores Gabo Ferro, Axel Krygier y Carmen Baliero con los coreógrafos Pablo Lugones, Iván Haidar y Diana Szeinblum. Asimismo, se abrirá el espacio Primera Vez, para jóvenes bailarines y coreógrafos que hacen sus primeras experiencias en escena.


Proyectos Personales

Diana Theocharidis estrenará el 13 de octubre en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC) Un Cielo y el Otro, con la participación de Ludmila Pagliero, la argentina etoile de la Ópera de Paris. La obra está inspirada en El Otro Cielo de Julio Cortázar. En esta versión Pagliero aparecerá filmada en pantalla y habrá bailarines en directo. “Es una obra extraña para mí -señala su creadora- porque no suelo trabajar con videos. Fue hecha a la distancia, a mí todavía me sorprende. Todo el tiempo se está pasando de una disciplina a la otra y la danza está presente recién al final”. Además los días 23, 25 y 26 de octubre se presentan en el Teatro Colón Vuelo Nocturno y El Prisionero, dos óperas para las que Theocharidis ha puesto la coreografía.

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Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.