Celeste Losa como el hada Diamante, en La Bella Durmiente Foto . Brescia e Amisano | Teatro alla Scala

Argentinos en el exterior | Italia

Celeste Losa Scala en Milan

Con su mayoría de edad recién cumplida (18), Celeste Losa fue a probar suerte a Europa, el año pasado. Hoy, encara roles de solista en la Scala de Milán

 

Luego de formarse con Lilian Giovine y en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, inició su vida profesional de la mano de Iñaki Urlezaga a los 12 años (como Cupido). Junto al Ballet Concierto primero, y en Danza por la Inclusión después, recorrió variados escenarios, con un promedio de 75 funciones anuales en todo el mundo, y llegó a ser primera bailarina. Con este bagaje se encaminó a Europa, para cumplir su sueño de integrar el Royal Ballet de Londres: “me gusta la escuela inglesa, su manera de trabajar, además tenemos ahí a Marianela Nuñez, que me encanta como baila, es una artista increíble”, pero el destino la llevó a Italia, donde fue contratada como bailarina de fila.

Makhar Vaziev dirigía entonces el Ballet de la Scala. Allí llegó la jovencita sin más que el sueño de desarrollarse profesionalmente y un gran talento detrás. “Fui hasta la puerta. No tenía nada. Pedí hablar con él y aceptó darme una entrevista” recordó Celeste Losa en entrevista con Balletin Dance en un brevísimo viaje a Buenos Aires. El director la invitó a tomar una clase al día siguiente y al finalizar le ofreció un contrato anual… para comenzar inmediatamente. “Yo estaba bailando en la compañía con Iñaki y no podía dejar todo así de un día para el otro”, por eso, recién en agosto del año pasado la bailarina se radicó en Milán.

Desde la primera producción, los coreógrafos la eligieron para encarar roles de solista. “Arrancamos con La Bella Durmiente en versión de Alexei Ratmansky, me dio el Hada Lila y también hice Diamante. Hicimos Manón, donde fui la amante, tuve el privilegio de bailar con Svetlana Zakharova como primera bailarina, y con Roberto Bolle; en La Cenicienta de Mauro Bigonzetti (el actual director del ballet) y en Don Quijote de Rudolf Nureyev”. El ballet también realizó en esta temporada, El Cascanueces de Nacho Duato y El Jardín de los Amantes de Massimiliano Vollpini.

Al regresar a Italia, luego de este brevísimo descanso, el Ballet de la Scala continúa con El Lago de los Cisnes (junio-julio) de Ratmansky. “Va a venir él a montarlo” explicó la bailarina, a la vez de asegurar que su mayor anhelo, a la hora de fantasear con un personaje, es interpretar a Odette-Odile (seguido por Manón). Y finaliza este ciclo Giselle en versión de Yvette Chauviré.

Desde el punto de vista de la técnica específicamente, la argentina no notó cambios importantes a la hora del trabajo cotidiano. Todos los meses llega un nuevo maestro a la compañía, además de los coreógrafos invitados con sus propios estilos. Así, ha contado con clases de escuela francesa, rusa, italiana y danesa. De todas ellas, las que mayor curiosidad le despertaron, fueron las de Johnny Eliasen, llegado de Dinamarca, “su clase es muy dinámica. Con mucho trabajo de pies, mucha velocidad, rapidez de piernas”.


Próxima Temporada

Diciembre-enero: Coppelia de Mauro Bigonzetti

Febrero-marzo: Noche Stravinsky (con Zubin Mehta dirigiendo la orquesta): La Consagración de la Primavera de Glen Tetley y Petroushka de Michel Fokin

Abril-mayo: Programa compartido: La Valse con coreografía de los propios bailarines, Sinfonía en C de Balanchine y Sheherezade de Eugenio Scigliano

Mayo-junio: Projecto Händel de Bigonzetti, nueva producción de la Scala

Junio-julio: Sueño de una Noche de Verano de George Balanchine

Julio: El Lago de los Cisnes de Alexei Ratmansky

Septiembre-octubre: Romeo y Julieta de Kenneth MacMillan