Tamia Guayasamin

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Foto . Nito Pavón

Entrevista

Agradecida con Argentina

Por Gustavo Friedenberg

Tamia Guayasamin es bailarina y coreógrafa ecuatoriana, formada en Argentina. Es la primera Licenciada en Composición Coreográfica en Danza Teatro del antiguo IUNA, que egresó por fuera del seminario de equivalencias universitarias. Hoy ocupa un importante lugar en el Ministerio de Cultura de su país. Balletin Dance la entrevistó en España

 

Tamia Guayasamin fue estudiante de la primera generación de la escuela de danza contemporánea del grupo Frente de Danza Independiente. Pronto, Wilson Pico la invitó a integrar el elenco de una obra que estaba montando, a partir del cual nació el Taller de Experimentación Escénica.  Al finalizar el colegio, ella quería seguir bailando. Su hermano estudiaba cine en Buenos Aires, en su país no existía ninguna carrera de danza y además había una fuerte crisis económica que hacía que fuese más barato vivir y estudiar en Argentina que pagar la universidad en Ecuador.

“Recién cuando llegué a Buenos Aires me enteré un poco cómo era la movida; tuve un mes para prepararme en el examen de ballet y moderno. Me costó mucho, pero estaba totalmente dedicada a ello y en el año 2003 ingresé a la Universidad Pública, el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA)”, recordó en esta conversación.

“Entre 2003 y mediados de 2007 cursé las 44 materias”, pero en el transcurso de la carrera como muchos estudiantes dejaban de estudiar, no se abrían las cátedras de las diferentes materias. “Finalmente los directivos encontraron la manera y pude cursar algunas asignaturas en las carreras de Audiovisuales y en Dramáticas. Así pude terminar”, confesó.

 

¿Se planteó radicarse en Argentina al finalizar los estudios?

Siempre volví a Ecuador en vacaciones y mantuve vínculos profesionales con el ámbito de la danza. Me daba cuenta que en Ecuador podía hacer muchas cosas y que en Argentina, por el contrario, con tantos en la población de danza y de tan buen nivel, pensar en quedarme tenía que ver con emprender una carrera de mucho esfuerzo para lograr cualquier cosa y con una competencia muy fuerte. En Ecuador tenía puertas abiertas para usar los espacios, para hacer propuestas, y además allí faltaban docentes. Terminando la cursada, antes de hacer la tesis, propuse un proyecto de intercambio entre ambos países, para empezar a crear obras y espacios de diálogo entre creadores, y logré mantener un flujo de ida y venida durante algunos años con el Laboratorio Esferas de Experimentación en Danza, que luego se amplió a Venezuela y Perú.

 

¿Cómo ve a los artistas argentinos?

Tengo la misma sensación que cuándo estaba allí: son artistazos. Tienen un gran nivel de conocimiento e información, pero su medio está tan saturado que hay una desvalorización de lo que son y de lo que saben. Existen referentes muy fuertes y las pocas plazas de coreógrafos ya están ocupadas. Siento que cualquiera de esas personas saliendo algunos kilómetros sería un nido de creatividad e información súper valioso, pero ahí el medio no les permite florecer. Al mismo tiempo la oferta de teatro y cartelera es maravillosa. También creo que hay mucho peso de lo teórico, y a veces echaba en falta algo más salvaje, algo más desde el hacer y no tanto desde el pensamiento. Cuando conocí la danza brasilera fue encontrar el punto intermedio, porque ellos toman mucho de su raíz y al mismo tiempo tienen muy bien desarrollada toda la parte conceptual de la danza.

 

En el Ministerio

Hace seis meses estoy trabajando en el Ministerio de Cultura como Directora de Artes Escénicas y Performance, de la Secretaría de Artes y Creatividad. Satisface mi necesidad de aportar al medio, generar políticas públicas para la danza, poner en cuestión y reflexión ciertas cuestiones de la realidad de mi país, que está en construcción, porque desde 2007, con Rafael Correa en la presidencia, ha habido una revolución y un cambio en todos los ámbitos. Por ejemplo ahora hay una Universidad de las Artes, que próximamente abrirá una carrera de danzas y hay toda una reestructuración del sistema educativo que es súper importante. Mi entrada se debe a que está por salir la ley de cultura, y estamos desarrollando modelos y reglamentos para ella. Es un momento en el que siento que puedo aportar desde adentro, con todo lo que estaba haciendo desde el lado independiente, muy inspirada en lo que pasa en Argentina, procurando juntarme con colegas a reflexionar.

 

¿Es posible trabajar activamente en gestión y además desarrollarse como artista?

Creería que sí, es lo que he intentado desde que terminé la carrera. Lo cierto es que generalmente la gestión y la producción tienen más peso y modifican incluso la forma de vincularme con mi propio cuerpo; el tiempo que tengo o no de entrenamiento, las horas sentada frente a la computadora, han afectado ese canal creativo. Pero al mismo tiempo no concibo crear sin ese otro trabajo.

 

¿Qué impacto tuvo en su carrera su paso por Argentina?

Primero la experiencia, descubrir la idiosincrasia de Buenos Aires, una ciudad portuaria tan distinta a la Quito andina, eso ya me nutrió y me dejó ver otras perspectivas. Luego específicamente en el medio de la danza, y eso es algo que quería decir: el hecho de estar en una universidad pública, donde tú puedes sin pagar nada recibir esa cantidad de conocimiento: es una maravilla. A mí me dio las bases para luego yo preguntarme qué quiero hacer. También me parece que Buenos Aires es una ciudad donde uno tiene que ir con criterio, porque es tan grande y con tanta oferta de todo, que si uno no tiene más o menos una claridad se puede perder. Luego la carrera en el IUNA o UNA, pienso que no tiene una línea estética o artística definida, y eso puede ser bueno o malo. La currícula de estudio es muy mejorable, como cualquiera, porque también ahora está el planteamiento de borrar las fronteras entre una cosa y otra; pero más allá de todo eso me parece que como casa de estudios es un sitio muy valioso. Instalada en esa ciudad tan viva artísticamente que yo no puedo menos que tenerle mucha gratitud a la Argentina por darme mis estudios.

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Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.