Planificación a mediano y largo plazo con cambios en el Sodre

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Igor Yebra en su escuela de danza y coreografía de Bilbao. Foto: Hibai Agorria

El Sodre fue creado por el Estado uruguayo en 2919, como Servicio Oficial de Difusión Radio Eléctrica, para transmitir espectáculos artísticos, científicos, ilustrativos o amenos “con fines de mejoramiento espiritual de los habitantes del país”.

Hoy en día, el Sodre se integra con cuerpos estables (Orquesta Sinfónica Nacional, Ballet Nacional, Coro Nacional, Conjunto Nacional de Música de Cámara, Orquesta Juvenil, Ballet Folclórico Juvenil y Coro de Niños y Jóvenes), 3 centros culturales (el Auditorio Nacional Adela Reta, el Auditorio Nelly Goitiño y el Auditorio Vaz Ferreira), el área académica (Escuela Nacional de Formación Artística, para danza y arte lírico) y el área de conservación y preservación (Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra).

El consejo directivo integrado por Martín Inthamoussú (presidente), Adela Dubra (vicepresidenta) y Claudio Aguilar Pais (consejero), entre otros, difundió el Plan Estratégico 2020-2025, creado en plena época de pandemia.

Es de agradecer una política pública cultural transparente, que de cuenta de los lineamientos, objetivos y deseos de tremenda institución hacia el futuro. “Una precondición de este proceso es un análisis honesto y profundo del estado situacional de la institución, con el objetivo de desarrollar los objetivos y trabajar en una nueva dirección que vea al Sodre en su totalidad y de manera transversal requiere de un pensamiento y una planificación estratégica a corto, mediano y largo plazo”, indica el informe que puede descargarse en este link:

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“Hoy, más que nunca, es necesario repensar los paradigmas que sustentan la razón de ser de los proyectos culturales a la luz de una nueva realidad que impacta en el mundo entero. El proceso de planificación estratégica ha fortalecido el trabajo a la interna del Sodre con un grupo de líderes comprometidos y comprometidas con su labor de servidores públicos en el campo de las artes y la cultura”.

Es la primera vez que se realiza un informe de este tipo, y en cierta medida resulta algo naif, como si fuese un trabajo práctico de un curso de empresas: luego de describir su misión, visión y valores, realiza un escueto análisis FODA, para pasar a un detallado cuadro con la planificación estratégica para cada área (objetivos, estrategias e indicadores).

Así, el Sodre postula que nso encontramos frente a “una oportunidad para promover cambios en su forma de gestionar los bienes y servicios culturales que se ofrecen por el instituto y que deben asegurar el derecho de la ciudadanía al acceso a la cultura”. Crear un nuevo modelo de gestión más eficiente y eficaz, bajo una nueva lógica es “el reto ineludible” para ofrecer servicios. “Las instituciones culturales del ámbito público deben funcionar como herramientas clave de toda la política de Estado, sin transformarse en instrumentos de políticas partidarias ni condicionantes de la libertad artística”, dice el informe.

Igor Yebra regresa a España

Tal vez esta nueva planificación estratégica tenga que ver con la decisión del Ministro de Educación y Cultura de no renovar el contrato de Igor Yebra, como director del Ballet. El exbailarín, es muy mediático y además de mantener una activa participación en sus redes sociales, ha ofrecido varias entrevistas en medios locales para hablar sobre las presentaciones con público que está realizando el Ballet Nacional.

Podría suponerse que su cargo como director era de transición. Tenía que cubrir el puesto luego de la revitalización que había logrado Julio Bocca en la compañía oriental. Es muy probable que su continuador/a ya estuviese señalado incluso cuando él llegó desde el Viejo Continente. Pero es información que se desconoce.

Yebra señaló en conversación con Stephanie Galliazzi (El Observador): “Fueron tres años monstruosos. El primer año llegué teniendo que ocupar el lugar de Julio Bocca. La sensación aquí era la de si se hubiera acabado el mundo, hecatombe total. El segundo año, María Noel Riccetto se va. Entonces ir pensando qué ocurría después. El tercer año llegó una pandemia (se ríe) ¿Quieres mojones? Ahí los tienes”. Está orgulloso del trabajo realizado y extrañará a su equipo de trabajo y al público por el que siente un cariño muy grande. “Me podría ir de aquí diciendo que voy a cumplir dos récords: el de mayor asistencia de público y el de menor, con esta pandemia que se va de un extremo al otro. Ha sido una pelea continua”.

Se va en diciembre, pero mientras tanto continúa cada vez más involucrado “Porque no sé hacerlo de otra manera. ¿Y si mañana estoy muerto? (…) Es mi manera de ser.

En entrevista con Daniel Cholakian (Nodal Cultura), Igor Yebra habló en detalle sobre la vuelta a la actividad: “Cuando hicimos el primer espectáculo, que fue el 28 de agosto, iba con mucha ilusión caminando hacia el teatro, y me decía ‘vamos a hacer un espectáculo’. Y tenía ilusión y las ganas que luego veía reflejada también en los bailarines, y también en el mismo público”.

Las primeras funciones postCovid en Uruguay fueron en la sala Nelly Gotiñio, con galas que todavía exigían “dos metros de distancia y no tocarse”, solos y obras creadas durante la pandemia. La siguiente fase en cuanto a los protocolos de seguridad, les permitió realizar duos. “Hacemos todo para que  los bailarines y todo el mundo que trabaja alrededor de la presentación estuvieran ok”, con hisopados aleatorios cada 15 días.

Para el público las medidas de seguridad son claras, “está habilitado el 30 por ciento de la sala”, todo el espectáculo se presencia con máscaras (mascarilla/barbijo), la entrada y la salida es ordenada, de forma escalonada y con dos metros de distancia entre cada espectador. “Por lo tanto yo creo que en un teatro es muy seguro”, aseguró el director.

También habló con Patricia Mántaras (revista Galerías). Allí se refirió más a su partida. “Extrañaré a la gente, extrañaré el público tan fiel del ballet”. Poco después afirma que: “esta no es la salida pensada ni de lejos. Es la primera vez en mis treinta y largos años de carrera que me dicen: ‘No vas a continuar, gracias, has hecho un trabajo magnífico’. (…) El sentimiento es agridulce, y en un principio más agrio que dulce. Pero la gente, el público, no tiene por qué llevarse una amargura mía, para nada, se va a llevar todo el cariño que me han dado a mí, que me han dado muchísimo. Hay que saber dividir las cosas”.