Descripción
Autobiografía de quien dedicó toda su vida al arte de la danza. Le dio una nueva dimensión basada en la estructura natural del cuerpo humano y en la libertad de los gestos. Punto de referencia para las nuevas generaciones de coreógrafos y bailarines.
Martha Graham terminó la redacción de esta autobiografía pocos días antes de morir, el 1 de Abril de 1991. Tenía noventa y seis años y había dedicado toda su vida al arte de la danza. Debutó profesionalmente en 1920 y, a partir de entonces, inició una carrera fulgurante que la llevaría a ser una de las artistas más respetadas y admiradas de su tiempo. Sus ideas innovadoras revolucionaron la tradición imperante y rompieron por completo los moldes de la ortodoxia hasta el punto de que se la comparara con Picasso, Joyce y Stravinsky. Su capacidad para dar a la danza una nueva dimensión basada en la estructura natural del cuerpo humano y en la libertad de los gestos, la convirtió en punto de referencia obligado para las nuevas generaciones de coreógrafos y bailarines.
Martha Graham no dejó nunca de luchar por un arte nuevo, liberado de complejos, prejuicios y límites. Fue la primera en integrar en su compañía a bailarines de razas distintas. Estas memorias, testamento de una gran dama, se alimentan de sus opiniones, del relato de encuentros con gente del espectáculo y de su obsesión por dejar escrito el fundamento de lo que, en la práctica, enseñó a sus privilegiados alumnos. Tierna, sutil, a veces exigente, Martha Graham se muestra en estas páginas tal como era.
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