In Memoriam. Elena Gamallo- “Elenita”

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Un homenaje en vida y una placa grabada honró su legado. Ph: gentileza prensa.

Duelo en el mundo del arte jondo

El pasado año, el Estudio Rocamora, enclavado en el corazón de Buenos Aires (calle Rocamora 4077), cerró sus puertas para siempre. Y el pasado 16 de abril, su alma, Elena Gamallo —”Elenita” para todos—, emprendió su último viaje. Así se apaga un faro esencial para el flamenco en Argentina, un espacio que fue refugio, escuela y templo del arte andaluz.

Hablar del Estudio Rocamora es evocar a Elenita y a su adorado Sito, anfitriones que tejieron entre paredes una casa donde cada detalle respiraba amor por la danza. Elena, desde su juventud en los años 60, dirigió su escuela con pasión, enseñando jazz, danza clásica y, sobre todo, su gran devoción: la danza española. Tras su retiro de la docencia, el estudio se mantuvo como un santuario de alquiler, acogiendo principalmente al flamenco, que a finales del siglo XX buscaba raíces en suelo porteño.

Por aquella aula —bautizada con razón “el pequeño Amor de Dios de Buenos Aires”— desfilaron leyendas del flamenco. La China, Olga Marcioni, pionera que desde los 90 hasta la pandemia cruzó el océano dos veces al año para impartir sus ansiadas clases. Yolanda Heredia, durante más de dos décadas, no solo enseñó baile, sino que transmitió el arte de domar la bata de cola. Maestros como Marcos Jiménez (Sevilla) y Carmen Mesa (Córdoba) engrosaron la lista de artistas que, año tras año, convirtieron Rocamora en peregrinación obligada.

Pero la lista es larga y luminosa: Manolo Marín, Cristina Hoyos, La Tati, Alejandro Granados, Rafael Amargo, Juana Amaya, El Farruquito, Adela Campallo y tantos otros dejaron aquí su huella. Fue un crisol donde resonaron zapateos, se alzaron vuelos de faldas y se templaron compases bajo la atenta mirada de quienes hicieron del flamenco una religión.

Elenita junto a Cristina Hoyos. Ph: Gentileza prensa.

Un homenaje en vida
En 2019, el bailaor Marcos Jiménez coronó los 15 años de su llegada a Argentina con un tributo al estudio en el teatro Hasta Trilce. Elena, emocionada, recibió una ovación cerrada —”oles” incluidos— de artistas y público. Una placa grabada honró su legado: “Por su aporte invaluable al flamenco en Buenos Aires”. Jiménez, con gesto generoso, extendió el reconocimiento a toda la comunidad flamenca, aquí y en España.

Quedan en la memoria los abrazos de Elenita, su sonrisa al recibir a maestros y alumnos; el agua fresca siempre dispuesta; el silbido de Sito tarareando melodías gallegas mientras enmendaba el piso de la sala. Rocamora fue la piedra fundacional del flamenco porteño. Entre sus muros quedaron grabados los ensayos, los errores y aciertos, el frufrú de las batas, el repique de las castañuelas y los sueños de cientos de alumnos.

Clases con Yolanda Heredia, el arte de domar la bata de cola. Ph: gentileza prensa.

Hoy, el silencio ocupa su lugar. Pero el eco de lo vivido —como un quejío lejano— sigue latiendo en quienes tuvieron el privilegio de pisar aquel suelo sagrado. Descansen en arte, Elenita y Rocamora.

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Mirta Alonso
Licenciada en Expresión Corporal por la Universidad de las Artes de Argentina (lUNA), Profesora recibida en la Universidad del Salvador (USAL), estudiante avanzada en Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue docente de danzas españolas y flamenco en el departamento de Extensión Universitaria María Ruanova (IUNA) y del de Folklore (2000-2012) y en diferentes estudios privados de la ciudad de Buenos Aires. Dirigió su propia escuela de danzas "Bailahora o Calla para siempre" (2011-2022). Ejerció la docencia en Expresión Corporal en la escuela Bartolomé Mitre School Day en Moreno, provincia de Buenos Aires (2009). Como bailaora participó de diferentes tablaos: Tiempo de Gitanos, Todo Mundo y el Avila entre otros. Residió un año en Estambul, Turquía, donde impartió clases en el instituto Pera Sanat y Bilgi University y bailó en el tablao Venta del Toro (2003-2004). En Limoges, Francia, realizó un espectáculo de fusión flamenco, folklore y tango, en Institutos primarios y secundarios (febrero 2006).