“La Voz de las Margaritas”: cuando la danza se convierte en canal de expresión de lo inmanente

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Delfina Campagnoli, llega con una propuesta escénica que combina danza, artes escénicas e improvisación. Ph: Anaclara Mourin.

Un unipersonal que explora los límites entre la voz, el cuerpo y la palabra a través de una respuesta artística al universo de Salinger

Delfina Campagnoli llega al Espacio EK con una propuesta escénica que combina danza, artes escénicas e improvisación. Su creación, nacida en 2020 como una exploración sobre la deshumanización de la voz y el sonido, dialoga con el universo literario de “El guardián entre el centeno” desde una perspectiva dancística contemporánea.

“Hacer danza es volverse un canal para que algo se exprese”, reflexiona Campagnoli. Ph: Anaclara Mourin.

La propuesta sigue a un ser híbrido, energético y soluble que se ve envuelto por la transformación constante de y por parte de su entorno, hasta que un recuerdo turbulento da inicio y rienda suelta al relato. La historia comienza a sucederse casi de forma autónoma, “tomando” el cuerpo del intérprete para contarse, planteando interrogantes fundamentales: ¿De quién es la voz que cuenta la historia? ¿Cuántas voces pueden sonar a través de una garganta?

“Hacer danza es volverse un canal para que algo se exprese”, reflexiona Campagnoli sobre su proceso creativo. “Es decidir dejar que lo que suceda, me atraviese y yo decidir compartirlo con otros”. Esta filosofía define el núcleo conceptual de la obra, que surgió de una mezcla de experiencias de lectura, reflexión, observación y contacto con la naturaleza.

El proceso creativo de “La Voz de las Margaritas” se desarrolló a lo largo de varios años. En su estadío inicial fue una práctica alrededor de deshumanizar la voz y el sonido, de percibir qué le hace la voz al cuerpo y cómo lo diseña en tiempo real. En 2021 llegó la primera versión del texto, seguida de un proceso de edición, recorte y marco conceptual.

“La Voz de las Margaritas” se desarrolló a lo largo de varios años. Ph: Anaclara Mourin.

La obra encuentra su metáfora central en el movimiento de las plantas, que no se mueven por voluntad propia sino por los estímulos que reciben de su entorno. Este descubrimiento llevó a Campagnoli a imaginar y probar cómo sería tomar el texto y la palabra como entorno, como marco de referencia, no como algo que ella produce sino como algo inmanente que se expresa a través de ella, modificándola y definiéndola simultáneamente.

La relación entre voz, palabra y movimiento cobra una lógica particular donde los sentidos y la actualización de las sensaciones tienen un rol definitivo. Sin un orden ni inicio fijo, Campagnoli usa el texto para articular un circuito vivo en el que dice, se escucha y se mueve en constante retroalimentación con el contexto y consigo misma.

Una característica distintiva del tratamiento de la palabra en la obra es su doble sentido: todo lo que el cuerpo dice se lo dice a sí mismo en tanto intérprete y lo direcciona al público en tanto personaje. Este procedimiento constituye una clave fundamental para pensar la palabra en el territorio de la danza.

La obra cuenta con texto e interpretación de Delfina Campagnoli. Ph: Anaclara Mourin.

La obra cuenta con texto e interpretación de Delfina Campagnoli, quien comparte la dirección y coreografía con Andrés Molina. El equipo técnico se completa con Lara Rosetti en diseño de vestuario, Alma Lascano y Vedia en diseño lumínico, Lola Banfi en asesoramiento dramatúrgico, Florencia García Casabal en entrenamiento vocal, Anaclara Mourin en redes y gráfica, y Morena Giudice Bravo en asistencia de dirección, conformando un trabajo colaborativo que sustenta la propuesta escénica.

Viernes 15 y 22 de agosto a las 21:30 hs en Espacio EK, Jorge Newbery 3880, Chacarita, CABA.

Entradas por Alternativa Teatral y en la boletería del teatro.


Delfina Campagnoli, licenciada en Artes Escénicas por UNSAM, se formó en danzas, música y teatro en diversos espacios de Buenos Aires y el exterior con maestros como David Zambrano, Martin Kilvady, Milan Herich, Andrés Molina, Celia Argüello y Ana Frenkel. Ha trabajado como intérprete con destacados artistas como Agustina Sario, Lucia Giannoni, Brenda Angiel y Federico Fontán, y como asistente coreográfica en obras como “Icaros” y “Prófuga”. Es docente de danza contemporánea, acrobacia de piso e improvisación, y facilitadora de técnicas de David Zambrano.

Andrés Molina, licenciado en composición coreográfica por IUNA y radicado en Buenos Aires desde 2001. Con amplia trayectoria como coreógrafo, actor e intérprete, ha trabajado con figuras como Guillermo Cacace, Diana Szeinblum y Celia Argüello. Participó en numerosos festivales internacionales y obtuvo el Premio Florencio Sánchez 2008 como Mejor Actor de Reparto. Actualmente es docente en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático.