Cuando las raíces bailan con el presente: Mónica Fracchia y Casta Diva recrean la identidad en movimiento

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Todo el elenco confluye en Rojo. Ph: Natalia Lojoya.

SUDAKAS se alza como un manifiesto coreográfico que abraza la complejidad cultural argentina sin complejos ni nostalgias

En AreA 623, el espacio ubicado en Pasco 623 que todos los jueves de agosto a las 21 hs se transforma en territorio de la danza contemporánea, Mónica Fracchia y su compañía Casta Diva presentan SUDAKAS, una obra estrenada en 2022 que ha encontrado en esta temporada su momento de madurez artística. No es casual que hablemos de un “imperdible”: estamos ante una creación que logra algo extraordinariamente difícil en el panorama coreográfico actual: fusionar sin traicionar, innovar sin olvidar.

Una coreógrafa que piensa en movimiento

Fracchia ha construido un lenguaje propio que trasciende las fronteras estilísticas tradicionales. Su fusión entre tango, folklore y danza contemporánea no es un experimento formal sino una búsqueda profunda: ¿cómo danzan nuestras identidades múltiples? ¿Qué cuerpo construye la Argentina contemporánea? Su mirada va más allá de la forma para adentrarse en la esencia misma de estas danzas, encontrando en cada género no solo su técnica sino su alma cultural.

Bailarines: Melanie Van Assche y Agustín Visetti. Ph: Natalia Lojoya.

Un recorrido por los territorios del ser argentino

La estructura de SUDAKAS funciona como un mapa emocional de nuestra identidad cultural, donde cada escena despliega una faceta diferente de esa complejidad que nos define.

Vidala: El susurro de la tierra

Melanie Van Assche y Agustín Visetti, secundados por el grupo, abren la obra con una Vidala que establece el tono poético de toda la propuesta. Aquí la danza contemporánea encuentra su conexión más profunda con lo telúrico, creando un momento de contemplación que prepara al espectador para el viaje estético que está por emprender.

Vidala, establece el tono poético de toda la propuesta. Ph: Natalia Lojoya.

Percusión: El latido colectivo

Mateo Mohr despliega su fuerza y expresividad en una secuencia donde el ritmo se vuelve protagonista absoluto. El elenco, marcando el compás con pequeños cajones de madera, va condicionando el espacio hasta transformarlo en un territorio sonoro donde cada movimiento dialoga con cada golpe. La percusión no es aquí acompañamiento sino lenguaje: los cuerpos hablan en ritmos que trascienden las palabras.

Nostalgias: Cuando el tango se reinventa

Valentina Martínez, Mateo Mohr y Agustín Visetti recrean técnica y expresivamente el clima nostálgico del tango, pero desde una perspectiva contemporánea que enriquece sin alterar la esencia del género. No estamos ante una copia sino ante una relectura: el tango como territorio emocional, no como museo de pasos codificados.

Bailarines: Valentina Martínez y Mateo Mohr. Ph: Natalia Lojoya.

Ring: La competencia como metáfora

En una de las secuencias más potentes de la obra, Melanie Van Assche, Giselle Cánepa, Milagros Gima, Martina Roldán, Brisa Velardez, Catalina Villamayor, Thomás Blanco, Mateo Mohr y Agustín Visetti logran transmitir el espíritu competitivo a través de destrezas que evidencian un alto nivel técnico. Ring funciona como metáfora de la supervivencia urbana, donde la danza se convierte en arena de combate y cada movimiento es una declaración de resistencia.

Capullito y Streap-tease: El humor que libera

Una de las virtudes más notables de Fracchia es su capacidad para incorporar el humor sin caer en la banalidad. Capullito, interpretado por Thomás Blanco, Brisa Velardez, Martina Roldán y Giselle Cánepa, junto con Streap-tease a cargo de Catalina Villamayor y Agustín Visetti, logra algo que muy pocas veces se consigue en la danza: la risa genuina del espectador. Aquí el humor no es pausa sino lenguaje, una forma más de habitar el movimiento sin solemnidades impostadas.

Bailarina: Valentina Martínez. Ph: Natalia Lojoya.

Chavela: La técnica como poesía

Valentina Martínez expone su técnica al servicio de la expresividad en Chavela, un momento que funciona como síntesis de todo lo que la obra propone: la virtuosidad técnica puesta al servicio de la comunicación emocional, nunca como exhibición vacía sino como herramienta expresiva.

Riña: El duelo ancestral

Mateo Mohr y Agustín Visetti logran una sólida coordinación de movimientos que evoca la riña de gallos, transformando la competencia animal en metáfora de tensiones humanas. La coreografía encuentra en esta secuencia su momento más primitivo y, paradójicamente, más refinado: cuando la danza abraza lo salvaje que llevamos dentro.

Bailarinas: Brisa Velardez, Martina Roldán y Giselle Cánepa. Ph: Natalia Lojoya.

Rojo y Chacarera: La celebración total

Todo el elenco confluye en Rojo y Chacarera con gran coordinación, técnica y expresividad, creando un momento final que hizo vibrar a toda la sala. No es casual que la obra culmine con una chacarera: después del viaje por todas las facetas de nuestra identidad, llegamos al momento de la celebración colectiva, donde las diferencias se disuelven en la alegría compartida del baile.

El trabajo de SUDAKAS trasciende lo puramente coreográfico para convertirse en una experiencia escénica total. La asistencia coreográfica de Valentina Martínez, la compaginación musical de Jorge Durietz, el diseño de vestuario de Laura Torrecilla, la iluminación de Fernando Muñoz y la selección musical que abarca desde anónimos populares hasta Lito Vitale, pasando por Cobián y Cadícamo, construyen un universo estético coherente donde cada elemento dialoga con los otros.

Bailarín: Mateo Mohr. Ph: Natalia Lojoya.

El prolongado aplauso del público no fue simple cortesía: fue reconocimiento. SUDAKAS logra algo extraordinariamente difícil: hacer que el espectador se reconozca en escena sin caer en facilismos folclóricos ni poses intelectuales. Es danza que piensa, pero también danza que hace sentir.

Fracchia: Una voz necesaria

En un panorama donde muchas veces la danza contemporánea argentina busca legitimación en códigos europeos o norteamericanos, Mónica Fracchia propone el camino inverso: encontrar en nuestras propias tradiciones el territorio de la innovación. SUDAKAS no es solo una obra: es una declaración de principios, una forma de entender la contemporaneidad desde nuestro propio lugar en el mundo.

Una vez más, Mónica Fracchia nos demuestra que la verdadera vanguardia no está en la ruptura sino en la profundización: cuando se excavas lo suficientemente hondo en las tradiciones propias, lo que aparece es el futuro.