Ringtone, la nueva creación de Brenda Angiel, marca su regreso a los escenarios después de años dedicados a la creación desde la dirección. Angiel vuelve a bailar en esta pieza autobiográfica que funciona como una reflexión sobre el paso del tiempo, las limitaciones corporales y la continuidad de la vida a través del movimiento.
La obra, presentada sin arneses ni sogas que la caracterizaron en sus trabajos de danza aérea, despliega un universo íntimo donde la coreógrafa dialoga con su propia trayectoria y construye un hermoso dúo intergeneracional con su hija Sara Becker, excelente bailarina y promisoria coreógrafa que aporta una nueva mirada al legado materno.

La estructura dramatúrgica de Ringtone resulta magníficamente articulada, fluyendo entre la filmación, la danza en vivo y los textos grabados por la propia Angiel. Esta construcción multimedial permite que la obra funcione en varios niveles narrativos simultáneos, creando una experiencia escénica rica y compleja.
El comienzo es paradigmático: una filmación a pantalla completa muestra el frente del estudio con Angiel ingresando, prendiendo las luces hasta ingresar al espacio, momento en que la acción se traslada al escenario real donde la coreógrafa inicia una danza que demuestra que el paso del tiempo no ha menguado ni su destreza técnica ni su expresividad. La metáfora del timbre que da título a la obra se materializa cuando, tocando efectivamente el timbre y permitiendo la entrada, se produce el ingreso escénico de los bailarines: Sara Becker, Agustín Farfán, Celina Rodríguez, Agustín Salinas, Guillermo Pérez y Giselle Pezoa.

La banda sonora construye otro de los aciertos de la propuesta. La música de Beethoven, específicamente “Para Elisa”, funciona como leitmotiv de toda la obra, interpretada en distintos ritmos y por diversos autores que van desde Beltrán, Sandro y los Bee Gees hasta Alexander Joseph, Damas Gratis y Destellos. Esta edición musical a cargo de Juan Pablo Arcangeli genera un arco sonoro que transita entre lo clásico y lo popular, espejando las tensiones generacionales que atraviesan la pieza.
La filmación incluye la notable actuación de Víctor Hugo Morales interpretando al médico que Angiel consulta por su artrosis de cadera, secuencia que ancla la ficción en una realidad corporal concreta y dolorosa, pero que lejos de victimizar, se constituye como punto de partida para la reflexión artística.

Los textos de Angiel permiten asomarse a la dualidad de sus pensamientos sobre lo que es correcto hacer en la danza contemporánea y lo que no, cuestionando determinados usos codificados como las corridas o ciertos elementos escénicos. El grupo de bailarines, de alto nivel técnico e interpretativo, se constituye en esa rebeldía de hacer lo que se siente y no lo que se debe. Así los vemos corriendo y finalizando con el famoso “trencito” de las fiestas, porque la vida continúa y es hermosa vivirla a pesar de los años y los inconvenientes.
Ringtone se revela como una obra madura, que utiliza la experiencia vital como material coreográfico sin caer en el sentimentalismo, construyendo en cambio una reflexión lúcida sobre la persistencia del deseo de bailar más allá de las limitaciones que impone el tiempo. Es, en definitiva, un trabajo que celebra la danza como territorio de resistencia y continuidad.
El equipo técnico y artístico que acompaña esta producción da cuenta del cuidado puesto en cada aspecto: las luces de Mauro Dann, el vestuario de Andrea Salzman con realización de Susana Cavalleti y Gabriela Meza López, el asesoramiento dramatúrgico de Lizzie Waisse, el asesoramiento actoral de Sofía Scheffer, la edición de video de Camilo Ortiz, los subtítulos de Daniel Fabio Silva, la filmación de Lucas D’Alo, Wenchi Hayzus y Pampa Brava Producciones, el estudio de grabación de voces Pomeranec música y sonido, y la asistencia general de Viviana Finkelstein.

Todos los sábados de septiembre a las 20 hs en la Sala AEREA, Bartolomé Mitre 4272, CABA.
La obra cuenta con el apoyo de Prodanza y del Mecenazgo Cultural de la Fundación Santander.