Cuerpos compostados

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Manifiesto Compost pone en escena cuerpos que renacen de la tierra mediante movimientos sacádicos. Ph: Laura Peña Nuñez.

A fines de septiembre y en dos funciones adicionales durante la primera semana de octubre, el Colectivo de Dominio Público presentó un proyecto que desplaza el protagonismo de la forma hacia la materia: cuerpos y tierra como territorio, peso, resistencia y origen, en una escena que vuelve al gesto primario.

El colectivo presentó Manifiesto Compost, una propuesta que florece como un oasis en medio del concreto de la ciudad de Buenos Aires. La obra, dirigida por Laura Peña Núñez y Fagner Pavan, se realizó en alianza con el Colectivo Reciclador en la huerta urbana agroecológica del Patio de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Desde esa tierra viva, el proyecto encontró su raíz y expuso un manifiesto.

Una obra dirigida por Laura Peña Núñez y Fagner Pavan. Ph: Andrés Manrique.

El colectivo entiende a la tierra como materia de vinculación, participación y colectivización de la performance, compartida con el público y con huertas comunitarias, abriendo un ciclo de cuidado y regeneración.

Manifiesto Compost pone en escena cuerpos que renacen de la tierra mediante movimientos sacádicos, como si un mundo apocalíptico hubiese dejado solo polvo. De ese polvo surge la danza, pero también las problemáticas que condujeron a ese aparente final.

El consumo hecho cuerpo: un deseo que pedalea hacia una meta imposible. La metáfora se vuelve acción cuando los intérpretes desentierran bicicletas de spinning y pedalean sin pausa, removiendo la tierra con su esfuerzo.

Tres cuerpos se retuercen como lombrices nacidas del compostaje. La escena traslada al público de la teatralidad a la huerta, invitando a repensar la relación con la materia, el cuerpo y el ciclo vital.

Despertar desde la tierra. Ph: Andrés Manrique.

¿Cómo es ser carne en esta tierra? Es una de las múltiples preguntas que esta propuesta sugiere. Tal vez sea mediante la vinculación con esa materia compostada que, al transformarse, vuelve a dar vida a nuevos elementos orgánicos, como las plantas.

En la tierra sobreviven nuestros muertos. En algunas culturas es a través de ella que nos conectamos con nuestros orígenes, con nuestras raíces. Esas imágenes brotan en este trabajo interdisciplinario de performance, danza y trabajo ecológico, dejando espacio para la reflexión de un público que, bajo la luz del sol, repiensa cómo seguir dando vida a la materia que Manifiesto Compost ofreció.

Porque esta performance trasciende: se convierte en un nuevo mapa de plantines creados por el grupo y subidos a la red. La experiencia performática vuelve a la vida por cada persona que se lleva parte del compost.