
La capital de Francia está en las entrañas mismas del tango.
A 40 años del debut de la compañía Tango Argentino en Paris, el bailarín, maestro y productor Luis Bruni, radicado en la ciudad luz desde hace cerca de dos décadas, estrenó un film documental “La época de Diamante” (L’Époque de Diamante, su título original).
En el film, Bruni hace una historización tan rigurosa como entretenida de la evolución del tango bailado, en el período de 1983 a 2001.
Narrado y co-dirigido por Bruni y Alejandro Rumolino, L’Époque… se fija en la influencia de los talentos argentinos que inyectaron desde el eje París-Broadway nuevos bríos al tango bailado durante esos 20 años.

Y lo hace desde un elaborado pensamiento histórico. La guerra de Malvinas, en 1982, es un hito que abre este período de “diamante” que influirá en todo lo que va a ocurrir de la cintura para abajo en las tanguerías y los escenarios.
“Las transformaciones del tango musical, tardaron 30 años en impactar en el tango danza”, explicó Bruni en el estreno de octubre en una sala a metros del Arco del Triunfo al que asistió Balletin Dance.
A continuación, Bruni explica cómo se llegó a Tango Argentino, el espectáculo musical que despegó en Francia, se hizo fuerte en Broadway y contribuyó a generar la última revolución global del tango.
Creado y dirigido por Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, dos personas que no venían del submundo del arrabal sino de los espectáculos teatrales internacionales, Tango Argentino (París, 1983) reunió a un elenco emblemático. Bailarines legendarios como Juan Carlos Copes y María Nieves, Héctor Mayoral y Elsa María, Virulazo y Elvira Santamaría, Carlos y María Rivarola, Nélida y Nelson Ávila, y Mónica y Luciano Frías. La música en vivo a cargo de Horacio Salgán, Ubaldo De Lío y el Sexteto Mayor (José Libertella, Luis Stazo, Mario Abramovich, Eduardo Walczak, Oscar Palermo y Enrique “Kicho” Díaz), las voces inconfundibles de Roberto Goyeneche, Raúl Lavié, Jovita Luna y Elba Berón aportaron la emoción de la poesía tanguera.

La influencia de Buenos Aires en París ida-y-vuelta, como en toda metafísica, plantea discrepancias y polémicas acaloradas, que Bruni elude magistralmente con rigor científico.
El film describe y muestra la creación de nuevas técnicas y la emergencia de grupos y artistas que se forjaron con tendencias pedagógicas nuevas. Y destaca la creación de una nueva técnica para la mujer.
Esta depuración comenzó con los bailarines profesionales, señala Bruni. Dos parejas fueron las pioneras: Juan Carlos Copes y María Nieves, y Gloria y Eduardo.
El film Tango Bar, Miguel Ángel Zotto y Milena Plebs, Tango X 2, Tangokinesis, Forever Tango, Carlos Gavito y Marcela Durán, Puppy Castelo y Graciela González, Pepito Avellaneda y Suzuky…. Son otros hitos de la era diamantina que recoge Bruni, él mismo bailarín de formación clásica, ex integrante del Ballet Argentino de La Plata.

Todos los protagonistas que dejaron huella en la historia reciente del tango —como capas geológicas que se superponen y dialogan entre sí— encuentran su lugar en la película de Bruni y Rumolino. La época de diamante no solo documenta un período dorado del tango bailado, sino que lo analiza con precisión casi arqueológica, revelando cómo cada artista, pareja y espectáculo contribuyó a esa expansión global que redefinió la danza porteña desde París hacia el mundo. Con la mirada sensible de quien fue testigo y protagonista de esa evolución, Bruni propone un recorrido que combina memoria, historia y emoción, y que, según se anticipa, podría llegar a estrenarse en Argentina en 2026.
París es Buenos Aires.
Busquemos un origen en esta relación que conecta la capital argentina con la de Francia: Gardel y Canaro.
La música mandaba en esa época. La danza decoraba de fondo en películas y escenarios. Dos tangos (por lo menos) hablan de la relación primigenia en París: Gardel en París, música de Jaime de los Hoyos y letra de Celedonio Flores / Nolo López. Y Anclao en París letra de Enrique Cadícamo y música de Guillermo Barbieri, grabado por Carlos Gardel en París el 28 de mayo de 1931.
Pero vayamos unos años antes. En 1925, hace 100 años (¡un siglo!) la mejor orquesta de tangos de París era la de Francisco Canaro. Gardel embarcó hacia allá con sus músicos y con Antonio, el chofer de su auto Graham Paige, en 1928. Tocaron en un teatro de Campos Elíseos y en el Florida de la calle de Clichy. Balletin Dance constató en los archivos del cabaret Le Lapin Agile del Montmartre (que sigue existiendo) el paso del zorzal criollo por esa sala mítica. Luego Cannes, Niza, Toulouse para ir luego a España: Barcelona y Madrid.
En 1931 Gardel y su grupo regresa a Francia. En Niza conoce a Charlie Chaplin. Su primera película, Les Lumières de Buenos Aires, se rueda en Joinville.
Al año siguiente, realiza un último viaje a Europa para rodar películas para la compañía Paramount.






