Néstor Pastorive le pone el cuerpo a un proyecto de la artista francesa Nina Laisné que homenajea la obra de la destacada pianista cordobesa Hilda Herrera. Esta semana inicia una gira de veinticinco presentaciones por toda Francia.
Silbando bajito y sin alardes, con la misma impronta con la que construyó una carrera artística sólida y encomiable, Néstor ‘Polaco’ Pastorive estrenó en abril de este año un espectáculo de danza folklórica en Francia, que lo tiene como único protagonista. En estrecha colaboración con la artista trans local Nina Laisné dio a luz ‘Como una baguala oscura’, una suerte de homenaje danzado a la obra de Hilda Herrera, que dialoga con otros proyectos de Laisné ligados a la figura de la genial pianista nacida en Capilla del Monte, Córdoba, hace 91 años.
En sus últimas horas en Buenos Aires antes de viajar nuevamente a París, Balletin Dance encuentra al coreógrafo y bailarín en la intimidad de una sala de práctica. “No tengo nada pautado acá, pero para mantenerme en movimiento y recordar la obra organizó mis propios ensayos. Necesito estar bien con el cuerpo. Por la edad, el no estar un tiempo en movimiento me resiente mucho”, confiesa.
Hasta el momento, ‘Como una baguala oscura’ lleva realizadas sólo dos presentaciones en un importante complejo de salas de Besanzón, en el este de Francia. “La temporada fuerte empieza ahora, con el Festival de Otoño”, explica el artista. En efecto, tiene programadas al menos veinticinco funciones de la obra hasta marzo próximo. Sin embargo, Pastorive no permanecerá en Europa todo ese tiempo sino que irá yendo y viniendo al compás de los compromisos asumidos. La tierra tira.
¿Cómo empezó este proyecto?
Nina es muy amante del folklore argentino y tiene una conexión muy especial con Hilda Herrera desde su niñez. La conoce desde siempre y cada vez que Hilda viajó a Francia la fue a ver. Nina le produjo a Hilda un disco que fue grabado en Buenos Aires, en el estudio Aguaribay. A la par del disco, Nina estaba armando una obra con un bailarín francés, François Chaignaud, de la que también participa (la cantante catamarqueña) Nadia Larcher, con miras a estrenarla en 2025. Es una obra sobre música folklórica argentina y peruana. En ese proceso, Nina y el bailarín vinieron a la Argentina a estudiar. Acá se encontraron con Margarita Fernández y fue ella la que les recomendó que tomaran clases conmigo. Hicimos dos o tres clases con ellos tres: Nina, Nadia y François.
¿Cómo siguió todo?
Parece que les gustó mi toque musical al zapatear, que fue lo que me dijeron. Esto fue hace dos o tres años. Tiempo después volvieron a pedirme una semana de clases intensivas. Pero ya antes de viajar a Buenos Aires, Nina me contó sobre el disco de Hilda y su deseo de que ese otro proyecto no quedara ahí sino que pudiera ser llevado a escena. Fue entonces cuando me propuso sumarme para armar una obra basada en la música de Hilda Herrera.
EL MOTOR
Sobre las motivaciones de Nina Laisné (39 años) para emprender estos desafíos, Pastorive señala que, “si bien ella estudió artes plásticas, es esencialmente música, guitarrista. Y estudió mucho tiempo con un guitarrista argentino que a su vez había estudiado con Hilda. Es decir que estaba muy relacionada con sus melodías. Pero aparte, es una persona que investiga todo, es una computadora, no para. Si bien nosotros decimos que la obra es una colaboración, ella es prácticamente la directora porque es el motor, la cabeza del espectáculo”, la elogia.
La creación coreográfica corrió por cuenta de Pastorive, claro, aunque él insiste en destacar el aporte de su colega francesa “porque yo, como único bailarín en escena, necesité mucho de su mirada desde afuera”. La obra posee un argumento sugerido basado, en parte, en una entrevista que la propia Nina le realizó a Herrera a propósito de la grabación del álbum. “Nina nos dijo que encuentra una conexión entre la manera de tocar de Hilda y mi manera de zapatear, ambas con mucho peso folklórico pero con rasgos del jazz y de otras músicas”.
Pastorive conocía a Hilda Herrera a través de sus creaciones pero “no estaba en contacto con su música en este tiempo”, admite. Asistió, pues, a la grabación del álbum y de sucesivos reportajes para “escucharla hablar, poder comer algo juntos, compartir un tiempo creativo”.
La pianista no ha podido ver la obra todavía: por su edad avanzada no se arriesga a viajar a Europa; pero quizás tenga la oportunidad de aplaudirla si prosperan las tratativas para que ‘Como una baguala oscura’ integre la programación del próximo Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA).
UN RIESGO
Siendo un proyecto que lo aleja, en parte, del estilo de baile que se le conoce, ¿cómo se sintió?
Yo me siento bárbaro. Es un gran desafío porque uno siempre está expuesto al qué dirán; pero como artista asumo un riesgo que con el tiempo me puede llevar a un crecimiento. Me gusta hacer esta obra, la hemos trabajado mucho poniendo y sacando cosas. Nunca ensayé de esta manera, haciendo tres residencias en teatros donde te dan todo para que vos te dediques únicamente a ensayar. Pude opinar también, y eso es valioso.
¿Sobre qué aspectos?
En el vestuario, por ejemplo. Porque la obra tiene un tinte contemporáneo; no de danza contemporánea sino de ser una obra actual, con una luz muy cinematográfica, en la que no todo se entiende fácilmente. El espectador trabaja bastante. En lo personal, me abrí a la mirada de una chica que ve al folklore argentino con conocimiento pero desde su mirada francesa, que lo siente de un modo especial y que a la vez entiende las demandas del arte internacional, lo que se está mostrando hoy en día y cómo se puede expandir este hecho cultural a otros lugares.
Después de las cuatro funciones previstas en el marco del Festival de Otoño parisino, en el Teatro Chaillot, hasta el próximo domingo, la obra seguirá su recorrido por otros teatros nacionales. En octubre llegará a Blois y en noviembre a Bourges y Malakoff. Ya en enero visitará Caen, Montpellier y Toulouse, para continuar por Sète, Metz, Angers y Annecy, entre otras ciudades.
“Lo primero que le dije a Nina cuando me contactó es que tenía cincuenta años”, recuerda Pastorive volviendo al tema de la edad y los supuestos achaques. “Mirá que cuando se estrene voy a tener 52…Pero Nina me dijo que buscaba una persona con experiencia, que no le importaban la edad ni mostrar un cuerpo joven. Mi gran miedo era saber si podría transitar una obra de una hora y cuarto de duración sin problema, y hoy puedo decir que la estoy llevando bien”.
“El otro problema que tengo es el de no poder compartir”, reconoce, casi melancólico. “Estoy acostumbrado a estar en grupo y me siento muy solo. Ahora mismo estoy acá, en la sala de ensayo, sin nadie que me acompañe, cuando toda la vida estuve rodeado de compañeros”. No obstante, mientras se despide vuelve a declararse “feliz” de contar esta historia, de este modo, tendiendo otro puente a la danza folklórica argentina para conectarla con el mundo.