La danza, presente en la celebración navideña de Disney

Películas y personajes animados de todos los tiempos convocan a las familias a anticipar las Fiestas en el predio de Ciudad Universitaria. Analía González devela el armado coreográfico del espectáculo que encabezarán Topa y Laurita Fernández.

Será el primer espectáculo de estas características que esa fábrica de sueños llamada Disney presente en la región. Un megashow de Navidad con todos sus personajes, cuadros musicales basados en sus películas clásicas y la presencia de dos entusiastas anfitriones: Topa, que regresa de este modo a la casa que lo consagró como un ídolo infantil, y Laurita Fernández, en su primera incursión en este universo de fantasías.

Claro que la propuesta de ‘Disney celebra: Una Navidad inolvidable’ no se agotará en el escenario sino que traspondrá sus límites para convertirse en una experiencia aún más completa y para toda la familia, con food trucks, escenografías instagrameables, tiendas de merchandising y un árbol navideño de veinte metros de altura donde el público menudo podrá dejar su carta para Papá Noel.

Al frente de todo el engranaje escénico se encuentra el director Ariel del Mastro y junto a él, la coreógrafa que lo acompañó en éxitos recientes como ‘Matilda’ y ‘School of Rock’: Analía González.

En los estudios Ronda de Martínez acaba de terminar una pasada de cuatro de los cuadros musicales del show que debuta el próximo 12 de diciembre en el campo de deportes de Ciudad Universitaria y todo es algarabía. Los bailarines se abrazan, un grupo de cantantes se amucha para la foto y el equipo creativo no oculta su satisfacción por los avances. “Casi sin voz pero contenta”, Analía González se presta al diálogo con Balletin Dance.

-¿Está así por el cansancio? ¿Por los nervios?

-Es un poco de todo. Venimos trabajando en este proyecto desde julio, es algo muy muy grande, que tiene muchas particularidades pero dos que son fundamentales: la espacialidad, porque el escenario es algo completamente nuevo, y el universo en el que uno se sumerge, que debimos investigar muchísimo, del que hubo que empaparse.

-Debían ser fieles a la inventiva de Disney.

-Claro. Y al abordar muchas películas son muchos los mundos que hay que respetar. Existe un universo, que es Disney, y muchos mundos, que son cada una de las películas de Disney: ‘Wish’, ‘La sirenita’, ‘El rey León’, ‘Aladdín’, ‘Frozen’, ‘Encanto’… Es por eso que a nivel coreografía estuve estudiando mucho, vi de nuevo las películas, investigué los personajes, me empapé de la música, imaginé las geografías, los colores, las texturas, los aromas.

-¿En cada uno de esos mundos se baila diferente?

-A mí como coreógrafa me gusta la fusión de lenguajes. Esa es mi línea, me atrae la diversidad. Más allá de que mi núcleo, mi corazón está en la danza contemporánea, he bailado otros estilos, los estudié mucho, y a la vez me nutro de gente que baila danzas urbanas, folklore, ballet. Siempre aprendo de ellos. La riqueza está en poder encontrar diversidad a la hora de transmitir. Y pienso que una clave de este proyecto en particular es también intentar no repetirme en cada uno de los mundos que vamos a recrear para que un show de esta magnitud conserve su magia. Hay escenas en el fondo del mar, en diferentes pueblos, en viaje, y en cada una de ellas debimos modificar intensiones, diseños de movimientos, improntas a la hora de bailar, para que los intérpretes puedan vivir plenamente eso que una está buscando transmitirle al público a través de la danza.

HOJA DE RUTA

Para lograr su cometido, la coreógrafa de ‘Disney celebra: Una Navidad inolvidable’ cuenta con el acompañamiento de dos asistentes (Maia Roldán y Damián Gómez) y un coreógrafo asociado, Nicolás Blanzari, experto de danzas urbanas y con el que Analía trabaja por primera vez.

“Con Maia y con Damián hicimos una previa de montaje de un mes y medio, todos los días, para poder contar con una hoja de ruta muy clara a la hora de plasmar nuestras ideas a través de tantos artistas. Nada se creó en el momento sino que existió una maqueta súper pensada, ensayada e investigada previamente en equipo”, cuenta.

-¿Qué desafíos les plantea el espacio?

-Es sumamente particular a nivel arquitectónico y en cuanto al tamaño. Consta de un gran escenario, una pasarela circular que rodea a una parte del público y otra lineal que conduce a un gran árbol de Navidad. De extremo a extremo de la pasarela hay cien metros de distancia. Es algo único.

TODOS BAILAN

La línea de bailarines reúne a una veintena de artistas jóvenes pero de muy sólido recorrido en el teatro y la televisión (Fer Vera, Maia Roldán, Pedro Vega, Ariel Gómez y tantos otros). Pero Analía González debe lograr también que las figuras protagónicas del show (Topa, Laurita, Angela Torres, y las invitadas especiales, Flor Bertotti, Karol Sevilla y Soledad) se luzcan en los cuadros musicales. Y a juzgar por el trabajo que se vio en el ensayo abierto a los medios de prensa, vaya si lo está logrando.

“Observo, escucho, me gusta pensar que la expectativa se construye de las dos partes. No tengo expectativas iniciales sobre las figuras y espero que ellas tampoco las tengan sobre mí. Esa es siempre mi primera bajada en el diálogo con los artistas con los que me toca trabajar: ‘conozcámonos y construyamos juntos’. A mí como creativa lo que más me interesa es que un intérprete sea feliz, que se sienta cómodo, que pueda enamorarse de la propuesta que le hago, porque a partir de ahí ocurre todo lo demás. Si el artista está incómodo, si se siente sobreexigido o poco valorado, hay algo que se seca, que no brilla, y el trabajo no llega al público. Si nuestro objetivo como equipo creativo es el público, hay un algo antes que es el intérprete. Al artista me gusta conocerlo en una charla, al compartir un mate, y observarlo trabajar, ver cómo se mueve en las otras áreas. Y a partir de ahí identificar las limitaciones y toda la riqueza que seguramente tiene cada uno de ellos”.

Ensamblar a artistas con distintos niveles de preparación en la danza es algo que la coreógrafa dice haber aprendido del teatro musical. “En ese acto está la magia de poder construir un todo. Que no estén los bailarines por un lado y los actores o cantantes por otro; que exista una unidad. Y en esa unidad algunos tienen que bajar y otros tienen que subir. Como directora, mi misión es encontrar los recursos para que el que tenga que bajar quiera hacerlo amablemente, y el que tenga que subir se exija nutriéndose del otro. Pienso que así debería ser el mundo, así deberíamos funcionar como sociedad, y yo lo traslado al arte, a lo escénico. Esa es mi fórmula de trabajo.

-¿Qué compromiso extra le genera el sello Disney?

-Sin duda que existe un compromiso. Este es un proyecto muy macro en el que me siento valorada y contenida. Hay producción, hay escucha, siempre están pendientes de lo que uno necesita. La exigencia está dada porque es Disney, claro, y también porque cada canción, cada escena me recuerda haber visto esas películas de niña y ahora con mis hijes. Hay algo de lo multigeneracional que tiene Disney que es fabuloso. Como artista me interesa que esta intención que tiene el arte de modificarte y dejarte pensando pueda llegar a todos. Cada día pienso cómo hacer para que eso suceda.