El Ballet Estable del Teatro Colón, presentó hasta mediados de noviembre el ballet ‘Romeo y Julieta’ con coreografía de Sir Kenneth MacMillan y música de Sergei Prokofiev.
El estreno se realizó el día domingo con los bailarines invitados: el argentino radicado en Nueva York Herman Cornejo e Isabella Boylston ambos del American Ballet Theatre de Estados Unidos. El resto de las funciones recayeron en el elenco local: Juan Pablo Ledo y Camila Bocca, y Jiva Velázquez y Natalia Pelayo.
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Esta historia universal de amor, pasiones eternas y muerte, está inspirada en el texto dramático de William Shakespeare de 1594.
En esta oportunidad el elenco dirigido por Mario Galizzi, tuvo el privilegio de trabajar junto a los repositores Susan Jones y Robert Tewsley (ex primer bailarín del Royal Ballet de Londres) quienes realizaron un excelente trabajo con la compañía.
Boylston y Pelayo como Julietas (los dos repartos a los que asistió quien escribe), lograron transitar los diferentes estadios que propone este difícil rol en lo interpretativo: inocentes, enamoradas, determinadas y trágicas hasta encontrar la muerte. Lo técnico tampoco fue un problema para ellas, ambas se lucieron en los momentos claves con exquisita y pulida técnica (escena del balcón y alcoba) para finalizar en el punto más álgido y dramático de este drama: la escena final en la cripta.
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Por su parte, los Romeos: Herman y Velázquez fueron madurando el personaje a medida que transcurría la noche. Los dos fueron nobles partenaires, dispuestos a resaltar el rol de sus amadas.
Cornejo demostró esa noche por qué lleva 20 años en la escena estadounidense como primera figura. Sus desplazamientos y transiciones fluyeron naturalmente en cada escena, dotado de una técnica sólida y de unos hermosos pies que además sabe cómo usar.
Jiva Velázquez debutó con solvencia en este difícil rol. Mantuvo una fluida comunicación con Pelayo en todo momento y aunque en lo técnico no estuvo tan preciso como es habitual en él, celebramos ver nuevos y talentosos bailarines afrontando protagónicos en nuestro primer coliseo.
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Se destacaron en las dos funciones:
Ludmila Galaverna como Rosalinda (fina y elegante) Camila Bocca en las prostitutas (desfachatada, pícara), Nahuel Prozzi como Teobaldo (arrogante con precisa actuación), Emanuel Abruzzo como Mercucio (versátil, histriónico y de justa energía). Los históricos, de impecable interpretación y tan necesarios para una casa de esta envergadura: Natalia Saraceno como Lady Capuleto, Igor Gopkalo como Lord Capuleto, Claudia Pereyra Sábato como Lady Montesco, Martín Foronda como Lord Montesco y Norma Molina como Nodriza.
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Y para finalizar un cuerpo de baile muy preciso y atento en cada una de las escenas.
Romeo y Julieta, con coreografía de Kenneth MacMillan y música de Sergei Prokofiev, por el Ballet Estable del Teatro Colón. Dirección: Mario Galizzi. Con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Dirección: Carlos Prazeres. Reposición: Susan Jones y Robert Tewsley. Escenografía y vestuario: Nicholas Georgiadis. Iluminación: Rubén Conde.