El artista es el encargado del diseño coreográfico de ‘Come From Away’, que realiza sus últimas funciones en Buenos Aires antes de debutar en Madrid. Junto a la directora Carla Calabrase analiza su rol en la puesta y la importancia del trabajo en equipo.
Cuando el próximo 11 de septiembre la elogiada puesta argentina del musical ‘Come From Away’ debute en el Teatro Marquina de Madrid dando inicio a una temporada de al menos seis meses, lo hará con la casi totalidad del elenco que actualmente lo representa en el Maipo porteño, y con su equipo creativo a pleno. Entre ellos figura Agustín Pérez Costa, un talentoso y joven coreógrafo, bailarín y actor que inició su formación siendo adolescente y se fogueó en la escena independiente integrando los elencos de obras como ‘Sádica’, ‘La máscara de hierro’, ‘La carnicería’ y ‘Juicio a lo natural’, antes de dar el salto al circuito teatral comercial.
Mientras transita las últimas semanas de funciones en la señorial sala de Av. Corrientes y Esmeralda, el artista se confiesa “muy emocionado de seguir contando una historia tan emotiva, bella y sana, que ahora tendremos la posibilidad de expandir a otros lugares del mundo”. Admite, no obstante, la nostalgia que ya siente por dejar Buenos Aires y el ritual de subirse al escenario del Maipo, al que en parte considera su casa después de haber trabajado allí en títulos como ‘Shrek’ , ‘El curioso incidente del perro a medianoche’ y ‘Sueño de una noche de verano’.
“En este momento tan raro que vivimos como sociedad, poder compartir un relato que habla de empatía y humanidad es un regalo que vivimos. Me siento muy contento y afortunado”, confió Pérez Costa ante Balletin Dance sobre la obra que narra la epopeya protagonizada por los habitantes de un remoto pueblo canadiense durante los acontecimientos del fatídico 11S.
Respecto al trabajo específico que le tocó encarar cuenta que ‘Come From Away’ posee “una puesta en la que todo es una gran coreografía, desde que comienza hasta el acorde final. No hay pasos de baile específicos sino que todo lo que se ve en escena, el mobiliario, las sillas y mesas, los accesorios, e incluso las transiciones entre escenas, forman parte de una gran coreografía. Para mí fue un gran desafío porque debí estar atento a todo durante toda la obra. No existe un momento musical preciso en el que haya tenido que marcar movimientos de danza sino que la puesta completa requiere del trabajo del coreógrafo para que el cuento tenga la magia que lo caracteriza”.
-¿Y cuál considera que es esa magia?
-Que es una historia contada de una forma distinta a la de otras propuestas del teatro musical. Esta funciona como un reloj perfecto, demorarse un segundo en una situación atrasa lo que sigue.
En ese sentido, la directora de ‘Come From Away’, Carla Calabrese, entiende que “el diseño coreográfico en un musical tan particular como éste se vuelve fundamental. Porque no se trata de adornar con bailes y movimientos superfluos sino que todo lo que sucede y mueve al actor expresa verdad y sigue contando la historia desde la profundidad. Si bien considero que debería ser así en todos los musicales, hay algunos en los cuales la danza y el canto no entran de manera tan natural como en esta obra”, opina. “En ‘Come From Away’ la danza es parte del alma de los habitantes de Gander y las coreografías acompañadas de sillas y de un plato giratorio expresan la simpleza y la austeridad de llegar a un lugar desconocido en donde lo más importante es la calidez de la relación entre los seres humanos”.
-¿Qué dificultades le planteó el uso de ese plato giratorio en el centro de la escena, Agustín?
-Es una herramienta que cada vez que aparece tiene un porqué hacerlo. No es sólo un efecto visual sino que gira en función de algo que se quiere contar. Es muy interesante porque le da una vuelta de tuerca más a la expresión en el teatro musical, forma parte de la narrativa del espectáculo. Yo nunca había trabajado con un plato giratorio y me encantó, lo disfruté muchísimo.
-En el elenco conviven artistas de distintas edades y preparación física. ¿Cómo se adaptó?
-Es cierto que son todos muy diversos y que algunos tienen mayor entrenamiento que otros. Pero siento que, al estar contando un hecho verídico, esta es una obra de personas reales que me permitió trabajar sobre cada cuerpo, tomar de cada actriz y cada actor su particularidad y explotarla. En ese sentido, es muy rico trabajar con cuerpos y preparaciones diversas porque el resultado de la unión termina siendo algo fantástico.
EN ESCENA
Sobre su destaque en el cuadro del bar, donde protagoniza un baile irlandés pleno de energía, dice Pérez Costa que no estaba previsto inicialmente y que, de hecho, ni siquiera existe ese pasaje en la puesta original. “Durante un ensayo me puse a bailar queriendo marcar un tiempo, Carla me vio y me dijo ‘quiero que lo hagas’. ¿En serio? ‘Sí, eso queda’. Y así nació ese momento que ahora disfruto mucho porque además de ocuparme de que todo lo coreográfico fluya, tengo la posibilidad de mostrarme como artista en escena”.
-Verlo trabajar con los actores y actrices durante los ensayos permite apreciar el cariño y el respeto con que los trata.
-Es así, y agradezco esos espacios que me da la directora para que yo pueda, aún hoy, seguir trabajando en mantener la precisión que requiere la obra. No concibo el trabajo sin que sea amable y agradable para todos. Naturalmente hay una exigencia y un nivel que hay que alcanzar, pero siempre con una sonrisa y una buena energía para que todo salga. En el teatro siempre puede existir algún momento tenso, pero no es lo que sucede en The Stage Company (la empresa productora) y en el Maipo. Acá hay una calidad humana que se emparenta con el mensaje del espectáculo. Creo que la energía que tenemos como equipo se transmite a la platea.
-Y usted, Carla, ¿por qué lo eligió a Agustín?
-Confío plenamente en él. Es un ser humano lleno de talento, paciencia y amor. En ‘Come From Away’ en particular, admiro su capacidad de interpretar lo que quiero expresar y lo que la obra necesita, tanto en la dirección coreográfica como en su impecable desempeño como actor, coreógrafo y bailarín. Agustín aporta fluidez y naturalidad en sus coreografías y su facilidad para la comunicación con los actores y para interpretar la mirada de la dirección general hace que sea un pilar fundamental. Entiende el trabajo en equipo, en el que todos dejamos nuestros egos de lado y los resultados están a la vista.
En poco más de veinte días Agustín Pérez Costa pondrá rumbo a España (donde se encuentra radicado su hermano Nicolás, también actor y director teatral) para encargarse de adaptar al escenario del Marquina la puesta coreográfica argentina de ‘Come From Away’. Permanecerá en Madrid acompañando la obra los seis meses que dure la temporada. Está feliz y expectante, pero ya sueña con el regreso.