Al Maestro con cariño: una obra en homenaje a Santiago Ayala

0
232
Figuras que acompañaron al Chúcaro en algún momento de su vida aparecen en la obra junto con los personajes creados por el Maestro. Ph: Rubén Imbrogno.

En ‘El Chúcaro, la historia’, Leonardo Freire traza un recorrido por la vida del gran bailarín folklórico a través de material fílmico y recreaciones danzadas.

No habrá sido fácil para Leonardo Freire decidirse a ponerle el cuerpo a esta idea que vino macerando en él durante muchos años. La figura de Santiago Ayala, ‘El Chúcaro’, el gran bailarín folklórico argentino, sigue estando viva y presente, como lo están muchos de sus continuadores, y la fidelidad con que contara su historia de vida corría el riesgo de ser cuestionada, tanto como la forma que eligió de llevarla a escena.

Sin embargo, Freire asumió el riesgo (que bien podrían haber tomado otros grandes bailarines pero no lo hicieron) y salió al ruedo con una obra artística y documental que intercala registros fílmicos históricos con recreaciones de los principales momentos de la vida del Maestro.

Material fílmico y recreaciones danzadas constituyen la columna vertebral del tributo imaginado por Leonardo Freire. Ph: Rubén Imbrogno.

Si por algo se destaca Freire como director general de ‘El Chúcaro, la historia’ es por haber sabido generar climas y dibujar postales de una atrayente belleza. Más allá de lo que ocurre dentro mismo de cada escena, el resultado termina siendo la pintura de momentos muchas veces imaginados, subrayados en este caso por una iluminación expresiva que pareciera colorear el conjunto de un tono sepia acorde al relato.

La travesía comienza en Córdoba, en el Cine-Teatro Apolo, donde un adolescente Santiago Ayala (Dylan Frágoli) se encandila con las mudanzas de dos zapateadores “salvajes” que aparecen en la película ‘Las luces de Buenos Aires’, filmada por Gardel en París. Una pantalla ubicada a un costado del escenario recupera aquellas destrezas en blanco y negro, mientras en escena se observa al jovencito intentando sus primeras mudanzas. La llegada a ese mismo ámbito de otro zapateador, Luis Colazán (Freire), marca el inicio formal del recorrido de Ayala en la actividad artística. De aquellos juegos iniciáticos de taco y punta, la llegada a Buenos Aires en un tren de carga y los primeros años en la gran ciudad da cuenta el propio Chúcaro en voz e imagen en una entrevista rescatada para la ocasión.

Un presentador enfático introduce su actuación en La Querencia, emblemática peña de la Avenida de Mayo, y la figura de Atahualpa Yupanqui (Gustavo Loto) aparece de soslayo acunando en acordes el zapateo del forastero. De la amistad del Chúcaro con Juan Perón hablan el propio protagonista y las imágenes. Fue el político y militar el que le pidió “un show for export pero con color local” para agasajar a unos invitados extranjeros en la Quinta de Olivos, y La Inspiración (Joselyn Porcel) visitó al Maestro en sus sueños aquella noche dando vida a las ahora tan extendidas destrezas con lanza, cuchillo y boleadoras.

Más allá del rescate histórico, la puesta de Freire consigue crear postales de sugerente belleza. Ph: Rubén Imbrogno.

COMPAÑERAS

La llegada a su vida de Dolores Román, La Dolores (Ivana Ricchione), su primera compañera de baile y la única mujer con la que El Chúcaro se casó, es retratada a través de un sugerente contrapunto de zapateo español y gauchesco. También la aparición de Norma Viola (Luz Pedroso), años más tarde, y el modo de crear que tenían.

Desde allí son El Chúcaro y Norma los que sostienen el relato desde el video, dando cuenta del camino recorrido y la coronación de sus carreras al lograr la formación del Ballet Folklórico Nacional, cuyo debut en el Teatro Colón el 9 de julio de 1990 es recreado a partir del malambo que ofreció aquella noche el bailarín Roberto Herrera (encarnado por Frágoli).

En una escena conmovedora, ya sobre el fin de sus días, el Maestro es visitado por algunas de sus relaciones (La Dolores, Norma) y por personajes de sus obras ‘Danza de las hilanderas’, ‘Juegos pampeanos’, ‘Martín Fierro’, ‘Romance entre el espantapájaros y el maizal’. Nicolás Minoliti, en la piel de El Chúcaro, alcanza en ese instante el cénit de una actuación incuestionable: tiene prestancia, rigor técnico y la emotividad necesaria para sobrellevar el peso del personaje que le fue confiado sin dar pasos en falso.

Alguno dirá que Freire se tomó algunas licencias al llevar a escena la historia del Maestro y tal vez sea cierto, pero esas libertades no deslucen en nada un trabajo serio y respetuoso, de un revisionismo necesario para la danza y el folklore argentinos, que merece tener larga vida.

A pedido del público se agregó una nueva función de ‘El Chúcaro, la historia’ para el sábado 7 de septiembre a las 23.50 hs en Hasta Trilce, Maza 177, CABA.

Entradas por Alternativa Teatral.

Artículo anteriorPoesía multicolor
Artículo siguienteJamonas
Daniel Sousa
Licenciado en Periodismo (USAL). Es Subjefe de Redacción y Editor de la sección Espectáculos del Diario La Prensa, de Buenos Aires. Además, es responsable del sitio web de noticias de Radio Meridiano (Mercedes, BA). Escribió en las revistas Fortuna, Danza Europa y Américas (Reino Unido), Destino Zero (España), Buenos Anuncios, Ohlanda, Buzz, OrientAr, TravelArg, Off, y en el Diario Perfil. Ligado a la danza desde su niñez, fue integrante del Ballet Salta y realizó giras al exterior con distintas compañías de tango y folklore. Es jurado de los Premios Hugo al Teatro Musical y miembro de la Asociación Premios Chúcaro a la Danza Folklórica.