La fuerza de lo colectivo

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La fuerza principal del trabajo radica, sin dudas, en la grupalidad. Ph: Adrián Arellano.

Hay algo inusual en los trabajos de David Señorán, pensados en su relación con el común de las producciones independientes de danza de la ciudad; ha creado una compañía de unos quince bailarines con muy buen nivel que, de forma bastante estable, se mantiene a lo largo del tiempo produciendo obras a través de las que emerge un lenguaje y una estética propias que se han convertido en su sello personal.

Su más reciente estreno es Avalancha, que vio la luz el pasado 13 de septiembre en Aérea Teatro, la sala de Brenda Angiel en la que el coreógrafo ya ha estrenado, al menos, otras dos obras anteriores.

En un espacio escénico despojado, la puesta se reduce a un diseño de luces a cargo de David Seiras y una proyección partida en dos pantallas instaladas casi a la altura del  techo.  Lo interesante de esa ubicación es el modo en que puede hacernos imaginar, al igual que en un paisaje montañoso, el desprendimiento de un algo que cae arrasando con todo lo que encuentra en ese camino precipitado de cuesta abajo, volviéndose más trascendente para la dramaturgia de la obra, esa configuración espacial que aquello que se proyecta y que no termina de decidirse entre lo figurativo y lo abstracto.

El vestuario diseñado por  Alejandro Mateo es un ensamble de recortes y texturas con materiales y telas varias entre las que se distingue el jean y el jogging, de modo que, si por momentos el lenguaje de movimiento nos lleva a un pasado lejano en el que aparece cierta evocación de lo que podría representar la producción de pinturas rupestres, ésta convivencia entre lo prehistórico y lo contemporáneo nos hace pensar en una suerte de distopía o un estado de ser fuera del tiempo; tal vez para enfatizar su carácter abstracto y no ajustado a ninguna época, sociedad o coyuntura particular o, tal vez, para señalar cuánto nos cuesta aprender y dejar de reeditar los mismos errores como si fuesen algo nuevo.

Entre los aciertos más grandes de la obra de Señorán se encuentra su particular manera de enlazar escenas, en las que conviven diferentes situaciones coreográficas que juegan juntas; casi nunca idénticas pero familiares entre sí, permitiendo que el despliegue de cada dúo o sólo en simultáneo se perciba como una totalidad a pesar de la diferencia y conduciéndose de una situación a la otra sin que ningún momento termine de agotarse; simplemente, ya está sucediendo algo nuevo en otra parte, constituyendo un nuevo foco de interés para el espectador.

Pero la fuerza principal del trabajo radica, sin dudas, en la grupalidad. Una potencia colectiva en la que resulta difícil distinguir masculinidades y femineidades e incluso reconocer certeramente los personajes que fugazmente destacan por encima del grupo en cada momento; tal vez, como si el director quisiera enfatizar nuestra pequeñez frente a la enormidad del universo o de las catástrofes naturales. En todo caso, ya desde trabajos anteriores y, particularmente, en La sombra de una nube (2021), el coreógrafo viene demostrando su interés en cómo la danza puede ocuparse de temas sociales, lo que debería llevarnos a pensar en qué tipo de metáfora construye en ésta sublimación poética en la que los cuerpos se despersonalizan para construir una conciencia colectiva más importante que sus individualidades. Funciona a la vez como manifiesto y  llamado de atención: frente a un sistema enorme que parece dispuesto a avanzar sobre nosotros sin dudas ni remordimientos o puestos a resistir el ímpetu de la naturaleza que no “nos hace” sino que simplemente “hace”, pero que en ese “hacer” es capaz de devorarnos, nuestra única fortaleza y posibilidad de supervivencia parece radicar en el deseo y la voluntad de permanecer juntos.

Performers: Melina Ansai, Miranda Basso, Alejo Burgos, Lautaro Cianci, Lucas Coliluan, Agustín Farfán, Luis Garbossa, Luana Garcia, Valentin Garro Leyes, Lucia Girardi, Sofía Muñoz, Euclides Pérez, Virginia Rossi, Inés Silvestre, Julia Sleiman; Diseño de vestuario: Alejandro Mateo; Diseño sonoro: Juan Barone; Diseño de Iluminación: David Seiras.; Fotografía: Adrián Arellano; Asistencia de dirección: Lucía Ferré; Coreografía: David Señoran; Dirección general: David Señoran.

Viernes de septiembre y octubre a las 22:00 hs en Aérea Teatro, Bartolomé Mitre 4272, CABA.

Las entradas se pueden adquirir a través de Alternativa Teatral o en la boletería del teatro.

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Gustavo Friedenberg
Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.