El grupo Castadiva, bajo la dirección de Mónica Fracchia, vuelve al escenario con tres obras que prometen intensidad, técnica impecable y una narrativa que va más allá del movimiento. ¿Qué secretos esconden estas piezas y cómo logran mantener la atención del público hasta el último segundo?
Mónica Fracchia, creadora del grupo Castadiva en 1998, estrenó en el Teatro Payró un espectáculo compuesto por tres obras potentes, cada una con su propio sello, pero unidas por un hilo conductor: la emoción hecha movimiento. De principio a fin, el espectáculo mantiene una conexión vibrante con el público, gracias a un equilibrio entre técnica y narrativa.
“Amansalva” obra creada en el 2019
Con la música de Les Tambours du Bronx (banda de percusión francesa), “Amansalva” arranca con una explosión de energía, la velocidad de la vida en la metrópoli y el pulso de fuerzas. Los bailarines Alejandro Desanti, Valentina Martínez, Catalina Villamayor, Juana Montoni, Melanie Van Assche y Mateo Mohr, impulsaron con precisión rodadas y caídas para lograr ese clima frenético.
“Los Philips” (Fragmento de juventud 2017)
Esta segunda obra es un torbellino de encuentros y desencuentros, donde el elenco corre y se cruza en un afán por no perder ningún momento de la vida. La música de Philip Glass acompaña a la perfección esta coreografía cargada de emociones. A través de una técnica depurada y una gran expresividad, los bailarines Alejandro Desanti, Valentina Martínez, Catalina Villamayor, Juana Montoni, Melanie Van Assche y Mateo Mohr. lograron transmitir esa sensación de urgencia, de aprovechar el tiempo y las conexiones humanas. Su expresividad estuvo sustentada por su alto nivel técnico.
“La 3ra. Ventanilla del segundo coche”
El estreno de la noche, está inspirado en Final de Juego de Julio Cortázar, en el marco del 40 aniversario de su muerte. En palabras de la propia coreógrafa: “es un viaje donde tres niñas llevan a cabo una presentación dirigida a los pasajeros del tren, un público cautivo, un público anónimo y luego focalizado en un muchacho que les arroja un papelito con un mensaje. Un cuento con imágenes y movimientos a través de los cuales se experimentan la amistad, y también los límites de los cuerpos, límites que no le impiden exhibirse, adornarse y bailar”.
Aquí, la danza no es solo movimiento, sino un lenguaje que explora lo humano en su forma más pura, junto a las partituras de Schubert- Barbosa. El diseño de vestuario es de Laura Torrecilla, y la iluminación, que ofreció un clima acertado a cada obra, correspondió a Fernando Javier Muñoz.
Fue impecable la interpretación de Alejandro Desanti, Valentina Martínez, Catalina Villamayor, Juana Montoni, Melanie Van Assche y Mateo Mohr, junto a las bailarinas invitadas: Antonella David y Laura Lorena Feijo.
A modo de conclusión
No siempre es fácil que el mensaje de un coreógrafo llegue claro al público, pero Mónica Fracchia posee esa virtud. Sus obras son una extensión genuina de sus emociones y sensaciones. No se deja llevar por el movimiento, sino que el movimiento nace como una necesidad para poder expresarse.
Si bien en sus coreografías utiliza corridas, rodadas y caídas, estos movimientos no resultan repetitivos. Cada gesto tiene una intención única y responde a una necesidad expresiva, lo que constituye su sello distintivo.
Así como un lector puede identificar a Borges o Cortázar con solo leer unas líneas, al ver una obra de Fracchia, se percibe inmediatamente su impronta personal.
Es importante destacar el impecable trabajo del elenco. Los bailarines no solo exhiben un alto nivel técnico, sino que también demuestran un profundo sentido de grupo, lo que otorga aún más fuerza y convicción a cada interpretación.
Se trata de un espectáculo que se hizo breve, por lo intenso, y que fue aclamado por el numeroso público presente.
Sábados 5 y 13 a las 21 hs y los domingos 12 y 13 de octubre a las 20 hs, en el Galpón Face, Dean Funes 2142, CABA.