Giselle: El Encanto de lo Eterno

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El Ballet Estable del Teatro Colón presentó Giselle. Ph: Arnaldo Colombaroli.

El Ballet Estable del Teatro Colón presentó Giselle, con coreografía de Gustavo Mollajoli, basada en las versiones originales de Jean Coralli, Jules Perrot y Marius Petipa, y música de Adolphe Adam y Friedrich Burgmüller, junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Javier Logioia Orbe. En la función del 18 de octubre, los roles protagónicos estuvieron a cargo de Camila Bocca, Juan Pablo Ledo, Emanuel Abruzzo y Ayelén Sánchez, acompañados por los solistas y cuerpo de baile, bajo la dirección de Mario Galizzi.

La historia de Giselle, un ícono del repertorio del ballet romántico, narra en dos actos una tragedia de amor y redención que ha conmovido audiencias desde su estreno en la Ópera de París en 1841. La protagonista, una joven campesina traicionada por su amado, sucumbe al desconsuelo y, tras su muerte, se convierte en un espectro que habita el reino de las Wilis. Esta obra, de profunda emotividad y complejidad técnica, explora temas universales como el amor y el perdón a través de una coreografía que une lo terrenal con lo etéreo.

Primeros bailarines: Camila Bocca y Juan Pablo Ledo. Ph: Arnaldo Colombaroli.

En esta función, Camila Bocca mostró su dominio técnico en ambos actos, pero su interpretación careció de la intensidad emocional que requiere el rol de Giselle, donde la transición entre vida, muerte y redención es clave. En contraste, Juan Pablo Ledo ofreció una interpretación matizada de Albrecht, con un buen trabajo técnico y conexión fluida con Bocca. Emanuel Abruzzo, en el papel de Hilarion, destacó por su entrega dramática, logrando transmitir con gran emoción el dolor del amor no correspondido.

Por su parte, el pas de paysan interpretado por Beatriz Boos y Sebastián Bustos no alcanzó el nivel de vivacidad esperado.

Ayelén Sánchez brilló como Myrtha, la reina de las Willis, capturando con precisión la mezcla de elegancia y severidad que define al personaje. Natalia Pelayo, en el papel de Zulma, y Caterina Stutz, como Moina, complementaron de manera adecuada la imponente presencia de Myrtha.

Ayelén Sánchez brilló como Myrtha, la reina de las Willis. Ph: Arnaldo Colombaroli.

El cuerpo de baile, compuesto por veinticuatro bailarinas que encarnaron a las Willis, mostró una notable sincronía a lo largo del segundo acto. Sin embargo, aunque su ejecución fue precisa, faltó cierto dominio (o peso) escénico y la intensidad emocional propia de estos espectros, sobre todo en algunos momentos clave de la obra. Una mayor proyección de su poder y misterio hubiera realzado la naturaleza espectral y el dramatismo del acto final.

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, no tuvo su mejor noche, en ciertos pasajes de la obra su interpretación fue demasiado lenta, mientras que en otros momentos resultó excesivamente rápida. Sin embargo, es importante destacar el profesionalismo de los bailarines, quienes lograron sortear estos desafíos con gran destreza y adaptabilidad.

Las últimas dos funciones de Giselle se realizarán el jueves 24 y el viernes 25 de octubre, a las 20 horas.

Las entradas están disponibles y pueden adquirirse en línea a través de: www.teatrocolon.org.ar, o presencialmente en la boletería del Teatro Colón, ubicada en Tucumán 1171, de lunes a sábados de 9 a 20 hs y los domingos de 9 a 17 hs.

Para más información, consulte el reparto detallado y las fechas específicas de cada función en: https://teatrocolon.org.ar/produccion/giselle/

Es de desear que la nueva gestión del coliseo, que comienza en noviembre, preste una atención minuciosa y cuidadosa al material fotográfico del Ballet Estable del Teatro Colón que se distribuye a los medios de difusión, garantizando que éste refleje con precisión y calidad el prestigio de la compañía.