Veinte minutos con Elisa Carrillo en La Habana

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Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Kazimir´s colors, de Mauro Bigonzetti. Ph: frankd.

Y ahí estaba Elisa Carrillo, una mujer de 47 años, que todavía se mantiene en excelente forma para bailar y lo sigue haciendo con esas condiciones naturales para el ballet clásico… Hablo de líneas perfectas, extensiones altísimas, giros, y una energía fantástica para el escenario.

La edición 28 del Festival de Ballet de La Habana trajo a la capital cubana a varias estrellas rutilantes de la escena internacional. Cuando me preparaba para elegir qué ver, pensando en lo maltratada de mi economía en los últimos tiempos y en la experiencia agresiva del transporte en la capital cubana, me topé de golpe con el nombre de Elisa Carrillo, la bailarina mexicana que sin conocerla me caía gorda, como dicen en su país, porque le ganó el Premio Bonois de la Dance a mi amigo Abel Rojo, bailarín cubano que admiro profundamente.

Sin embargo, Elisa Carrillo borró de un plumazo la impresión que tenía sobre ella, cuando apareció en el escenario del teatro Martí, coliseo ubicado a unos metros del Capitolio de La Habana y a un lado de las ruinas del Saratoga, el hotel que explotó en 2022 y dejó un velo de luto en muchas familias cubanas.

La bailarina mexicana presentó tres obras de pequeño formato en el Festival: Tué, un solo creado por Marco Goecke; y los dúos Kazimir´s colors, de Mauro Bigonzetti, además de Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, de Nacho Duato. En los dúos estuvo acompañada por el maestro y bailarín ruso Mikhail Kaniskin.  Pero con solo una que hubiera exhibido, era suficiente para convencer a los espectadores más exigentes.

Yo había estado rumiando que seguro ni era tan buena como se veía en los videos, en esa tozudez de no querer reconocer que había ganado su Benois en buena lid. Sin pensarlo mucho, mi curiosidad de balletómana pudo más que los avatares del transporte de La Habana. Llegué a un teatro Martí abarrotado de público. Y ahí estaba Elisaba Carrillo, una mujer de 47 años, que todavía se mantiene en excelente forma para bailar, y lo sigue haciendo con esas condiciones naturales para el ballet clásico. Hablo de líneas perfectas, extensiones altísimas, giros y una energía fantástica para el escenario. El Festival me permitió ver en vivo, lo que solo había podido apreciar a través de YouTube.

Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, de Nacho Duato. Ph: Panchito Pl.

De cómo no fue su llegada a La Habana

Elisa Carrillo era una “chava” (como dicen los mexicanos), de unos ocho años cuando visitó Cuba por primera vez. Llegó con sus padres y recuerda que hicieron la típica visita turística, de ir a La Habana y Varadero. Luego volvió cuando tenía 13 años, al Encuentro de Academias para la Enseñanza del Ballet que organiza la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso. Fueron sus primeros contactos con la Isla de Alicia Alonso, antes de llegar al Festival de Ballet de La Habana.

En noviembre de este año, Elisa Carrillo realizó su tercera visita a Cuba. La llegada estuvo precedida por el huracán Rafael que hizo muchos estragos en el país, por lo que el vuelo de la famosa bailarina mexicana y Mijaíl Kaniskin, su compañero de escena y en la vida, se retrasó un día. Así estuvo Elisa, con la incertidumbre de si podría llegar al Festival y realizar su sueño de bailar en La Habana.

Elisa viajó desde Alemania donde vive hace muchos años. Sus padres también volaron a la Isla. Aprovecharon la cercanía geográfica de Cuba y México para encontrarse con su hija y verla bailar ante un público con muchísimo conocimiento del arte de las puntas.

El Festival se hizo contra viento y marea, porque antes de comenzar, otro huracán llamado Oscar había hecho de las suyas en el oriente cubano. Así que la fiesta del ballet se desarrolló, literalmente, entre ciclones. Pero la gente en La Habana sabe que no se puede dejar escapar el Festival, porque hasta dentro de dos años no es posible ver a tantas estrellas de la danza internacional reunidas en un mismo escenario.

A pesar de las difíciles condiciones económicas por las que atraviesa Cuba, el Festival de Ballet tuvo una agenda bien atractiva que el público respaldó llenando las salas en cada función. Por primera vez, el evento tuvo la colaboración del Festival Habana Clásica, encuentro que dirige el fabuloso pianista cubano Marcos Madrigal. La música en vivo fue un elemento que atravesó la programación del Festival de Ballet, pues tuvo la presencia del propio Madrigal, del pianista Aldo López Gavilán y la flautista Niurka González, ambos concertistas de primer nivel en la Mayor de las Antillas. También hicieron un gran aporte el chelista y director de orquesta, Nikolay Shugaev (Rusia), el director Daniel Gil (Venezuela), quienes dirigieron la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, entre otros músicos que se unieron al gran evento, para acompañar a los bailarines en el escenario.

Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Kazimir´s colors, de Mauro Bigonzetti. Ph: frankd.

Conversación antes de tomar el avión de vuelta a casa

Elisa Carrillo fue de los invitados internacionales que más expectativas desató en el Festival. Ganadora de los premios Benois de la Danza, el Alma de la Danza de Rusia y del Festival Dance Open en San Petersburgo, entre otros lauros de una larga lista, Carrillo fue de lo más esperado por el público.

Hace solo unos meses dejó el elenco del Staatsballett Berlin, donde pasó la mayor parte de su carrera profesional, y se convirtió en artista independiente. Su nuevo estatus le da más liberta para reafirmarse como promotora de la cultura en su país. En México es codirectora artística de la Compañía Nacional de Danza, y allí se la ha visto desde impartir una clase de ballet masiva en el Zócalo de la Ciudad de México, hasta organizar el Danzatlán, Festival Internacional de la Danza.

Su visita a La Habana fue fugaz. Bailó dos días seguidos, en las últimas funciones del Festival. Y casi a punto de salir para el aeropuerto, Elisa Carrillo me dedicó 20 minutos, en una entrevista exclusiva para Balletin Dance.

Hablemos de la experiencia en Cuba, con huracán incluido…

En principio fue un poco estresante. Nos preocupamos porque no sabíamos si el viaje se podía dar, tuvimos mucha incertidumbre. A nosotros nos tocaba volar el día del ciclón Rafael y nos cancelaron el vuelo.

Por suerte pudimos llegar. La verdad es que ha sido una experiencia maravillosa. El público súper lindo, se nota que es un público que conoce mucho. Con todo el legado que ha dejado la escuela cubana de ballet.

A veces voy a lugares por primera vez y puedo sentirme extraña. Pero llegar a Cuba es como estar en casa. No solo por el cariño que te brindan los organizadores, también por los bailarines que muchos son amigos y te hacen sentir especial.

¿Cómo surgió la invitación al Festival?

Hace unos meses coincidí con Viengsay Valdés en Italia. Ya habíamos estado en contacto, porque ella va mucho a México, yo estoy de codirectora de la Compañía Nacional de Danza…, etc. Nos conocemos hace muchos años.

Pero, cuando nos vimos en Italia, el año pasado, nos pusimos de acuerdo y supimos que este era el momento para venir al Festival de La Habana.

Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, de Nacho Duato. Ph: Panchito Pl.

¿Ahora puedes disponer un poco más de tiempo en tu agenda personal porque no estás con ninguna compañía?

Hace muy poco dejé el Staatsballett Berlin, pero sigo viviendo en la capital alemana y me sigo entrenando con la compañía, que continúa siendo mi casa. Ahorita, hace solo tres meses que comencé trabajar free lance. Y la verdad que estoy súper ocupada, pero ahora puedo planificar mi tiempo.

Ya me habían invitado al Festival y no se había podido por las fechas. Heriberto Cabezas, el coordinador general, lo había hecho varias veces, pero yo en estas fechas siempre estaba con muchos compromisos en mi compañía. Así que cuando me encontré con Viengsay en Italia, me dijo, este año tenemos que lograrlo. No lo pensé dos veces.

¿Y cómo te lleva la vida como free lance?

Estoy contenta. Me entreno con Staatsballett Berlin y es como cuando me iba mucho hacer galas. Ahorita me siento como que no ha cambiado nada.

Pero, ahora tienes tus propios proyectos como el M_Art…

Es un proyecto que hicimos por primera vez en 2024, en Puebla, pero es algo que queremos hacer más veces en el año y en todos los lugares de México donde se pueda. M-Art. The Dance Masterclass se realizó con la participación de 100 estudiantes de ballet originarios de Estados Unidos, Japón, América Latina y de varios estados mexicanos. Fue una experiencia muy linda de poder hacer el taller dentro del Museo Barroco de Puebla.

¿Y cómo te descubriste gestora cultural?

Creo que lo hago porque tengo un gran amor por mi país; el deseo siempre de regresar, de promover la danza, de llevar algo diferente al público. México es un país maravilloso, es un país que baila, pero el ballet clásico hasta hace poco empieza a reconocerse.

Antes me preguntaban, cuál es tu profesión, además del ballet, a qué te dedicas… Ahora cada vez menos me hacen ese tipo de preguntas. En México hay muchas ganas, pero no hay tanto presupuesto para la cultura.

En el Estado de México, donde nací, ahora me están apoyando mucho para que pueda hacer eventos, y los eventos que damos en el verano son gratuitos. También lo hemos hecho en la Ciudad de México, porque de repente hay gobiernos que nos invitan hacer funciones. Hemos estado también en Veracruz, etc…

Difundir el ballet es algo que toma tiempo, pero cada vez tenemos más bailarines. Creo que si una ama lo que hace, hay que aprender hacer bien las cosas para que sucedan.

Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Kazimir´s colors, de Mauro Bigonzetti. Ph: frankd.

Ahora hay un nuevo coordinador de danza en la Secretaría de Cultura de México, Alonso Alarcón. Creo que le encantará conocerte…

Estaré encantada de colaborar con él y con su nueva gestión.

¿Qué son para ti los premios…, ahora que tienes un montón, todos de muy buena calidad?

Primero, tengo que decir que claro que es un reconocimiento a tu trabajo, al esfuerzo que haces, es un reconocimiento a tu trayectoria. Un premio es algo que motiva, sabes que valió la pena todo el esfuerzo… Para un artista es algo muy lindo.

Pero el Premio Benois, por ejemplo, fue algo que jamás pensé ganar en mi vida. Cuando recibí la carta de que me habían nominado fue una súper sorpresa. La nominación fue con la versión de Romeo y Julieta de Nacho Duato. Y la nominación ya era el premio, porque es un lujo poder presentarse en el Teatro Bolshoi de Moscú.

¿Cómo logras tener obras de un coreógrafo como Nacho Duato en tu repertorio, como el dúo Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, que presentaste en el Festival?

Nacho Duato fue mi director por cuatro años. Antes que él, fue director del Ballet Estatal de Berlín, Vladimir Malkov. Él invitó a Nacho a montar en Berlín y Nacho me puso en el elenco de su ballet.

Cuando él se vuelve director ya nos conocíamos y fueron cuatro años maravillosos compartiendo con él. Y una de las obras que montó durante su tiempo en Berlín fue Romeo y Julieta. Lo bailé y fue una gran experiencia. Fue la obra que me dio el privilegio de estar en los Premios Benois.

¿Qué tienes en cuenta para elegir tu repertorio?

Ahora la danza está llegando a muchos lugares. Ya no se representa solo en un escenario convencional. Una tiene que buscar obras que puedan adaptarse a diferentes condiciones.  También pienso que hay una etapa en los bailarines donde todo es bello…, hacer un cisne, una princesa… Pero luego, en una etapa de madurez, empiezas a buscar cosas que vayan contigo, con tu experiencia, con todo lo que has vivido y que sean coreografías de mayor profundidad y significado.

Ahora estoy en esa etapa donde busco coreógrafos que puedan hacer cosas especialmente para mí, obras con las que me sienta más identificada.

¿Qué opinas de México, en estos momentos que tiene una mujer presidenta por primera vez?

Creo que es maravilloso que una mujer llegue al poder. Es algo histórico, importante. Me invitaron a la toma de posesión y fue muy emocionante estar allí en ese momento, con tantas mujeres en el acto. Ya si estás de acuerdo con el partido o no, es otro asunto, pero tener a una mujer en la presidencia de México ha sido importante. La cultura y el arte son derechos de la humanidad, no importan tus preferencias políticas. Creo que cualquier persona que esté al mando, cualquier gobierno, si tienen interés de promover el arte, es algo que siempre voy a estar feliz de hacer.

He estado en eventos como el Día de la Independencia que me han invitado, pero nunca había estado en una toma de posesión, así que volé a México para eso. Deseo que haya mucho apoyo para la cultura, para que ayude a reducir la violencia en el país.

Eres Embajadora de la Cultura Mexicana…

A donde quiera que voy siempre hablo de mi país con mucho cariño. Creo que tenemos un país maravilloso. Es uno de esos países que llama mucho la atención en el resto del mundo, por su naturaleza, por su gente, por su sabor… Para mí es un orgullo poder decir que soy mexicana y poder hablar de la parte que la gente no conoce de México. Hay muchas personas que quiere viajar, pero tienen temor por el tema de la violencia. Es por eso que trato de hablar de un país que tiene muchos matices.

Te veo bailando fabulosamente todavía a tus 47 años. ¿Te has puesto fecha para el retiro de los escenarios?

Creo que la disciplina es importante para mantenerse en el escenario. Tener una rutina de entrenamiento, aunque seas free lance. Hay muchas formas de seguir presente en el escenario, porque hoy la danza tiene una riqueza de vocabulario inmensa. Y eso es algo que prolonga la vida de un bailarín en la actualidad. No es necesario terminar porque no puedas hacer los clásicos o piezas muy demandantes técnicamente. Hay un gran repertorio que se puede seguir haciendo y, sobre todo, que se puede crear.

Yo no pienso ser una bailarina que va a estar en escena hasta que ya no pueda más. El escenario va hacer parte de mi vida. Quiero bailar y disfrutarlo. No me he puesto una fecha, pero sé que después de cierta edad tendré que parar. Pero mientras que esté sana, sobretodo, me sienta bien y vea que la reacción del público es positiva, pues estaré bailando. Y tendré que ser consciente de escoger muy bien lo que voy a bailar porque eso puede prolongar mi carrera. No tengo una fecha, por ahora solo lo quiero disfrutar.

Elisa Carrillo y Mikhail Kaniskin en Multiplicidad. Formas de silencio y vacío, de Nacho Duato. Ph: Panchito Pl.

¿Qué te pareció el Ballet Nacional de Cuba?

Primero su personalidad, los físicos son muy lindos. Hay un ambiente muy bueno, son jóvenes con mucho talento. Tienen esas ganas que aparecen cuando la gente quiere avanzar, no importa las condiciones, no importa si no hay piso flotado, no importa nada de eso, ellos son muy fuertes, y esa es una característica de los bailarines cubanos que conozco, su fortaleza ante las situaciones difíciles. Tienen una gran voluntad y tesón. Son cosas que heredaron del ballet que tienen, de Alicia Alonso, de la tradición que muestran.

Por eso para los bailarines que venimos al Festival es un honor estar en La Habana. Tomar clases con la compañía, con los maestros invitados que llegan. Me hubiera encantado ir a la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, pero sé que estaba cerrada por los daños que ocasionó el ciclón en Cuba.

Pero me voy feliz, me voy contenta del trato que me han dado en Cuba, es una energía muy especial. A pesar de la situación dificilísima que están viviendo, la gente te da un cariño particular.

Después de la función de clausura tuvimos una fiesta para celebrar, y veías a los jóvenes bailando, viviendo el momento… Y yo me decía, esa es la vida. Y pensaba que una a veces se hace la vida tan complicada por tonterías. Pero ves a los cubanos que sacan energía de donde menos te imaginas. Es una luz que tienen dentro que los hace muy especiales. Bailando con mi amigo Marcelo Gomes en esa fiesta, decíamos, qué falta nos hacía esto, sentirnos así. Entonces, estar en La Habana ha sido una bendición.

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Mercedes Borges Bartutis
Licenciada en Periodismo de la Universidad de La Habana (1990). Máster en Arte con Mención en Danza de la Universidad de las Artes de La Habana, donde se desempeña como profesora auxiliar de la Facultad de Arte Danzario. Especialista del Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba. Colabora con varias publicaciones cubanas y extranjeras. Dirige la colección Súlkary-Cuba especializada en libros cubanos sobre danza para Balletin Dance Ediciones.