Patrimonio de la Nación

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El Ballet Nacional de Cuba en una escena de Don Quijote. Foto: Buby

El Ministerio de Cultura cubano ha declarado al Ballet Nacional de Cuba Patrimonio Cultural de la Nación, de acuerdo con la Resolución Nº 31, firmada por el ministro Abel Prieto

Esta designación coloca a la compañía nacional cubana, dirigida por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, al lado de manifestaciones legendarias como la Rumba o la Tumba Francesa, ambos géneros con un fuerte arraigo popular y con una larga historia, que los han convertido en tradición.

En un punto similar, después de 70 años, se encuentra el Ballet Nacional de Cuba, la compañía que dio inicio a una trayectoria profesional de este arte en el país, cuando el 28 de octubre de 1948, tuviera lugar la primera función del entonces Ballet Alicia Alonso, en el Teatro Auditorium de La Habana, una sala que lamentablemente presenta serios problemas constructivos (ubicado al lado de la sede actual del Ballet Nacional de Cuba, antes Pro Arte Musical de La Habana, donde comenzó la verdadera historia del baile de puntas en la mayor de las Antillas).

A fuerza de constancia y permanencia, el ballet se ha convertido en una piedra medular de la cultura cubana, con millones de espectadores a lo largo de toda la Isla, con triunfos en escenarios internacionales que reconocen los valores estilísticos de lo que ha trascendido como la escuela cubana de ballet, iniciada de la mano de tres figuras determinantes para su desarrollo: Alicia, Alberto y Fernando Alonso.

En Cuba, hoy, la gente puede hablar de ballet como habla de beisbol o de fútbol. Para lograr ese conocimiento fueron importantísimas las funciones con carácter didáctico que realizara el BNC en los rincones más increíbles del país, que abarcó fábricas, escuelas en el campo, unidades militares, plazas y parques, incluso de los pueblos más pequeños.

A esto se suma la divulgación en los medios de comunicación masiva, a través de programas didácticos como el Curso de Ballet incluido en el programa televisivo Universidad para Todos, los espacios Bravo y La Danza Eterna, ambos de la Televisión Cubana, o el programa Ballet, de la emisora CMBF, Radio Musical Nacional, entre otros.

Muchas generaciones de bailarines también han hecho su aporte al desarrollo y difusión del ballet cubano: las Cuatro Joyas, las Tres Gracias, así como una legión de figuras masculinas que dieron un sello a la formación cubana y también se colocaron en las compañías más selectas del mundo. José Manuel Carreño y Carlos Acosta, integraron el Houston Ballet, English National Ballet, Royal Ballet de Londres y el American Ballet Theatre, por sólo mencionar algunas.

Por otro lado, la enseñanza del ballet se ha popularizado a grandes escalas, creando focos potenciales en todas las zonas geográficas del país, y generando espacios de confrontación como el Encuentro Internacional de Academias para la Enseñanza del Ballet, que se realiza cada año en la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso de La Habana.

Hoy, el Ballet Nacional de Cuba está integrado por una generación de jóvenes intérpretes, que dan continuidad a la herencia que legaron sus maestros, haciendo sólidas las características de un estilo que es fácilmente reconocible en los escenarios.

El Ballet Nacional forma parte de la vida cotidiana de los cubanos, el público continúa abarrotando la sala García Lorca en cada temporada del Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso. Es por eso que a nadie debe asombrar, la decisión del Ministerio de Cultura al declararlo Patrimonio de la Nación, porque valores y méritos le sobran a esta compañía, principal reflejo de esa manifestación, que en este 2018 llega con muy buena salud a su aniversario 70. Justamente, la vigesimosexta edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, que se realizará del 28 de octubre al 6 de noviembre, estará dedicada a la celebración de este importante aniversario.