El domingo 24 de mayo, el famoso bailarín árabe-israelí Ayman Safiah se lanzó al Mar Mediterráneo para recatar a un amigo que luchaba contra el agua, en una playa frente a la costa del kibutz Neve Yam en el norte de Israel, donde habían viajado a pasar el fin de semana. Su amigo logró sobrevivir, pero él fue arrastrado por la corriente.
Su cuerpo fue encontrado por las autoridades el miércoles en la playa de Atlit, luego de una búsqueda intensa por parte de amigos, familiares y policías, numerosos voluntarios árabes y judíos y el jueves 28 se realizó su velorio con miles de asistentes que honraron su memoria, en Kafr Yasif.
Ayman Safiah que cumpliría 29 años la semana próxima, fue el primer bailarín de ballet profesional varón palestino. Había nacido en Kufr Yassif, una ciudad árabe del norte de Israel y luego de destacarse en el baile folkrórico árabe, comenzó a estudiar en Rabeah Murkus, la primera escuela de danza de árabe de Israel. Siguió en la academia del Kibutz Gaaton y gracias a una beca se perfeccionó en la Rambert School of Ballet and Contemporary Dance de Londres. En Londres participó de varias producciones locales, como Cats por mencionar alguna.
De regreso en Israel continuó sus actuaciones a la vez de dedicarse a la docencia.
Además había alcanzado notoriedad, por haberse pronunciado en los medios de comunicación en varias oportunidades, en referencia a la oposición de los árabes por dedicarse al ballet, de las compañías israelíes por no admitir bailarines palestinos, de la sociedad tradicional por su condición homosexual que lo llevó a integrar las primeras manifestaciones del orgullo LGTB de su país y por su visión ‘comunista’ de algunos aspectos políticos. En algunos casos se hablaba de él como el ‘Billy Elliot’ de la comunidad árabe.
Hili Tropper, ministra de Cultura de Israel, aseguró que su muerte fue una gran pérdida y que Safiah había logrado destacarse en todo el mundo.
El periodista Sal Emergui, lo recordó con fragmentos de una entrevista realizada hace una década en su casa de la aldea natal Kafr Yasif en la Galilea. “Billy Elliot fue fundamental para decidirme a bailar. Su historia es mi historia y si no fuera por esta película no estaría ahora bailando”, había dicho entonces Safiah. “Quiero ser el primer palestino musulmán que se dedica profesionalmente al ballet clásico”, habría deseado, fue un sueño que pudo cumplir.
Amal, una amiga de la familia manifestó a Emergui que gracias a él “muchos chicos árabes optaron por seguir su camino. Toda la aldea está de luto”.
Debido a que murió de manera violenta mientras salvaba la vida de un amigo, es considerado como un mártir entre los musulmanes.