Nueva York

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En concordancia con los últimos acontecimientos en el mundo del espectáculo y de la política norteamericana, el New York City Ballet finalizó el año con denuncias de abuso verbal, físico y altercados violentos, por parte de cinco ex-bailarinas y estudiantes de ambos géneros, sobre su director por las últimas tres décadas, Peter Martins. Se trata de acusaciones de larga data, que se refieren a maltratos en ensayos y clases, que parecieran no haber tenido eco en su momento, pero que ahora estallaron en la prensa. La junta directiva del NYCB -mientras se investigan los reclamos-, aceptó la licencia temporal solicitada por el dinamarqués que sucedió a George Balanchine compartiendo el puesto primero con Jerome Robbins y solo desde 1990 (aunque esperan poder reincorporarlo pronto), y nombró en su lugar a un equipo interino liderado por Jonathan Stafford, asistido por Justin Peck, Craig Hall y Rebecca Krohn.

Martins aseguró que estas acusaciones son falsas, que ama a ambas instituciones (compañía y escuela) “a los que he dedicado los últimos 47 años de mi vida”. Tal vez resulte crudo recordar que en 1992 el director había sido acusado por su esposa, Darci Kistler, entonces directora de la compañía de haberle cortado y magullado brazos y piernas (el cargo de delito menor fue retirado poco después).