El grupo jujeño Danza Libre viajó a la capital boliviana los días 8 y 9 de febrero, para compartir dos de sus obras y realizar un seminario de improvisación. Ambas ciudades comparten similares tradiciones, formas de trabajo y también, problemáticas
La visibilidad y el reconocimiento de los grupos de danza independiente (o no estatal) en el interior del país suelen ser escasos, debido a su ubicación periférica y justamente a que no pertenecen a un ente oficial que los respalde (como las compañías provinciales). Aun así, estas agrupaciones existen, investigan, crean y sobre todo trabajan duro para poder llevar a escena diferentes propuestas.
Tal es el caso de Danza Libre, grupo jujeño de danza teatro que visitó La Paz, Bolivia, durante el mes de febrero para montar dos obras de su repertorio. Menúmorfosis de Verónica Romero, compuesto en base a las costumbres y situaciones que se dan en torno a la comida, y Ni Edith, ni Piaf de Belén Calapeña, una puesta que atraviesa diferentes estados de la mujer, inspirándose en la música de la gran Edith Piaf.
Las obras llevan aproximadamente dos años en cartel. Gracias a su versatilidad se adaptan a distintos espacios, convencionales o no, lo cual favorece la puesta y el traslado de los intérpretes. Por otra parte, son dos propuestas con registros y temáticas distintas. Según sus integrantes son aptas para todo público, puesto que manejan un lenguaje amigable y un humor sano para el espectador.
Verónica Romero comentó sobre estas creaciones: “Los contrastes entre ambos trabajos es interesante. Como intérpretes nos desafía a pasar por distintos registros y no quedarnos estancados en un solo modo de construir. También se nos exige una actitud de exploración y juego que nos permita salir y entrar a cada trabajo con la exigencia que cada una de las puestas requiere”.
Los integrantes deseaban desde hace tiempo poder realizar este viaje que logró concretarse gracias a un subsidio otorgado por el Instituto Nacional del Teatro. Según Romero, la elección de La Paz como ciudad a visitar se dio por motivos claros: “Bolivia es cercana a nuestra provincia, con ciertas problemáticas compartidas, tiene mucha lógica el circular hacia el país vecino. Y de esta manera generar redes de intercambio que enriquezcan a ambos lugares”. Fue este también el motivo que los llevo a realizar un seminario de improvisación, para poder compartir experiencias con los artistas del lugar.
Danza Libre se formó en 1987 e inició su camino con una visión en base a la danza moderna. Posteriormente, el grupo fue adentrándose en otras temáticas y estilos. Actualmente sus intérpretes entrenan y trabajan a partir de la improvisación, técnicas contemporáneas de danza, el teatro y la performance. La conformación actual incluye músicos, actores y bailarines de diferentes lenguajes, lo que nutre sus propuestas escénicas. Para ellos los límites entre las artes escénicas se han borrado, o por lo menos se yuxtaponen o cruzan.
En sus trabajos, a pesar de la fuerte impronta de la danza, es clara la teatralidad que los atraviesa y es ese su objetivo a la hora de llevar el movimiento al escenario, en este caso a los escenarios de La Paz.