Por Mirta Alonso
Después de un año y medio sin actividad, el elenco del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín volvió a danzar sobre el escenario de la sala Martín Coronado, para homenajear al ilustre compositor y bandoneonista argentino Astor Piazzola, en conmemoración del centenario de su natalicio.
El repertorio se despliega en una hora, con una obra de Ana Itelman y tres composiciones del coreógrafo y ex-director del Ballet, Mauricio Wainrot, ambos con una amplia trayectoria a nivel nacional e internacional.
Durante el aislamiento sanitario obligatorio que nos confinó en 2020, los integrantes del elenco continuaron con su entrenamiento convirtiendo su hogar en un salón de baile, así lidiaron con la cotidianidad de compartir sus limitados espacios con sus familias.
Ahora, el protocolo fue activado por los artistas con absoluta responsabilidad, dividiendo a todos los integrantes organizados en dos burbujas: una que acude a sus clases en el escenario vía online, mientras el otro grupo entrena en el salón de clase/ensayo.
Fue placentero después de tanto tiempo, ver cómo la fila de espectadores cubría la vereda del teatro minutos antes de comenzar la función, y luego, ya en el interior, a sala llena (en la nueva normalidad, con las butacas vacías que respetan el distanciamiento social estipulado por las autoridades sanitarias), el público aplaudió y vivó en voz alta a los tan añorados artistas.
‘Ahí viene el Rey’ creado por la gran coreógrafa Ana Itelman en el año 1968, sigue vigente y representa fielmente el andar, el sentir y el deseo del malevo que poblaba los arrabales a comienzos del siglo pasado, cuyo lenguaje perdura en los milongueros porteños.
El bailarín se vistió con el cuerpo del compadrito, para seducir con el suave deslizamiento de sus pies en forma de ocho por el suelo, mientras escondía misteriosamente su cara detrás del sombrero que hacía danzar con sus manos y sus brazos dibujaban abrazos que esperaban esperanzados que alguien los habitase.
Justamente el abrazo, un gesto prohibido en tiempos de pandemia, que tiene por damnificada a toda la humanidad, enfatiza su falta en nuestra expresión cultural mundial que ansía volver al ruedo: el tango.
Así es como el rey bailó solo. Hoy más que nunca, confirma que esta es la forma en que muchos bailarines de tango lograron seguir adelante, en soledad.
Por otra parte las obras de Mauricio Wainrot, ‘Escualo’ (dúo de Estaciones Porteñas de 1997), ‘Libertango’ (1984) y ‘Cuatro Estaciones de Buenos Aires’ (2002), siguen conservando la esencia de las creaciones sublimes y clásicas de todos los tiempos.
Son composiciones de una gran dificultad técnica, basada principalmente en recursos de la danza clásica. Con complejas escenas grupales, que requieren la coordinación propia del cuerpo de baile, para pasos de a dos, giros, desplazamientos y saltos (arduo ensayo grupal), como las destrezas individuales, para interpretar la completa e inconmensurable música de Astor Piazzola. Y fueron eficientemente ejecutadas por los bailarines.
La danza no entiende de pandemias ni de stops, por eso es meritorio el trabajo que los artistas han realizado desde sus hogares en 2020 y con poco tiempo de ensayo este año, lograron ofrecer en una noche mágica lo mejor de cada uno y del Ballet en su conjunto. El elenco dirigido por Andrea Chinetti está integrado por Constanza Agüero, Brenda Arana, Lucía Bargados, Melisa Buchelli, Carolina Capriati, Flavia Dilorenzo, Fiorella Federico, Paula Ferraris, Daniela López, Silvina Pérez, Eliana Picallo, Andrea Pollini, Eva Prediger, Sol Rourich, Ivana Santaella, Agostina Scarafia, Manuela Suárez Poch, Adriel Ballatore, Darío Calabi, Matías Coria, Matías De Cruz, Lautaro Dolz, Rodrigo Etelechea, Darcio Gonçales, Jonas Grassi, Alejo Herrera, David Millán, Andrés Ortiz, Benjamín Parada, Boris Pereyra, Emiliano Pi Álvarez, Rubén Rodríguez y Damián Saban. Los asistentes coreográficos son Diego Poblete y Elizabeth Rodríguez.
Las funciones continuarán hasta el 11 de septiembre a las 20 hs, todos los sábados y domingos.