Rodolfo Rodríguez, uno de los mejores bailarines de su época, acaba de cumplir 89 años.
Y para celebrarlo lanza “Vida Privilegiada, Cuaderno de Memorias”, editado por Balletin Dance. Una ingeniosa autobiografía, que recorre momentos de su increíble trayectoria selectivamente.
Fue el primer argentino en ganar una medalla en el mítico Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria (el mismo año que que Vassiliev se llevaba el Grand Prix), en bailar en el Bolshoi y en el Mariinsky, entre tantos muchos teatros del Viejo Mundo.
Siempre entusiasta, recuerda en este libro sus experiencias como partenaire de Alicia Alonso por casi una década junto al naciente Ballet Nacional de Cuba, con quienes recorrió gran parte del mundo. Atesora su forma de trabajo, la técnica, la disciplina y esa ilusión propia de quienes están creando algo único.
En el relato, una y otra vez regresa a su “gran madre” el Teatro Colón de Buenos Aires, que -dice- le dió todo lo que necesitaba para desarrollar su trayectoria artística.
Rodolfo Rodríguez también dirigió el Ballet del Teatro Argentino de La Plata (Buenos Aires) la segunda compañía de ballet clásico de la República Argentina y poco después fundó el Ballet de la Fundación Teresa Carreño de Caracas, Venezuela.
Muchísimas anécdotas plagadas de buenas personas, de acontecimientos inolvidables y de una catarata de agradecimientos han sido organizadas cronológicamente, con la finalidad de revelar los sentimientos de un bailarín a lo largo de su carrera. Además de su encuentro con personajes icónicos de la cultura y la política mundial.
¡Y qué historias! ¡En tantos países!. Rodolfo Rodríguez trabajó con los grandes creadores de su tiempo, desarrolló su particular manera de partenear y de caminar sobre el escenario en los grandes clásicos del repertorio tradicional.
Un capítulo entero está dedicado a su regreso a Cuba, 46 años después de su partida. Volvió como invitado especial del Festival Internacional de Ballet de La Habana, allí fue donde lo conocí personalmente. Esa invitación lo marcó emocionalmente de una forma tal que no hubiera imaginado ni en sueños.
Además del reconocimiento en escena, el respeto de todas las generaciones de bailarines (hasta los más jovencitos sabían quién era, quién había sido), el respeto que vivía día a día, en el hotel, en la calle, en la Casa del Ballet, como parte natural de los valores humanos que conserva el pueblo cubano (ausentes en otras culturas más al sur del globo), lo dejaron sin aliento.
Desde entonces hemos tenido varias conversaciones telefónicas, que nos permitieron conocernos más en profundidad. Así pude descubrir a través de sus vivencias, sus sentimientos, sus afectos pero también la deferencia con la que habla de aquellos artistas a los que siempre admiró.
Este escrito para nada es un regodeo egocentrista. Todo lo contrario. Rodolfo Rodríguez ha querido compartir con los lectores parte de su vida, para -tal vez- ayudar a quienes tengan el deseo de convertirse en bailarines, para quienes ya sean profesionales, o para los otros, que puedan conocer el sentimiento de un artista que ha tenido una vida privilegiada.
El libro se consigue en formato digital en Google Play Books: https://books.google.es/books?id=V8d8EAAAQBAJ
Y en Amazon Books, en versión kindle (digital) o impreso. https://www.amazon.com/dp/B0B71Y6NM4/