Atento a las suites que se vienen
Aunque habituados a consumir mensajes cortos, efímeros y a las apuradas, hay un público dispuesto a sacar una entrada para ver, gustoso, obras de ballet académico. Y no sólo en el Colón, ni piezas mosaico, collages de pas de deux, cortitos y al pie.
Hay un nicho de mercado, dirían los que dicen esas cosas, para un público que quiere disfrutar obras clásicas, neoclásicas y contemporáneas, cómodamente sentados en teatros tradicionales, con los celulares apagados. Para ellos, nosotros, hay una oportunidad ineludible de zambullirse en un espectáculo dinámico coronado por una suite de ballet clásico, mañana en el Teatro Avenida.
La compañía Buenos Aires Ballet (BAB) lleva una década trabajando ese nicho. El boca a oreja (si, “boca a boca” son los besos), funciona. El repertorio se renueva. Y los intérpretes del BAB siguen siendo una selección de primeras figuras de elencos estables y otros independientes que comparten el mismo “modelo de negocios”, es decir, la misma ética artística.
Mañana, 17 de septiembre BAB dará un nuevo paso. Cambia de sala. Del Teatro Astral, de la calle Corrientes (tradicionalmente la de teatro más comercial) saltan al teatro Avenida, una caja italiana clásica, identificada con la cultura académica de España y la lírica.
La fórmula probada con éxito por el director del BAB, Federico Fernández (primer bailarín del Teatro Colón), guarda una impronta de cuidadosa pedagogía. El espectáculo se dividirá en dos partes. Una primera de pas de deux clásicos y otros modernos. En una segunda parte, el plato fuerte: una suite de ballet completa.
Ahí estará Gioconda, en versión de Fernández sobre el original de Petipá, que bailarán Lola Mugica y Daniel Gómez; junto a Vidrios Rotos, de Emanuel Abruzzo, interpretada por él mismo y Sofía Menteguiaga sobre música de Philip Glass. Le sigue, Llamas de París en la versión de Vasily Vainonen, bailada por Beatriz Boos y Luciano García. Los dúos harán también un fragmento del ballet Cuerdas, de Abruzzo. Habrá un solo, compuesto por Julieta Zabalza, la única que firma como bailarina “independiente” en esta formación del BAB, para David Gómez y en Ba-Badabup-Ba, el Abruzzo coreógrafo bailará con la Zabalza intérprete en un potente juego de roles.
El comida central llega en la segunda parte. Porque Fernández decidió apoyarse en la lealtad de sus “groupies”, su público leal, para pasar a producciones más largas, onerosas y complejas: la Suite de Corsario.
“Ya habíamos incursionado en obras completas, con Sinfonía para un Nuevo Mundo y La Noche de Walpurgis. Pero esta es la primera vez que vamos a llevar una suite de un clásico completa, con todos sus personajes característicos. Interpretada por primeras figuras del Ballet del teatro Colón del Argentino de La Plata” explicó Fernández a Balletin Dance.
“En noviembre cumpliremos 10 años de BAB. No es algo corriente, pues no dejamos de ser una compañía independiente. Actuamos en el ámbito comercial, en las provincias, volveremos en octubre-noviembre al Festival Internacional de La Habana, en Cuba. Creo que es un éxito comercial”, destacó el director de la compañía.
“A Cuba llevaremos piezas de tango para bailarines clásicos, obras del chileno Eduardo Yedro, la Carmen de Marcia Haydeé, Schopin de Mauricio Wainrot, obras de jazz, de Abruzzo”, anticipó con entusiasmo.
El encierro durante el pico de contagios de COVID, obligó a las artes escénicas a adaptaciones hiper creativas. Las nuevas plataformas tecnológicas fueron puestas al servicio de la vida, de que siga el flujo de creatividad.
Es precisamente lo que ocurrió con BAB, la primera compañía de ballet de América Latina en volver a los escenarios, habiendo ensayado por zoom, y presencialmente con barbijos y distanciamiento social.
“Es un buen momento”, repite. Y agrega, como un mantra, el eslogan de la compañía: “la Cultura es Trabajo”. El Fernández productor, empresario, es un dogmático de los derechos laborales de los artistas y técnicos con los que trabaja. “Todos cobran. Yo corro los riesgos y eventualmente voy a pérdida. Pero los bailarines y técnicos siempre van a cobrar lo que les corresponde”, dice. No siempre ocurre eso en los elencos independientes en los que “todos somos un equipo” hasta que hay que pagarles.
“No estoy seguro que el público busque la excelencia en materia de ballet. Quieren pasar un buen momento, un momento muy dinámico. Por eso incorporamos el formato de obras cortas, desarrollamos circulo virtuoso y dinámico, apoyados en una producción propia, vestuario, luces y sonido, de gran calidad”, subrayó.
La fórmula da resultado. En una década hay una red que sigue lo que hace BAB. Hay una comunicación horizontal también, entre colegas, que quieren ir a ver en qué anda el otro. “Hay algo en nuestro nicho de la danza….” dice y se ríe cuando el cronista sugiere que sus seguidores son groupies, como los del rock.
“Hay un público exigente, y uno que sigue a coreógrafos más jóvenes. La sala se llenó también cuando pusimos obras con música folklórica y contemporánea.
La saga de BAB seguirá en el Avenida en noviembre con el mismo esquema de dos partes más una suite de ballet, con la del tercer acto de El Lago de los Cisnes. Y el 3 de diciembre cerrarán el año con la suite de Don Quijote.