Por Facundo Nahuel Aguirre Fernández
La Compañía Nacional de Danza Contemporánea abrió la temporada 2023 en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes, con el reestreno de la obra Algo Inútil, exploraciones en torno al tiempo y al espacio, bajo idea y dirección de Gustavo Lesgart.
Este proyecto que se venía gestando desde la pre pandemia y que inició sus ensayos en agosto de 2022 con un estreno en noviembre del mismo año, supuso trabajar sin tener un punto de partida claro para su composición. Según afirma el coreógrafo Gustavo Lesgart a Balletin Dance “llegué sin preguntas pero esto fue una potencia”. A pesar de ello, la compañía se convirtió en un taller activo de danza, carpintería y costura en función a los requerimientos de la obra.
Desde la práctica junto con la CNDC emergieron cuestiones sobre el “entre”, término que indica que algo o alguien ocupa completamente algún punto del espacio que separa dos cosas o está situado en medio de ellas. Puede referirse tanto al espacio físico como al tiempo. El concepto es explotado en escena bajo un guion de pautas de improvisación precisa que permite al espectador contemplar algo inútil.
En evocación al nombre de la obra, el observar algo inútil se aparta de la idea productiva y de entretenimiento con la cual se pretende que la danza sorprenda. Este trabajo desafía al público a adentrarse en una escucha activa. Observar cuerpos en un tiempo constante que deforman el espacio desde la fisicalidad orgánica e inorgánica. El espacio dentro de esta obra se vuelve algo vivo y móvil.
“Quería volumen en el espacio, mover el piso, pensé en hacerlo con un piso de papel. Sin embargo, no era funcional a la producción y a los costos por lo tanto decidí realizarlo con listones y placas de madera”.
El uso de madera con direcciones permiten crear un “cuerpo expandido” en el escenario, según palabras del director. En escena esta imagen voluminosa y multidireccional se vuelve clara al observar puntos de fuga, tensiones espaciales y direcciones que generalmente parten de la corporalidad de los bailarines. De esta forma se aprecia una escultura móvil pero siempre cambiante.
El coreógrafo mencionó que la obra nunca es igual debido a su juego dentro de la improvisación. Aun así, existen puntos de llegada, pautas, posturas y un guion musical que permiten dar una estructura sólida a la propuesta. “La obra siempre cambia, nunca es igual. Si hay espacios o consignas que los chiques tienen que cumplir, pero los lugares que surgen entre estos momentos los deciden ellos en el momento”.
Las búsquedas sobre el espacio-cuerpo y la formación en arquitectura del coreógrafo se hacen presentes a lo largo de la obra, sobre todo al final de la misma. “Trabaje con una maqueta de cartón que luego lleve al escenario”.
Hay nodos y paralelismos, estructuras móviles y una escultura que cierra este trabajo. Se debe destacar la labor de los integrantes de la compañía por la capacidad de sostener el estado temporal y físico que propone la obra, además de la presencia siempre activa en el escenario que también termina por crear líneas invisibles pero presentes en el espacio.
Con Algo inútil, Gustavo Lesgart dirige a la CNDC y el resultado es una contemplación improductiva pero que conlleva un gran trabajo. Bajo la demanda constante del hacer y sorprender esta iniciativa de danza contemporánea asume la tarea de proponer la escucha tanto para los intérpretes como para el público, cuyas reacciones son mixtas, pero finalmente algo se conmueve desde lo inútil del movimiento.
La obra seguirá en escena en el Complejo Histórico Nacional: La Manzana de las luces, el 21, 22 y 23 de abril a las 20 hs.