El Grupo Performático Sur presenta Mundo de Mierda, bajo la dirección de Mariana Belloto, en el espacio artístico Área 623. Según la sinopsis de la obra, “los cuerpos en danza desafían su propia integridad, ponen en riesgo sus formas mientras construyen rasgos tangibles sobre el tiempo en cada mojadura o ardor”.
En esta propuesta, entre barras de hielo, se pueden apreciar diversos conceptos. Desde una escena que se descongela y modifica a través del movimiento, hasta una crítica social. De lo planteado, el ardor de los bloques de hielos sobre la piel es parte de lo tangible. En la sala, las palabras se hacen eco: “Quema, moja, hidrata, duele”, vociferan los intérpretes mientras abrazan los trozos de agua congelada.
Según Belloto, “la búsqueda demandó entrenamiento específico, concentración máxima y un proceso de creación profundo. Trabajamos con investigaciones que, por decantación, producen campos quinéticos y construcciones dramáticas”.
Las imágenes que se logran en cada cuadro son muy estéticas, alcanzan el objetivo de aquello que intentan transmitir y, a su vez, incomodan. Que las obras interpelen o saquen de la zona de confort, puede ser una virtud destacable. En este caso, el público admira y acompaña lo que ocurre en escena ¿Será que el ardor y enrojecimiento de los cuerpos que se exponen son meros objetos artísticos?
Cuando se la consultó por el cuidado del cuerpo, la coreógrafa destacó que “fue una ejercitación que creamos mientras investigamos. El contacto, la cantidad de hielo, el tiempo y las formas de aproximación fueron de menor a mayor. Siempre con cuidados especiales, lograron ser habitantes de ese mundo”.
Del trabajo pueden surgir varios interrogantes que se resuelven en el transcurso de la historia. Los intérpretes sumergen a la audiencia en un universo paralelo donde construyen sus vivencias y hasta un castillito helado. En este mismo contexto, una bailarina camina en relevé sobre un charco que ocupa todo el lugar. Sus pies hacen contraste con la escena, el piso imita al movimiento de un lago que se descongela y, mientras lo atraviesa, lleva un trozo de hielo en equilibrio sobre la cabeza.
A su vez, otro performer se suspende en una barra vertical sólo con su estómago y así se hacen parte -o viceversa- de su elemento. Incluso se utilizan diversas metáforas, como aquello que lastima y aún así se abraza. “Descongélenme cuando el amor sea duradero”, expresa un artista mientras sus compañeros lo rodean de bloques para mantenerlo en estado inerte.
La idea eleva todos los estándares a la hora de trabajar con elementos, transmite enfoques con varios significados y muy bien pensados. La materialización de los conceptos asume un rol que mantiene al espectador al borde de la silla, aunque sea por empatía a los cuerpos que resisten el escalofrío.
Bailarines y performers: Máximo Corengia, Catalina Jure, Ludmila Mazzucchelli, Santiago Morazzo, Martín Toledo, Eva Torrez y Jorge Yañez.