El Colón y la Fierecilla, puro Shakespeare

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Osiel Gouneo, invitado de lujo para está producción. Ph: PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

“Tu marido es tu señor, tu vida, tu guardián, tu jefe, tu soberano. El que cuida de ti (…) El homenaje que el súbdito debe a su príncipe es la sumisión que la mujer debe a su marido (…) Vergüenza de que reclamen el gobierno, el poder, la supremacía, cuando su deber es servir, amar y obedecer. ¿Por qué, si no, tenemos el cuerpo delicado, frágil, tierno, impropio para la fatiga y trabajos de este mundo, si no es para que nuestro corazón y nuestras amables cualidades estén en armonía con nuestra naturaleza material?” (La fierecilla domada, Shakespeare 1592).

Este monólogo -bastante más extenso en su versión original- pertenece a Catalina, hija mayor de Vicencio y hermana de Blanca. La historia es popularmente conocida por sostener la ironía del dramaturgo William  Shakespeare (1564-1616) frente al machismo en la época de sumisión femenina, como lo fue exacerbadamente en circunstancias de aquel siglo. La obra del escritor inglés se llevó adelante en el Teatro Colón entre el 15 y el 21 de octubre, con el ballet estable en la versión de John Cranko. La reposición estuvo a cargo del coreólogo Pablo Aharonian.

Bajo la dirección de Mario Galizzi, Aharonian contó con el inigualable aporte de Marcia Haydée como maestra ensayista de esta pieza que, posterior a su estreno, obtuvo gran repercusión. La legendaria maestra se puso en la piel de Catalina más veces que en cualquier otro personaje. La étoile, junto con Richard Cragun, resultaron la pareja original de la comedia shakespeariana que fue vista en nuestro país, por última vez, en 1993.

Aharonian contó con el inigualable aporte de Marcia Haydée como maestra ensayista de esta pieza. Ph: Patricio Melo.

En estas instancias puede decirse que lo relevante es analizar las repercusiones que originó el trabajo en la actualidad. Hay quienes retoman una intensa parte del argumento y justifican la necesidad de retraerse en el tiempo, con el fin de comprender las problemáticas relacionadas con el género. Es posible una comprensión que va más allá de excusarse en cuestiones de época para transitar la trama, que está muy bien representada por el ballet y a su vez por esta versión.

El soliloquio que inaugura este comentario, atraviesa cada situación de lo interpretado en el coliseo argentino. En la interpretación de Camila Bocca y el cubano Osiel Gouneo, figura actual de la Ópera Estatal de Munich, se comprende desde un principio que la comedia contará con leves pinceladas dramáticas. Bocca transitó el personaje en cada una de sus facetas, transmitió carácter y emoción, con herramientas actorales que complementaron su técnica con naturalidad.

Los primeros bailarines: Camila Bocca y Osiel Gouneo. Ph: PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

Por su parte, Gouneo se destacó tal y cómo se esperaba, fue ovacionado por el público desde su ingreso. La capacidad del bailarín vislumbró en cada presentación, no sólo por sus grand sissone o jete (saltos de difícil ejecución), sino también, por la potencia que irradia. En ocasiones, se considera que el artista presta el cuerpo para sus personajes. Sin embargo, quedaba un rastro de este bailarín en Petruchio y era su inigualable energía hasta en la punta de los dedos al hacer una reverencia o bien, en la sonrisa pícara de las escenas que daban lugar a ello.

En esta adaptación se respetó y destacó la esencia de la historia. Los interrogantes con que Shakespeare interpela al lector mantuvieron su eje siglos después y atraen al público actual.

En la sala hubo algunas risas cómplices y el ambiente era cálido, hasta que los recién casados comenzaron a vivir momentos de disgustos. Un claro ejemplo, es el cuadro en que Petruchio apagó la fogata que funcionaba como único medio de calor para su cónyuge.

Instantes inmersos en el lector que se reflejan en el ballet, de la misma manera en que la comida se convierte, también, en un método de dominación. Los bailarines principales desplegaron el pas de deux final, con gestos que describen minuciosamente a la obra original. La protagonista intenta luchar con la última chispa de fierecilla o “shrew” – en inglés -, pero su partenaire vuelve a tomar el poder y la domina. Antes de cerrar el telón, el flamante esposo toca la nariz de su mujer como a una mascota domesticada. Es difícil no pensar en el manuscrito: “Rebajad, pues, vuestro orgullo, que de nada os servirá, y poned vuestras manos bajo los pies de vuestros maridos”.

Osiel Gouneo, figura actual de la Ópera Estatal de Munich. Ph: PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

Desde catedráticos que cruzan conceptos sadomasoquistas con Catalina, hasta quienes acercan las problemáticas de género a la actualidad (o incluso lo ven como un asunto de época solamente), demuestran una inclinación a Shakespeare con un guiño feminista. Sus obras cuestionan la premisa de que hasta hace apenas unos años, el único papel que la sociedad atribuía a la mujer, era el de la indefensa esclava cuya misión en la vida consistía en obedecer a los hombres.

Coreografía: John Cranko | Dirección musical: Javier Logioa Orbe | Música: Domenico Scarlatti – Kurt-Heinz Stolze | Reposición coreográfica: Pablo Aharonian | Supervisión general coreográfica: Marcia Haydée | Primer Bailarín invitado: Osiel Gouneo (Ballet Estatal de Baviera) | Ballet Estable del Teatro Colón – Director: Mario Galizzi | Orquesta del Estable del Teatro Colón | Diseñador de Luces y Supervisor de Escenografía: Steen Bjarke | Iluminación: Rubén Conde | Diseño de vestuario: ElizabethDalton

La Fierecilla Domada, por dos artistas de la casa: Natalia Pelayo y Juan Pablo Ledo. PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

La Fierecilla Domada del Ballet del Teatro Colón

Por Martín Goyburu

Los roles protagónicos del segundo reparto de La Fierecilla Domada (miércoles 18 de octubre), estuvieron encarados por dos artistas de la casa: Natalia Pelayo en el rol de Catalina (hija mayor) y Juan Pablo Ledo como Petruchio.

Ambos bailarines lograron una química muy especial entre ellos. Y además de bailar con exactitud técnica en el transcurso de toda la obra, lo más importante de esta noche fue la madurez escénica e interpretativa que imprimieron en su entrega.

El entusiasmo que despierta una buena propuesta coreográfica, con excelentes preparadores (como fue este caso), permite lograr la máxima calidad de nuestro primer coliseo en su conjunto. Como se ha visto en el transcurso de la historia del cuerpo de baile, en estas circunstancias lo mejor sale a la luz, proponiendo al público una experiencia inigualable.

Pelayo y Ledo, lograron una química muy especial entre ellos. Ph: PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

La coreografía de Cranko también hizo lucir y descubrir a otros bailarines del cuerpo de baile estable del Teatro Colón. Tal fue el caso de Antonio Luppi en el rol de Gremio, quién supo hacer reír a la platea en cada aparición. Su actuación desvergonzada logró el aplauso de toda la sala. Mientras que David Gómez como Hortensio no se quedó atrás, los dos juntos fueron dinamita.

Fue muy grato reencontrar en escena a Noemi Szleskynski, junto a Eliana Figueroa, como una de las dos taberneras, ambas de una desfachatez propia del personaje.

Si bien el difícil pas de deux propuesto por el coreógrafo sudafricano e interpretado por Rocío Agüero (Blanca, hija menor) junto a Gerardo Wyss (Lucencio) no logró el resultado esperado, el pas de six tuvo excelentes ejecuciones de todos sus bailarines: Lola Múgica, Laura Domingo, Beatriz Boos, Jiva Velázquez, Sebastián Bustos y Yosmer Carreño.

Antonio Luppi en el rol de Gremio, cautivo al público en cada aparición. PRENSA TEATRO COLON / Máximo Parágnoli.

Cabe destacar a todos los bailarines del elenco, que supieron poner la energía, técnica y actuación que este ballet necesita para mantener al espectador alerta dentro de la narrativa shakesperiana.

La orquesta, bajo la batuta del maestro Javier Logioia Orbe, brindó un marco de excelencia musical a está Fierecilla no tan Domada.

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Camila Hassan
Periodista recibida de TEA. Actualmente curso en UNDAV con el fin de ampliar mis conocimientos en periodismo. Con formación en danza jazz y clásica desde temprana edad, me considero una apasionada del género. Realicé notas en diversos medios digitales, como Bikini Burka (Madrid, España), plataformas con perspectivas medioambientales y colaboré en redacciones para temáticas de sociedad.