Animal salvaje, Carmen encarnada

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Marcia Haydée junto a la exquisita Maricel De Mitri. Ph: Carlos Villamayor.

Marcia Haydée habla de Carmen como si desenterrara un mito. No un personaje, sino una fuerza ancestral: “Era casi un animal salvaje”, dice como si se refiriera a una persona real del pasado. Su Carmen no es la femme fatale de postal, dice: es un arquetipo pagano, una diosa conectada a las entrañas femeninas y a lo lúdico infantil. La que era revivirá en el Teatro Colón interpretada, ella y el desafortunado Don José, por cinco parejas de bailarines y la Orquesta Filarmónica en vivo.

A sus 87 años, Haydée, la leyenda que coreografió esta versión en 2006 se presenta en un café con periodistas, ideado por Julio Bocca, director del Ballet Estable del Colón. Haydée lleva una gorra con visera, viste “canchera”, y suelta: “Soy mitad argentina, mi mamá era argentina”. Es la misma artista que Maurice Béjart llamó “guerrera” y Cranko consideró su musa absoluta.

 
Marcia Haydée junto a los primeros bailarines Victoria Wolf y Juan Pablo Ledo. Ph: Carlos Villamayor.

En el mismo evento, la ministra de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, celebró los 100 años del Ballet Estable, y el director de la sala, Gerardo Grieco prometió “resignificar el sueño de los fundadores”.

Del 5 al 16 de abril, Natalia Pelayo, Camila Bocca, Ayelén Sánchez, Eliana Figueroa y Victoria Wolf —junto a sus Don José— intentarán capturar ese relámpago de fiereza que Haydée aún lleva dentro. “Cuando estos bailarines salen a escena, el público lo siente primero con el corazón”, advierte Haydée sobre la obra que abrirá el sábado 5, la temporada de Ballet de la principal sala de teatro de la Argentina.

¿Qué la llevó a coreografiar Carmen, entendiendo que ya había otras versiones?

Marcia Haydée: Hay versiones de Carmen como las hay de El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente. No creo que haya una mejor que otra. La mía es mi manera de ver a Carmen. Ella es lo que yo siento. Carmen no era una mujer. Era casi como un animal salvaje. Quería la libertad total. No era sensual o sexy. Carmen era una mujer con poder para todo. Era como un imán. Todos los hombres querían estar con Carmen. Las mujeres querían ser como Carmen.

 
Marcia Haydée junto a la primera bailarina Ayelén Sánchez. Ph: Carlos Villamayor.

¿Usted se refiere a una dimensión animal de la persona?

MH: Es un animal salvaje. No una mujer normal, cotidiana. Es la mujer que tiene una capacidad para hacer todo.

¿Usted ha sentido en algún momento de su vida esa dimensión animal en su persona?

MH: Sí, claro. Yo creo que todas las mujeres tienen dentro eso, de alguna forma.

¿Esa dimensión salvaje usted la vive en el escenario solamente?

MH: No, yo lo vivo en mi vida.

¿Cómo aborda el proceso de dirección actoral con los bailarines?

MH: No es difícil. Los hago hablar cada día un poco más. El Teatro Colón tiene un escenario muy grande, entonces tienen que proyectar la voz. Eso contribuye a que se suelten. Yo aprendí a interpretar también con la voz cuando trabajaba con Maurice Béjart. Él me hacía hablar mucho. Nos presentamos en Buenos Aires hace ya muchos años con el espectáculo La Madre Teresa y los Niños del Mundo en el que yo narraba las enseñanzas de la Madre Teresa de Calcuta. Eso es lo que busco de los bailarines en esta reposición de Carmen, que bailen pero también que puedan actuar.

Yo aprendí a interpretar también con la voz cuando trabajaba con Maurice Béjart. Ph: Carlos Villamayor.

Hay una dimensión muy sexual de Carmen que es más emocional ¿Es más difícil lograr esa interpretación?

MH: Uno tiene que encontrar los bailarines que tienen la capacidad de transmitir eso. No son todos. Apenas llegué a la compañía, identifiqué quién puede y quién no puede abordar la psicología y la emocionalidad que yo quiero imprimir a los personajes.

A lo largo de su carrera, trabajó con leyendas como Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov, Anthony Dowell, Richard Cragun y Jorge Donn. ¿Qué huella dejó cada uno de ellos en su vida artística y personal?

MH: No podría citar detalles. Sí te puedo decir que cada uno me enseñó a ser una parte de mí. John Cranko (NdR: Cranko fue su mentor en Stuttgart y creó para ella roles icónicos como OneginRomeo y JulietaLa Fierecilla Domada) decía que yo tenía en mí todos los tipos de mujeres del mundo. Entonces una vez hizo una Julieta para mí. Después hizo la Fierecilla. Después me hizo Carmen.

¿Cómo ha evolucionado Carmen desde que la creó hasta el presente?

MH: Yo la creé para Luis Ortigoza y Marcela Goicoechea cuando trabajé en Chile. Ellos fueron mi inspiración. Cada uno de los que la interpretó luego, trajo algo de ellos. Eso hace que Carmen continúa desarrollándose. Encuentro muy bueno que Luis (Ortigoza) esté acá trabajando con Julio Bocca.

Los primeros bailarines Ayelén Sánchez y Facundo Luqui frente a la mirada atenta de la coreógrafa, Africa Guzmán y Luis Ortigoza maestros ensayadores. Ph: Carlos Villamayor.

El Teatro Colón

MH: Para mí es algo muy misterioso. Algo que otros teatros no tienen. Este teatro marcó mi vida. A los 18 años, audicioné aquí para el Ballet del Marqués de Cuevas. Y quedé seleccionada. Años después, ya siendo una personalidad conocida de la danza, volví con el Stuttgart Ballet y el público me recibió con los brazos abiertos. Cuando vine a bailar con Jorge Donn el público se volvió loco, nunca lo olvidaré. Los bailarines criados en esta escuela (el Instituto Superior de Arte) tienen fama de ser de los mejores. Como Julio Bocca, Maximiliano Guerra, como José Neglia, Jorge Donn.

¿Qué consejo le daría a los jóvenes de ahora?

MH: Si quieren ser bailarines, tienen que trabajar. Ser bailarín no es una carrera. Es una manera de vivir. Si no lo pueden lograr, es mejor buscar otra cosa. Porque esta forma de vida significa una disciplina. Julio (Bocca) es el ejemplo de disciplina. Las generaciones jóvenes están muy influidas por las redes sociales. Sin embargo, yo conozco muchos jóvenes que cuando llega el momento de estar en la clase, se olvidan de las redes. Si no pueden dejar de lado los dispositivos, que busquen otro trabajo.

Sobre Julio Bocca

MH: Siendo directora del Stuttgart Ballet, muchos años atrás, oí hablar de un chico que volaba, Julio Bocca, era argentino… Quise saber si era cierto, por eso lo invité a actuar con la compañía. Cuando lo vi en los ensayos en el rol de Príncipe en mi versión de La Bella Durmiente, descubrí que lo que había oído no se comparaba con la realidad. Su trabajo en clase era impresionante. Y lo más notable: su generosidad. Pasaba horas ayudando a los demás bailarines que estaban interesados en saber cómo eran sus saltos. Hoy quiero agradecerle públicamente por elegir mi Carmen para abrir esta temporada en el Teatro Colón, el más bonito del mundo.

Marcia Haydée desborda de energía en cada ensayo. Ph: Carlos Villamayor.

Sobre los bailarines del Colón

MH: Cada uno de estos jóvenes es especial. En los personajes de Carmen y de Don José, cada interpretación es distinta, pero todas son divinas. Tienen algo único: como sudamericanos, bailan primero con el corazón. El público no solo ve técnica, siente su pasión. Julio es incansable: exige más que yo misma.