En continuidad con su programación anual, el Ballet del Sur, dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, efectuó seis funciones en el Teatro Municipal de su ciudad, Bahía Blanca, los días, 21, 22, 23, 28, 29 y 30 de octubre. Balletin Dance tomó como referencia para efectuar el presente comentario la ofrecida en el estreno.
Quizás, algún retraso en la provisión de ese elemento tan indispensable como es la zapatilla de punta haya llevado a la dirección del ballet, que ejerce Luis Miguel Zuñiga, a programar una función completa a pie descalzo. Lo cierto es que el resultado fue muy aplaudido.
El programa estuvo conformado por sólo dos obras. La primera de ellas fue Encontrarse con tus ojos, coreografía del propio Zuñiga, sobre una partitura de Ezio Bosso (Following a bird), que ejecutó en buena labor Ignacio Ares sentado al piano, en escena. Música y danza reflejan al unísono y eficazmente los escarceos de una relación sentimental incipiente. Buen desempeño el de las ejecutantes: María Filipi y Anahí Araujo, en búsqueda de una expresividad corporal intensa, enmarcado en un vestuario informal y una iluminación acorde con las vivencias.
La primera luz del día. Lucía, la segunda y última puesta del programa es creación coreográfica de Eduardo Yedro, quien tomó una serie de hermosas composiciones de Astor Piazzolla: Fear, Tanguedia, Calambre, Melodía en la menor, Otoño Porteño, Invierno Porteño, Primavera Porteña y Verano Porteño, (arreglos de Julián Caeiro). Mantuvo la presencia del tango en actitudes y acentos, un Yedro imaginativo y original que entrelazó los lenguajes contemporáneo y neo-clásico. La pareja principal, integrada por Keila Braidot, (revelación) y Cristian Amprino, alcanzó amplio dominio de escena y fue convincente en su expresión. Buen trabajo de Amprino y Javier Argañaraz en sus respectivos solos. Igual valoración para las solistas: Daiana Álvarez, Julieta di Scala y Mercedes Calderón.
La Orquesta Sinfónica Provincialal mando de Luis Belforte, tuvo un brillante y valorado aporte. Alejandro Pereyra fue el impecable solista de bandoneón.
Jorgelina Duca se desempeña en la preparación técnica de los bailarines y en la ocasión fue asistente y ensayista para la puesta coreográfica de Eduardo Yedro. Para destacar: la belleza lumínica, (apoyada especialmente en el acentuado de la luz intensamente blanca sobre un vestuario en rojo llameante); una danza de gran efecto; temas consagrados que el oído placenteramente reconoce y el desempeño artístico del conjunto con su técnica elaborada.