Informe | Frutillar
La misión educativa es para el Teatro del Lago su principal objetivo, por ello la tarea realizada en la Escuela de Ballet, cobra tanto protagonismo. Balletin Dance, dialogó con Macarena Montecino, directora desde hace cuatro años
El teatro nació con cursos de danza abiertos a toda la comunidad, que pronto se sumaron a la propuesta que la Royal Academy of Dance (RAD) con sede en Londres, ofrece en 83 países. “En 2013 tomé la dirección y comenzamos a trabajar en este proyecto” explicó Montecino. La selección tuvo que ver con que para la maestra, “es la única escuela que se ocupa de certificar a sus maestros y de traspasarles absolutamente toda la información. Se alinea muy bien a lo que somos como institución, a nuestra misión y a nuestra filosofía que es de acoger a todo el mundo, independientemente de sus capacidades físicas, su talento o su edad. De abrazarlo y darle la oportunidad de vivir experiencias y educación artística de la mejor calidad que podamos entregar. La RAD es eso”.
La escuela tiene dos ramas bien diferenciadas. Por un lado, la de aquellos pequeños con posibilidades futuras de concretar una carrera profesional en el mundo del ballet, que ellos llaman “vocacional” y que integran muy pocos postulantes. Por otro lado, todo el resto de los interesados en estudiar danza y ballet, “uno de nuestros orgullos es que nuestros alumnos son de una diversidad infinita, tanto de cuerpos, de etapas, como de nivel socioeconómico”, expresó la directora.
Experiencia escénica
Los niños del área vocacional de la escuela participan sobre el escenario, en las diferentes propuestas artísticas que llegan a Frutillar. En el marco de La Sylphide ofrecido por el Ballet del Sur que dirige Ricardo Alfonso, junto a Ludmila Pagliero, participaron niñas “que están entre el grado uno y el tres de nuestra escuela. Eso quiere decir que tienen de 8 a 11 años”. La coreografía es de Bernard Courtot, quien “vino hace dos meses, un día, con una obra específica, y nos quedamos nosotros trabajando hasta su regreso”.
La consigna educacional es “inspirarlos para que conozcan esta carrera desde adentro, con las exigencias y la disciplina, pero también resguardando su felicidad. Que esto sea una actividad de disfrute y de goce. Estamos en un pueblo tan chico, donde todo esto era tan desconocido hace apenas cinco años, que necesitamos que la gente lo conozca, lo viva desde adentro, entiendan el trabajo que significa cualquier producción, y que luego esa misma gente a futuro traiga a sus hijos, consuma arte, lo valore, por lo que es realmente”.
Oriunda del Sur de Chile, a los 13 años fue admitida en la Escuela del Teatro Municipal de Santiago “la única escuela vocacional que hay en Chile”. Entonces ya sabía que volvería a sus tierras, para contribuir a que niños y jóvenes no tengan que abandonar a sus familias para seguir su sueño. “La vida pasó, egresé de la escuela y hace doce años que estoy dictando clases acá”.
¿El objetivo de la escuela a futuro es formar una compañía profesional?
Nuestra meta al 2020 es tener un ballet juvenil. El costo de tener una compañía residente es muy alto y hoy día estamos en una etapa de sustentabilidad, que nos convoca y nos importa mucho, para que este teatro se sostenga en el tiempo y tenga cien años más. Frente a eso soy bastante realista. Hemos trabajado en El Cascanueces y se nos viene Coppelia para el próximo año, con coreografía de Esdras Hernández”, bailarín español del Ballet de Santiago.
“En cuatro años hemos tenido cosas muy lindas y logros muy importantes, pero todo a su tiempo”. Montecino explica con detalle y orgullo que dos de las alumnas de la escuela, fueron aceptadas para realizar cursos de verano en la Escuela de la Opera de París y del Royal Ballet de Londres, siendo las pioneras chilenas.
Las actividades educativas en danza se complementan con los programas gratuitos ¡Tu puedes Bailar! (desde 2013 ofrece clases y espectáculos), Eduvida (actividades con estudiante de la escuela), Guardería Creativa (para niños de 2 a 8 años, en horario de actividades teatrales) y Visitas Guiadas.