El Ballet del Sur dirigido por Ricardo Alfonso efectuó tres funciones de El Lago de los Cisnes en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, del 9 al 11 de noviembre, junto a la Orquesta Sinfónica Provincial
Las doncellas-cisne posan de manera recurrente su cuerpo alado en los escenarios del mundo. El interés que concita El Lago de los Cisnes no decae. En los 122 años transcurridos desde su estreno triunfal (Marius Petipa-Lev Ivanov sobre partitura de Piotr Ilich Tchaicovsky) la obra se ha convertido en símbolo del ballet clásico.
Es preciso destacar que para su versión, Ricardo Alfonso investigó arduamente la obra de Cyril Beaumont. Según comentó, su propósito era retornar a las fuentes más antiguas, aquellas de las que restan escasos documentos fílmicos aunque existen algunas transcripciones coreográficas al papel en las que se indica la correspondencia danza-música, anteriores a la aparición del método Labanotation. En el segundo acto (el más conocido y ejecutado) pudieron advertirse sutiles transformaciones: ciertos pasajes reconstruyeron tiempo musical y pasos idénticos a aquellos plasmados en la versión que montara en esta ciudad en 1958, Delfino Larrosa, bailarín argentino que integró el Ballet Ruso. Además, la investigación realizada condujo a Alfonso a revisar el argumento original de Begichev y Gelster. Buen trabajo. Vocación de estudio y esfuerzo acompañan siempre a los logros artísticos.
Como es habitual, la segunda función (día 10), presentó el segundo elenco titular. Gabriela Noia elaboró una Odette muy personal; frágil, delicadamente alada y desesperada, denotaba el estado de ánimo del personaje mediante expresivos rostro y cuerpo sin perder nunca su condición de cisne. Sayoko Hirano, en Odile, aportó su técnica al difícil Cisne Negro y fue tan maléfica y burlona como su padre (el Brujo) -Sebastián Falú, en actuación convincente- exigía de ella. Interesante juego expresivo en el que Von Rothbart induce mediante su autoridad los retaceos que la falsa Odette emplea para confundir y conquistar a Sigfrido. Gorky Flores encarnó al Príncipe y su desempeño fue acorde a los requerimientos del rol, tanto en su función de partenaire como en la de ejecutante solista.
Fue excelente esa noche, el pas de quatre del tercer acto (Antonella Silva, Estefanía Segovia, Javier Bernal y Grégoire Lansier). Todas las danzas de carácter fueron muy coloridas y bien ejecutadas, pero el trabajo del cuerpo de baile en el cuarto acto fue superador. Se trata de un bien logrado cuadro coreográfico que consigue un acertado efecto (visual-temporal) al evocar el comportamiento sereno del vuelo de las aves, desplazándose en grupos para volver a posarse.
Excelente vestuario. Muy buena escenografía, lamentablemente menospreciada por la iluminación (que requerirá cambios y mejoras). La Orquesta Sinfónica Provincial al mando de Javier Logioia Orbe ejecutó la partitura en notable y armónico marco, destacándose la labor de las cuerdas solistas en el difícil adagio del segundo acto.
Después de estas tres funciones a teatro colmado, el Ballet del Sur reaparecerá en diciembre para concretar sus últimas actuaciones del año. Serán también tres, con La Visita de Terpsícore, espectáculo didáctico creado por Bernard Courtot de Boutellier. Además de convocar de manera organizada a alumnos de diferentes niveles y escuelas, las presentaciones serán gratuitas, para todo público. Las fechas: martes 21 a las 10:15 hs, jueves 23, 10:15 hs y viernes 24 a las 13:40 hs.