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España sigue Danzando
Por Gustavo Friedenberg desde Sevilla
Para exponer brevemente un panorama sobre la actualidad de la danza en España, resulta indispensable hablar de la Compañía Nacional de Danza que dirige José Carlos Martínez
Frente a los recortes presupuestarios en todo el ámbito cultural, la CND está respondiendo con elasticidad y creatividad. Para constatarlo, basta con revisar el nivel y carácter versátil de sus bailarines tanto como de los coreógrafos convocados para las últimas producciones, muchas de ellas programadas en la actual temporada.
Por un lado, un repertorio que incluye coreografías de Ohad Naharin, Jerome Robbins y William Forsythe, por el otro, la CND ha vuelto a apostar por el ballet académico en su formato de obra completa, lo que no se producía desde 1989. Don Quijote, uno de los grandes símbolos de España, se verá con coreografía del propio José Carlos Martínez. El elenco ha sabido posicionarse con altura entre sus pares del mundo diferenciándose con claridad de la línea estética y del rol que ocupa como bandera española el Ballet Nacional dirigido con eficacia y estilo por Antonio Najarro.
Entre los protagonistas de la temporada de la CND, cabe mencionar la puesta de Carmen, del sueco Johan Inger, exponiendo a uno de los mayores íconos de España a ser desnudada por una mirada extranjera y contemporánea; y el estreno de Home (que se verá en el nuevo espacio La Pensión de las Pulgas de Madrid) en colaboración con los propios bailarines, acorde con la propuesta del director de abrirse a lenguajes más experimentales y espacios de representación más pequeños. Posiblemente, también una respuesta a su desatendido reclamo por una sede propia.
El excelente desempeño de estas dos compañías es reflejo de un fenómeno interesante en relación a la altura y variedad de propuestas extranjeras que ya se están apreciando, durante la primera mitad del año repartidas por todo el país. Entre los visitantes se destacan el Ballet Nacional de Holanda (HET), el francés Rachid Ouramdane y el Centre Chorégraphique National de Grenoble con Tenir le Temps. Kaash del ecléctico coreógrafo británico Akram Khan, quien ya supo ganarse a los españoles de la mano de Israel Galván en Torobaca. Plexus, una exquisita pieza del francés Aurélien Bory creada para la japonesa Kaori Ito, y una puesta teatral que no dejará indiferente a los amantes de la danza con el aclamado Robert Wilson, que a través de Mikhail Baryshnikov recrea al personaje de Nijinsky en Letter to a Man.
En relación a los creadores locales, Sol Picó, que ha visitado nuestro país en varias ocasiones incluyendo la última edición del FIBA, sacude al público local con Sólo son Mujeres, una obra que rinde homenaje a las féminas víctimas del franquismo. Con un estilo diametralmente diferente, Victor Ullate despliega el arte de su compañía con una gira internacional que incluye varias piezas de su repertorio y que los traerá a mediados de mayo hasta nuestra vecina Montevideo.
En materia de flamenco, la malagueña Rocío Molina parece estar revolucionando a profesionales y aficionados con su talento y vanguardismo, y es uno de los nombres que más se hace oír, aunque su calendario internacional reserva muy poco espacio para sus paisanos en éste primer semestre de 2016. En cambio el público ibérico podrá gozar de personajes como Sara Baras con Voces, su última creación, María Pagés, Daniel Doña y la Compañía de Antonio Gades con Antonio Canales como invitado en Fuenteovejuna.
Si bien España goza de suerte geográfica que facilita el intercambio con el arte del mundo entero, también es cierto que ha sabido adaptarse de un modo interesante a la crisis que atraviesa desde el año 2008, y que evidentemente también ha golpeado al arte y la cultura. Lamentablemente han desaparecido algunos festivales como el Escena Contemporánea (trece ediciones en la ciudad de Madrid); y otros, como el Festival de Danza de Oviedo o el Festival de Otoño a Primavera (originalmente Festival de Otoño) han optado por un formato extendido que a veces llega a abarcar toda la temporada entre octubre y junio, diluyendo tal vez la esencia intensa y concentrada de ‘festival’, pero permitiendo enmarcar una cantidad de producciones que de otro modo serían inviables. Si las crisis son oportunidad, habrá que prestar atención a las estrategias que adopta en cada sitio la cultura, para continuar transformándose a sí misma y a sus sociedades.