El teatro infantil del Teatro Nacional Cervantes establece estĆ”ndares de excelencia que deberĆan ser referencia para el resto de las producciones teatrales del paĆs
Para botones de muestra, el Cirano de Emiliano Dionisi del año pasado y El Hombre que Perdió su Sombra, dirigida por la coreógrafa Eleonora Comelli y Johanna Wilhelm que estarÔ en cartel hasta el 18 de agosto.
La concepción sorprende con elementos originales, como la acertada oposición de proyecciones y actuaciones āpresencialesā. El juego de luces y sombras no sólo refuerza sentidos. Conduce la acción dramĆ”tica, gestiona climas.
Lo virtual se vuelve real. El universo onĆrico (mĆ”gico) tan propio del imaginario de la infancia feliz, estĆ” excelentemente recreado en el escenario.
Que Axel Krigier y Alejandro TerÔn (asociación creativa de mÔs de 30 años) sean parte activa y presente en la pieza, es un gran acierto.
Debe seƱalarse, sĆ, que por esas cosas misteriosas que gobiernan el universo infantil, la pieza fascina mĆ”s a los de 8/9 aƱos y un poco menos a los querubines, que pueden llegar a desconectar la atención en el medio de la obra.
En El Hombre⦠todo estĆ” cuidado y las partes coreografiadas (āen colaboración con los intĆ©rpretesā) resultan muy eficaces.
Nuevamente desde estas pÔginas reclamamos mÔs funciones y giras para estas piezas. Merece la pena que este capital cultural sea compartido con mÔs público para sacarle provecho pleno.
La visión de una espectadora
Miranda Elinger (9 aƱos)
āLa obra me pareció muy buena, muy entretenida y me sĆŗper divirtió. La sala es muy linda y eso tambiĆ©n influye. La mĆŗsica es acorde a la obra. El inicio con ellos (los actores) haciendo esas piruetas es Ā”huau!
Me reà mucho. Es sorprendente cuando él [Peter, el protagonista] aparece y le ofrecen un trato tan extraño. Me encantaron las partes en que los personajes se presentan y en especial cuando canta Fanny. Es genial que los músicos sean parte de la actuación también. Muy buena idea⦠y buenos músicos.
El final es muy emocionante, aunque es un poco rĆ”pido. Ćl recupera su sombra, saludan y se van. Me hubiera gustado saludarlos a la salidaā.