“Sácale todo al pueblo, menos el carnaval. “Argumentó Carina Bradanini, docente de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), al funcionario que decía no tener fondos ese año en Concordia. Así le indicaba a su hija Federica Irigaray el camino. Ese, que se hace jugando con un traje de fantasía en los desfiles del carnaval litoraleño
Gualeguaychu es quizás, donde empezó la tradición inspirada en la Venecia de antaño: la foto de 1959 del Museo del Carnaval, muestra la primera carroza propuesta por una docente del Colegio Villa Malvina. En el mismo se recuerda a José Luis Gestro, quien trajo la inspiración de las ‘escolas de samba¡ de Río de Janeiro. Kamarr -del Club Sirio Libanes, hasta hace poco llevaba al corsódromo temáticas árabes y, claro sus pasistas, bastoneras y miembros del ballet de batucada son especialistas en danza del vientre. Rápidamente esa tendencia se expandió a otras agrupaciones, mayormente de la mano de Alejandra Neves, quien dejaba sus puntas e iba con su padre al club donde le propusieron ser figura. Desde allí implementó desplazamientos, movimientos de jazz y la elegancia del ballet clásico.
Durante las últimas dos décadas, la tendencia de fusionar danza árabe con samba brasileño, merece una observación. La teoría de Gabriela Ceballos Bertero, es que su origen africano y la similitud de movimientos y ritmos las hace hermanas. Especialista en BellyDance y Samba no Pé, Ceballos en su Resistencia natal (Chaco), viene estudiando y relacionándolas aunque se encamina a estilos más puros de cada una. Adelardo Ojeda advierte que las que bailan oriental tienen disociación, oído para los cortes de la percusión y soltura de caderas que aportan muchísimo a la hora de montar sus coreografías para la correntina comparsa Ara Berá. Irigaray reconoce que aun no habiéndola estudiado, al aprender a sambar en los ensayos de la batería de Ráfaga, tiene movimientos orientales asimilados. Ese es otro punto en común: estas danzas se aprenden en comunidad, no en la academia.
Los carnavales de La Capital Nacional del Carnaval: Corrientes, Gualeguaychú y Concordia, tienen sus diferencias en cuanto a forma y duración del certamen, la impronta de las carrozas, vestuario, si la música trae influencias de Uruguay, murga porteña, samba brasileño, cuarteto cordobés, si van con batería o batucada; pero la danza y la estética vienen de Río de Janeiro y tierras moriscas.
Adelardo acierta a decir que los carnavales son una gran competencia de baile. Con su amplia formación en danza, sus creaciones coreográficas fusionan samba con lo que sus intérpretes bailan, tanto para la instancia del teatro como la del desfile. Federica quien reparte su tiempo entre los estudios en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), los shows en Mari Mari Eventos y el teatro de revista, se enorgullece de “su” carnaval donde todos los estilos se mixturan para defender los colores de su comparsa. Neves en sus diversos roles de pasista, porta bandera, coreógrafa y jurado, viene pisando firme en las distintas comparsas de Gualeguaychú. Gabriela tiene el objetivo de profundizar en ‘samba no pé’ desde su profesorado, la producción de eventos internacionales y viajes de especialización a Brasil, apostando a aprender su cultura carnavalesca.
El primer registro de esta católica “fiesta de la carne”, es en La Edad Media, donde Europa estaba sumida en la pobreza y el hambre. Las diferencias sociales y el poder justificado por la Iglesia, que llevaron a una crisis económica y social, dan sentido a una fiesta loca antes del ayuno de la Cuaresma. Esos días, bajo sus máscaras, todos son iguales.
Tanto Federica, de linaje materno carnavalero, cuanto Ojeda iniciado adolescente en el mundo del Rey Momo, coinciden en que los carnavales borran fronteras, clases sociales, que es un tiempo extraordinario. Una fiesta popular que se convirtió en espectáculo y concurso -aunque siguen existiendo El Matecito, los Carnavales Populares de Corrientes, Corso al Revés de Victoria y otros eventos no turísticos. Allí se vive claramente la pasión por tu comparsa, tu comunidad. Se trabaja todo el año para en carnaval defender tu bandera y compartir la alegría de jugar a ser otro.