Irina Bárbara Borovski (Buenos Aires, 8 de enero de 1931-Viena, 25 de febrero de 2020)
Hija única del director de Gazeta Polska, Gustavo Borovski y de Janina Urban, ambos residentes polacos en Argentina. Irina asistió a la Escuela Primaria de San Martín al 400 a la vez que al Estudio de Danzas de Michel Borovsky (sin parentesco) y Nélida Cendra.
Al ingresar a la Escuela de Baile del Teatro Colón tuvo por maestra a Esmée Bulnes. En 1945, con 14 años, entró como refuerzo al Cuerpo de Baile, y con el arribo de Bronislava Nijinska, y la jubilación del grupo creador del Ballet en 1925, pasó por concurso a bailarina de fila, y a corifea en 1947.
Los coreógrafos y maestros que se sucedieron: Margarita Wallmann, Mercedes Quintana, David Lichine, Aurel Millosz, Tatiana Gsovsky, siempre le dieron un lugar destacado por sus propios méritos. Más con la llegada de Leonide Massine en 1953, y dada su autoridad, de corifea la llevó a Primera Bailarina como ‘La vendedora de guantes’ de Gaité Parisienne, que le valió su consagración.
El crítico de ballet Fernando Emery lo afirmó así: “Nacimiento de una estrella: Irina Borovsky (…) Esta reposición marca una fecha que habrá de ser recordada: la de la consagración rotunda, triunfal, de una joven bailarina argentina que muchas veces hemos elogiado: Irina Borovsky. Ha sido, como unánimemente lo reconocieron todos, el nacimiento de una gran ‘etoile’.[1] A éste suceso, siguió otro con La Dama y el Unicornio, creación de Heinz Rosen, que compartió con Olga Ferri y José Neglia. También en Supay, ballet argentino de Silvia Einsenstein y Angelita Vélez, y en el Festival Internacional del Cine en Mar del Plata -1954, invitada por los Hermanos Abalos, bailó una zamba con ellos.
A la vez, recibió un telegrama de Massine que su padre leyó por teléfono: “Basia, debes viajar el 6 de julio a Nueva York para actuar con el Ballet Russe de Monte-Carlo.” Y por siete años -como Irina Borowska- recorrió Estados Unidos con el famoso Ballet, hasta que en 1961 fue invitada por el London’s Festival Ballet y se trasladó a Londres.
En 1965 con la misma compañía en una gira sudamericana, volvió al Colón para bailar Sílfides, El Lago de los Cisnes y Peer Gynt, y su prestigio se confirmó. En 1966 formó su hogar con el Primer Bailarín de la Ópera, Karl Musil. Se radicó en Viena y abandonó su carrera, dedicándose a la enseñanza y a la crianza de sus hijos Christian y Janina.
En 1981 en Grub (Alemania), la familia salvó su vida de milagro al chocar un avión militar con su casa incendiándola. Irina recibió quemaduras en un 60 %, que la obligaron a estar internada por más de un año hasta restablecerse.
En 1992, después de 27 años, volvió a la Argentina de paseo: “Quiero reencontrarme con mis raíces, con mi infancia y adolescencia, con aquellas primeras posiciones tomada de la barra y con tantas ilusiones de estudiante. Aquí recibí mi educación, aquí me hice, aquí busco las huellas de mis primeras alegrías. Siempre he sentido orgullo de ser argentina, y a pesar de tantos años de ausencia, de vivir en tantos países extraños a mi lengua, siempre llevo la nostalgia de esta tierra y de este cielo que me dieron cuna”.[2]
Irina Borovski en el London’s Festival Ballet en 1962.
[1] Revista Sintonía, mayo de 1953.
[2] Diario La Prensa, 12 de julio de 1992. Carlos Manso.