El regreso de las clases de danza presenciales en las provincias argentinas

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Foto: Anbrey Bezuglov

En los últimos días Balletin Dance compartió diferentes protocolos sanitarios para regresar a las clases de danza de manera segura para los profesores, los dueños de las academias y los alumnos. Lógicamente todos estamos ansiosos por retomar la actividad presencial, pero los riesgos de contagios obligan a prepararse e informarse con la mayor fidelidad posible.

Como se dijo anteriormente en esta revista de danza, en la Argentina es cada municipio el encargado de habilitar las nuevas actividades que podrán volver a funcionar. Cada una con sus propios lineamientos, que son autorizados luego por los gobiernos provinciales y finalmente por la Nación. Muchísimos son los que ya están trabajando.

Argentina es inmensa y cada localidad totalmente diferente, de ahí que en algunas geografías ya se están impartiendo clases de danza presenciales y en otras todavía habrá que esperar un poquito más. Lo cierto es que esta pandemia es completamente novedosa, y que día a día los científicos descubren (y todos aprendemos) nuevas características. Poseemos nueva información a medida que van sucediendo diferentes situaciones.

En el mundo, para volver a la danza de manera presencial, se han implementado diferentes procedimientos. El distanciamiento entre las personas es una obligatoriedad en todos lados, pero esa distancia varía. Si los cuerpos están en reposo pareciera que un metro y medio de separación es suficiente, pero si los cuerpos realizan actividad física y sudan, la medida debe ser mayor. El 10 de abril Ansys (una de las empresas de ingeniería de simulación más importantes del mundo), publicó un video que da cuenta de la distancia recomendada a la hora de correr al aire libre:

Pero esto cambia considerablemente en el interior de un salón de danza. Clases con barbijos en algunas ciudades, en otras 2 metros de separación entre cada alumno, que se transforman en algunas localidades argentinas en 15 m2 por asistente (que debe estar claramente marcado en el piso de la sala). En algunas ciudades se deberá tomar la temperatura de cada alumno antes de ingresar y volcar una serie de datos en una planilla (que permitirían realizar un rápido seguimiento en casos de contagios). Para transmisiones en streaming de espectáculos (en nuestro país) incluso se llega a pedir 20m2 por cada persona (técnicos, artistas, asistentes).

En ningún caso se podrá compartir ningún elemento, ni vestuarios, ni tocarse: nada de contacto por ahora. Tiempos reducidos por grupos. Y la desinfección tiene que estar garantizada en cada espacio. En algunos protocolos incluso se explica cómo debe ser la limpieza de los salones entre clase y clase. En general el regreso de los niños no está contemplado, aunque se tiene idea de que esta enfermedad mata solamente a mayores, en la Argentina hay algunos casos de muertes en niños desde los 7 años.

Muchos profesores de danza argentinos, han realizado sus propios protocolos, que algunos municipios pidieron mejorar, para maximizar la seguridad de todos y evitar un colapso de enfermos. Y no es solamente lo que debe realizar cada persona dentro del salón de clases, sino también cuestiones ajenas, como el transporte: cómo llegarán hasta la escuela de danza. Son muchas cosas en las que hay que pensar para asegurar a todos que volver a las clases sea realmente seguro. Nadie quisiera contar con contagiados en sus establecimientos, por eso mientras más medidas de prevención existan, mientras más estricto/detallado sea el protocolo, mayor probabilidades de realizar la actividad en forma segura.

En Europa, se realizan test de laboratorio a los bailarines profesionales, con cierta frecuencia, que garantizan su óptimo estado de salud y permiten así ensayos y clases grupales.

Lo que está sucediendo en algunas localidades de la Argentina (como en el Área Metropolitana de Buenos Aires, AMBA) pone en alerta a la población en general. El aislamiento físico realizado en cada país se traduce directamente en la cantidad de contagiados y muertos de su población. Cada uno de nosotros, deberá ser responsable de cumplir con todas las medidas recomendadas para manejarse de aquí en más, preservarse y cuidar al otro, para que la danza sea como antes, una actividad vital.