En el Galpón de Guevara se estrenó ‘Carne Argentina (Preludio para un Cyborg de las Pampas)’, obra de teatro-danza con dirección y dramaturgia de Patricio Suárez e interpretada por Yair Araujo, Ramiro Cortez, Diego “Tukki” Martínez y Javier Olivera Goycoechea.
Cyborg (acrónimo inglés que reúne cyber y organism, algo así como “organismo cibernético”) es un ser vivo que, además de su constitución orgánica, está compuesto por dispositivos cibernéticos, es decir, dispositivos de control que habilitarían posibles respuestas predecibles frente a los sucesos complejos en los que el organismo se encuentra o bien enfrenta.
Ese “cyborg de las pampas” de ‘Carne Argentina’ es lo que predomina como propuesta: los personajes transitan la obra mostrando diversas entradas en variados contextos y distintas maneras de acción y relación entre ellos.
A modo de suite, esto es, sin solución de continuidad entre las escenas, se suceden cambios de ámbitos, apoyados y construidos por imágenes proyectadas como telón de fondo, como también alteraciones en los modos de las gestualidades y dinámicas de los personajes.
Así, sobre colchones sonoros que van de música incidental al tango, los bailarines se agrupan y se separan desplegando, por momentos, formas extrañadas, en parte por el uso de sendas máscaras que cubren completamente sus cabezas. Estos embozos, a veces interconectados como en una fusión de los personajes que podría tomarse por momentos colectivos o bien de gestación de los futuros cyborgs, van acompañados por movilidades enrarecidas: los personajes, así ataviados, semejan corporeidades animales distantes de lo humano. Pero en otros tramos, los personajes deambulan la ciudad paseando mascotas muy humanamente satisfechos.
Siempre, en las distintas partes de la obra, lo que domina es la exaltación de actos y gestos, apelando a velocidades, secuencias y esfuerzos de intensidades marcadas en los que, además, por tramos se despliegan anamorfosis de los cuerpos respecto de los posibles puntos de vista del público.
Algunos objetos y ciertas circunstancias pueden asociarse a notas relativas a una urbe importante, presumiblemente Buenos Aires u otra populosa del país. Ciertos incidentes “violentos”, de diversas violencias, desde la exclusión de marginales, la muerte en competencia y agresiones callejeras tanto entre individuos como entre instituciones y personas, podrían, quizá, asociarse a algo de la argentinidad en crisis de los tiempos que atravesamos. Pero que necesariamente se trate de carne argentina como alusión a coetáneos del país que atravesarían transformaciones hacia controles (padecidos externamente o bien autoinflingidos), es una apelación que se plantea forzada en el título más que en el desarrollo del trabajo: podría ocurrir en cualquier gran urbe de occidente.
Lo destacable: el intenso trabajo de los intérpretes con muy buenos manejos en la acción y despliegues corporales y expresivos.