Del 26 de septiembre al 6 de noviembre se realizó la segunda edición del festival Cena Complicidades. Articulándose con otras ciudades de Brasil, Buenos Aires fue una de las sedes y contó con la participación de cuatro obras locales e invitadas. Sebastiao Soares dio detalles sobre este festival que busca generar redes y vínculos
Por segundo año consecutivo se realizó en Buenos Aires el Festival Cena Complicidades. La capital porteña se sumó nuevamente a la red de ciudades que conforman este evento de danza experimental e independiente; junto a Natal, Recife, Olinda y Joao Posada. Estas ciudades prestaron sus escenarios a obras locales e internacionales. Sebastiao Soares, coordinador del festival en Buenos Aires, habló con Balletin Dance para dar a conocer el desarrollo de este evento.
¿Cómo fue el inicio del festival este año?
Cenas empezó con una residencia artística a principios de octubre en Natal. Pero la programación de las obras aquí en Buenos Aires comenzó el 12 octubre con tres propuestas: Moeraki, Moralamoralinmoral y como invitada Accidens de los franceses Groupe Entorse. En el medio se realizó una performance llamada Para Todas As Marías de la bailarina brasilera Cris Olivera.
Si bien las obras que se presentaron este año acá fueron pocas, la participación argentina en el transcurso de todo el festival fue mayor. Gracias a diferentes gestiones, pudimos llevar seis espectáculos a Brasil: Otra Frecuencia del grupo cordobés BiNeural-MonoKultur, Turbio de Carla Di Grazia, MoralAmoralInmoral de Fitzsimons, Carlini y Leonardi Salinas, De Como Estar con Otros de Celia Argüello, Moeraki de Soares, Castronovo y Di Grazia, y Contacto Sonoro del Colectivo Mazdita.
¿Qué otras obras participaron?
En total fueron veinticinco obras, con grupos provenientes de Suiza, Francia, Canadá, Uruguay, Alemania, España, Perú, Argentina y Brasil. Acá en Buenos Aires participaron dos propuestas locales y dos invitadas.
¿Cuál fue el criterio de selección?
Además de la rentabilidad de cada obra, es decir, nuestra posibilidad de movilizarlos y demás, este año tuvimos la idea de incluir producciones jóvenes. Los trabajos además tienen una estética más independiente, una búsqueda ligada a lo experimental. Se pensó en un recorte más latinoamericano, hubo participación de obras uruguayas y peruanas. Por otro lado el festival busca ser un puente entre las producciones y las posibilidades de mecenazgo que hay, como por ejemplo Prodanza.
¿Qué lugar ocupa Prodanza en el desarrollo del festival?
Ellos desde el año pasado nos ayudan con la divulgación y el acceso a subsidios. Gracias a su apoyo también pudimos tener al Centro Cultural San Martín como sede principal de Cena Complicidades.
¿Y cuál es el papel de Petrobras?
Petrobras es nuestro auspiciante principal. Es por ellos que podemos movilizar muchas cosas dentro de Brasil. Es por ello además que allá hay un criterio más estético de selección en cuanto a las obras que participan. Aun así pudimos incluir más obras latinoamericanas. Pero este año fue difícil saber cómo nos iba a ayudar Petrobras, dada la inestabilidad política que se vivió este año tuvimos que recortar algunas cosas y organizarnos a mayor velocidad. Por suerte pudimos seguir adelante, aunque por estas razones y cuestiones de tiempo no pudimos ofrecer seminarios dentro de Buenos Aires.
¿Qué puede decir de las producciones y el espectador porteño?
Es verdad que la cultura porteña mira mucho hacia las matrices europeas e incluso las norteamericanas, pero a la vez las condiciones de producción hacen que la identidad de la danza aquí tenga una impronta muy propia. Por otro lado existe, lo que podría llamar un espectador habitué en Buenos Aires. El San Martin, por ejemplo, tiene su público y lo mismo sucede con las producciones contemporáneas. Hay un sector que está acostumbrado a ver danza y a acudir al teatro. En Brasil, en cambio, si bien se baila, no existen las mismas costumbres; la gente va a los teatros atraídos por la novedad. Sin embargo festivales como Cena, lograron estimular la curiosidad por el arte.
¿Cuál es el objetivo del festival?
Nuestra idea es que las producciones circulen. Que suceda algo similar a lo que pasó con La Wagner de Pablo Rottemberg el año pasado. En la edición anterior de Cena Complicidades la obra tuvo una buena recepción y eso fue un vehículo para que participara de otros eventos, lo que la llevo este año a realizar una gira dentro de Brasil. Además buscamos generar vínculos, buscar la diversidad en el lenguaje y dar a conocer artistas.