Otra Vuelta del Son a la Salsa

0
871
Leonardo Padura Fuentes en su casa de La Habana. Foto: gentileza del artista

Leonardo Padura Fuentes, el escritor vivo cubano más reconocido internacionalmente, estuvo en Buenos Aires a fines del año pasado en el marco de una gira sudamericana. En enero se estrenó la película de sus premiadas novelas policiales, y en 2017 además, se cumplen veinte años desde que Los Rostros de la Salsa, su “polémico y armónico” libro, fuera publicado por la editorial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba

 

En su visita ráfaga por Buenos Aires, Leonardo Padura Fuentes, integró el jurado de los premios Clarín de Novela y ofreció una entrevista pública con Carlos Ulanovsky en la Biblioteca Nacional. En enero de este año se estrenó Cuatro Estaciones en La Habana, la versión fílmica de las investigaciones de su detective Mario Conde, ya transformado en ícono de la literatura cubana, que le ha valido innumerables reconocimientos en todo el planeta, incluido el Premio Princesa de Asturias (siendo el primer escritor cubano en recibirlo). Las primeras cuatro novelas protagonizadas por Conde se pensaron como una miniserie de ocho capítulos, aunque la primera de ellas se promovió en cines como Vientos de La Habana.

Balletin Dance tuvo el agrado de dialogar con el autor acerca de Los Rostros de la Salsa, aquella investigación que el periodista, ensayista y prestigioso novelista realizó a lo largo de ocho años. Por esa razón de ser cubano; aunque confiesa que no sabe bailar y, modestamente, sabe nada de música; se interesó por dar rostros a los responsables del baile popular caribeño más célebre del mundo. “Sólo soy un periodista aficionado a la música y a la vida de los músicos, quizás por su carácter muchas veces novelesco”, aseguró. Trece entrevistas (once músicos, un musicólogo y un disc-jockey devenido gerente comercial) dan la clave sobre si es son, o es salsa, la música que se baila desde 1920 (aproximadamente) hasta nuestros días.

 

En caso de una reedición conmemorativa ¿agregaría o excluiría a alguno de sus entrevistados?

“Al libro siempre le faltaron algunas entrevistas que por diversas razones no pude realizar. La de Celia Cruz, por ejemplo. O la de Tite Curet, el gran compositor puertorriqueño. Después sentí que me faltaba Gilberto Santa Rosa, que ha insistido en el género manteniendo una fidelidad y un buen gusto encomiables. Ahora mismo, si lo reedito, sólo incluiría una nueva entrevista con Rubén Blades que ha decidido retirarse del cultivo de la salsa. ¿Por qué? Rubén podría hacer un excelente balance de lo ocurrido de 1997 a la fecha.”

 

Los Rostros de la Salsa estuvo siempre rodeado de una trama cuasi cinematográfica, poco antes de su lanzamiento, junto al cineasta Rigoberto López, Padura como coguionista creó el multipremiado documental Yo Soy del Son a la Salsa[1] (1996), que por una real trama judicial, no tuvo distribución comercial. Por primera vez, aparecían soneros y salseros nuyoricans y latinos, junto a músicos cubanos de dentro y fuera de la Isla.

¿Cómo valora el proceder de la industria del entretenimiento norteamericana y la política cultural del Estado cubano, con la música y el baile caribeños, durante ese período?

“Este es un tema que merece un ensayo y son varias cuestiones diferentes. La industria norteamericana de los últimos años ha dado mayor espacio al mundo latino, porque tiene mucha mayor presencia en la sociedad del norte. Pero antes y ahora, por lo general, son visiones superficiales, y cuando más, étnicas. Porque rara vez se le ve como algo integrado, algo que participa de un crisol cultural con una fuerza enorme.

En Cuba, mientras tanto, la música bailable, sea la que sea, siempre ha tenido un gran espacio de presencia y difusión: es música para divertirse, alienarse de alguna forma, y es fácil promoverla. Esto no quiere decir que todo haya sido plano. Por ejemplo, la salsa sólo tuvo difusión masiva en nuestro país a partir de la visita de Oscar de León en 1983. Hasta ese momento, en que ya se había hecho en Nueva York lo mejor de la salsa, se le criticó y ninguneó en Cuba. Como muchas veces ocurre cuando una política cultural es más política que cultural, se cometió una injusticia y mi generación disfrutó tardíamente y mal de la salsa, como antes del pop y del rock.”

 

Las progresiones del complejo del son y el danzón cubanos, cristalizaron en el baile del casino y su variante de la rueda de casino. Sin embargo fuera de Cuba, se inventaron la salsa en 1, el mambo en 2, salsa estilo Los Ángeles, estilo Nueva York, salsa puertorriqueña, salsa caleña y la salsa venezolana. El documental Yo Soy del Son a la Salsa, evidencia, musicalmente, la virtud cardinal de la célula rítmica afrocubana y/o tradicional cubana, en lo que devendría luego como boom salsero.

Este siglo XXI trae consigo un giro de 180 grados en relación a cómo sectores sociales conservadores han tratado a nuevos géneros musicales bailables, acompañados por la industria del entretenimiento y por el público mismo, convirtiendo en tendencia a ritmos influenciados por el hip hop, el reggae y los performance eróticos de clubes nocturnos (poledance, dancehall, dembow, el “perreo” del reggaetón o el twerking). Como es habitual, Leonardo Padura clarifica su pensar: “…en el mundo de hoy la superficialidad es más cotizada que la profundidad. Es un plan macabro del que participan el mercado, los gobiernos de todas las orientaciones, las industrias culturales. Si la gente no piensa, mejor. Pero no puedo dar un juicio de valor sobre lo que me preguntas, pues no se qué cosas son el poledance, el dancehall, el dembow o el twerking. El reggaetón sí: es algo horrible”.


Los músicos que aparecen en Los Rostros de la Salsa, son Mario Bauzá, Willie Colón, Jhonny Ventura, Jhonny Pacheco, Juan Formell, Rubén Blades, Cachao López, Wilfrido Vargas, Papo Lucca, Adalberto Álvarez y Juan Luis Guerra. Además, dan sus testimonios, el autor del Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana, Radamés Giro y el Disc-Jockey Nelson Rodríguez.

Por orden de aparición, el documental Yo Soy del Son a la Salsa (1996), muestra a los músicos Isaac Delgado, Marc Anthony, Grupo Changüí de Guantánamo, Grupo Changüí de Pipi, Trío Matamoros, Septeto Ignacio Piñeiro, Lázaro Herrera, Grupo Folklórico Yoruba Andabo, Catalino (Tite) Curet, Conjunto Chapotín y Miguelito Cuní, Israel López (Cachao), Dámaso Pérez Prado, Antonio Arcaño, Rudy Calzado, Machito y sus Afrocubans, Miguelito Valdés, Chano Pozo, Tito Puente, Tito Rodríguez, Benny Moré, Oscar D´León, Gran Combo de Puerto Rico, Andy Montañez, Cheo Feliciano, Gilberto Santa Rosa, Tito Gómez, Celia Cruz, Joe Cuba, Jhonny Pacheco y su Tumbao, Eddie Palmieri, Orquesta Aragón, Papo Lucca, Larry Harlow, Orquesta Fania All Stars, Juan Formell, Orquesta Los Van Van, Grupo Irakere, Chucho Valdés, Dave Valentín, Kike Lucca y Adalberto Álvarez y su Son.


Leonardo Padura

Leonardo Padura nació en La Habana en 1955. Licenciado en Filología en Lengua y Literatura Hispanoamericana, es autor de la tetralogía Las Cuatro Estaciones, compuesta por Pasado Perfecto, Vientos de Cuaresma, Máscaras y Paisaje de Otoño. También ha escrito Adiós Hemingway y La Neblina del Ayer.

Sus novelas han sido traducidas a numerosos idiomas y fueron merecedoras de premios como el Café Gijón (1995), Premio Hammett (1997, 1998 y 2005), Premio de las Islas en Francia (2000), Brigada 21. De su pluma son La Novela de mi Vida, y El Hombre que Amaba a los Perros (galardonado con los premios Carbet del Caribe, el Francesco Gelmi di Caporiacco y el de la Crítica en Cuba).

En 2012, Padura fue laureado con el Premio Nacional de Literatura, la más alta distinción de las letras en su país. En 2013 le fue concedida la Orden de las Artes y las Letras de Francia y, en 2015, el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Varias de sus obras han sido adaptadas al cine y a la televisión.

[1] Se encuentra en youtube con su propio nombre.

Artículo anteriorNeumeier despierta lo mejor
Artículo siguienteUruguay en Argentina
Toni Más
Toni Más (La Habana) Instructor de arte, Narrador Oral Escénico e investigador de la música popular cubana. Ha publicado los poemarios Tono Menor, Editorial Letras Cubanas (2002), premio del concurso Pinos Nuevos y Los fantasmas del circo, edición bilingüe inglés-español, Editorial Lugus Publications en Ontario, Canadá (1996). Textos suyos aparecen en diversas antologías y publicaciones periódicas en Cuba, España, México y Argentina.