El director de la compañía Bondi, Danza Para Sordos, Arnulfo Herrera Valeta, conversó con Balletin Dance. El coreógrafo contó detalles sobre los inicios del proyecto, el trabajo con sus integrantes y sus aspiraciones para el futuro
Un salón, que parece una casa de familia, ubicado en el barrio porteño de Caballito es dónde todos los sábados se encuentran a ensayar los integrantes de Bondi, compañía de sordos e hipoacúsicos que nació en 2015, y está formada por 24 jóvenes de 12 a 25 años. Balletin Dance dialogó con su director, el venezolano Arnulfo Herrera Valeta, más conocido como Arnie, que es Licenciado en Educación Especial de la Corporación Universitaria Rafael Nuñez (Cartagena, Colombia).
¿Cómo se gestó Bondi?
A través de un proyecto universitario que en un primer momento se llamó Valorarte y estaba encaminado a fortalecer la identidad de los sordos a través de la danza. Cuando vine a vivir a Buenos Aires me focalicé en dar clases para no oyentes. Ahí se constituyó lo que es ahora la compañía de danzas. Hay muchos sordos a nivel mundial que bailan. Pero como grupo, somos el primero en Latinoamérica.
¿Por qué se llama Bondi?
“Por una comparación entre el sistema de transporte [en Buenos Aires se le dice bondi a los autobuses de pasajeros, los colectivos, derivado de una palabra portuguesa] y la danza. Un medio de transporte tiene un objetivo hacia dónde va, un punto de partida y un proceso, una ruta. Lo mismo nos pasa con la danza: cualquier estilo o camino que tomemos (jazz, clásico…), tiene un inicio, un objetivo y un proceso. Todos tienen una ruta por la que tienes que ir y a veces sientes que estás más cerca de tu objetivo, otras veces estás más lento y hay momentos en los que tienes mucho tráfico dentro de tu proceso. Yo hago este contraste también para que los sordos, que son tan visuales, puedan tener algo en mente al momento de entrar a la clase”.
Algunas de las profesionales que forman parte de ese trayecto son la asistente de dirección Marina Maydana y las intérpretes de lengua de señas Daniela Menéndez y Mariana Ortiz. Además, si bien el grupo es de ritmos latinos y estilos urbanos, por las clases pasaron profesores invitados de entrenamiento físico, teatro, jazz contemporáneo y clásico. Herrera Valeta comentó al respecto: “Antes se tiene una cita con el maestro, se le cuenta cuál es la metodología de trabajo de la compañía y qué adaptaciones se pueden hacer durante las clases (…) como para que realmente se sienta que es él quién las está dando y no yo, que solamente estoy transmitiendo a través de la lengua de señas lo que el profesor quiere darles”. Así, en esos ensayos aprenden tanto los integrantes de Bondi como los profesores. “Es bueno difundir esta experiencia de danza y de lenguaje con otros maestros”, expresó Herrera Valeta.
¿Cómo es el trabajo con las vibraciones sonoras?
“Ellos [los bailarines de BONDI] las sienten mucho. Pero ahora el proceso es que distingan esas vibraciones, por ejemplo, las diferencias de los estilos urbanos y de las de los ritmos latinos. Ellos pueden llegar a sentirlo. Hemos tenido momentos en que los chicos han dicho: ´súbele un poco más el volumen a la música porque no se siente´. Te piden eso y se vuelve real la cuestión de que cuando no tienes un sentido, los otros se potencian”.
Según Herrera Valeta, existe una “cultura del sordo”. “Para la comunidad sorda bailar es prácticamente un tabú, lo tienen como que `no, eso no es de nuestra cultura´”, dijo el coreógrafo y continuó: “Entonces, no solamente estamos marcando una ruptura dentro nuestro como oyentes, sino que lo estamos haciendo en la misma comunidad de sordos, diciendo: ´sí se puede hacer, los sordos sí pueden bailar. Lo podemos sentir, se puede trabajar´”.
Así, el 27 de agosto, ese mundo se unirá con la “cultura oyente” -como la denomina Herrera Valeta- en la función de Vínculos: 3 artes, 2 culturas, 1 concierto. Por segundo año consecutivo, Bondi bailará al ritmo de la música de la Orquesta Escuela Juvenil de San Telmo, dirigida por Clara Ackermann e integrada por más de 70 jóvenes oyentes. En total habrá más de 200 participantes en escena. “La intención de Vínculos es mostrar lo que pasa con las relaciones humanas, que no existe una barrera cuando es necesario tener contacto con otra persona (…) tenemos a la música y al arte que nos vincula”, celebró Herrera Valeta.
¿Qué otros proyectos tienen?
“Este concierto se realiza para recaudar fondos y poder hacer nuestra primera gira que va a ser a Colombia, en julio de 2018. Allá queremos hacer un campamento de arte en el que los chicos sordos de acá den clases de baile. Además, tenemos nuestra muestra artística que también es para juntar dinero para el viaje. Y estamos creando una obra de danza-teatro que se llama Cable a Tierra, que se trata de muchas de las situaciones de vida que te permiten volver a la paz cuando estás en un caos. Mi objetivo es que ellos, en algún momento, puedan vivir de la danza, así como yo lo hago”.