Lesiones: ¿Amenaza o Desafío?

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Acciones para realizar inmediatamente al producirse una lesión

Los médicos recibimos diariamente en el hospital a numerosos pacientes que practican danza, que llegan a la consulta por diferentes malestares, más o menos conscientes

 

En el caso de algún malestar, lo primordial será que el médico determine un diagnóstico certero. Para ello, una de las claves, es la consulta prematura; otra, la planificación junto al equipo de salud para organizar las acciones de la recuperación, definir el tipo de tratamiento y la modalidad del reposo.

 

Dolor

Generalmente la percepción del dolor identifica la presencia de una lesión, aunque no todos los padecimientos implican un daño, como así tampoco, su ausencia asegura que no exista una herida. Hay lesiones “silenciosas” que progresan sin dolor (como las tendinitis, que del 18 al 34% son absolutamente asintomáticas, pero producen cambios degenerativos). Para ellas hay signos clínicos que alertan sobre lo que puede estar ocurriendo y además existen exámenes complementarios (radiografías, ecografías, resonancia magnética) que pueden comprobarlo.

El dolor es un mecanismo de alarma y defensa muy necesario, es un encuentro entre la mente y el cuerpo, una experiencia orgánica-emocional. Cada uno tiene “su” umbral del dolor, algunas personas pueden minimizar o maximizar una lesión. También se ha estudiado y se ha determinado que la tolerancia al dolor es un factor crítico de diferenciación en los bailarines exitosos (es decir, aquellos que pueden desarrollar con satisfacción y plenitud su actividad).

 

Lesiones

Una lesión es un daño provocado en un tejido corporal, al superar su capacidad de tolerar la deformación y el esfuerzo. Esta capacidad puede mejorarse con el conjunto de entrenamiento, descanso y nutrición, lo que permitiría prevenir muchas de las lesiones frecuentes en la danza, además de acelerar su recuperación.

De presentarse una lesión, se generará una disminución del rendimiento que condicionará por un tiempo la actividad, por eso habrá que quitarle dramatismo al momento y aceptar que por la exigencia que demanda la danza, es posible padecer alguna de ellas. Habrá que asumir riesgos y prepararse para superarlas.

Dada nuestra experiencia, podemos afirmar que ante una lesión todo el mundo siente inevitablemente una pérdida, frustración y/o enojo. Pero, ni bien se defina el diagnóstico, esa momentánea vulnerabilidad debe superarse con paciencia y confianza hacia el especialista a la hora de encarar un tratamiento.

 

Entender una lesión: como una amenaza o como un desafío

El 50% de las lesiones no traumáticas (distensiones musculares, desgarros, tendinitis) se producen durante los primeros 15 minutos del entrenamiento físico, por falta de un correcto calentamiento. El hecho de no haber descanso lo suficiente y/o de contar con una alimentación inadecuada son factores que pueden contribuir a la producción de males. Por otro lado, el 30% de las lesiones suele producirse en la parte final de la clase/ensayo, como consecuencia de la fatiga o la deficiente nutrición y/o preparación física.

Por ejemplo, los esguinces de tobillo que son tan frecuentes en esta actividad, serían relativamente benignos si se los trata inmediatamente, pero a veces, por el temor casi irracional de los bailarines de perder algunas clases se interrumpe su curación (las estructuras necesitan tiempo y reeducación del movimiento para sanarse). La demora en tratarlos y rehabilitarlos, los convertirán en lesiones más importantes que persistirán en el tiempo. Una buena alimentación podrá facilitar el proceso, y para ello es fundamental entender que se debe conservar la masa muscular y evitar que aumente el tejido graso.

 

¿Qué hacer ante una lesión?

Las primeras 48 horas deberán dedicarse a realizar la consulta médica y efectuar reposo hasta tener el diagnóstico. Si bien en la instancia de reposo se disminuye el gasto de energía total, no hay que subestimarla: la tasa metabólica basal puede incrementarse hasta en un 32%. Por eso en el caso de reiniciar prematuramente la actividad, el bailarín podría crear un balance negativo que demorará su recuperación total.

En el momento de realizarse una lesión, inmediatamente, cada uno debe realizar estas cinco acciones, aún antes de la consulta médica, que hechas conjuntamente, podrán disminuir hasta en un 80% la inflamación.

Protección: limitar la movilidad de la zona afectada para disminuir la inflamación. Los vendajes o las botas de inmovilización permiten evitar nuevos traumatismos o una mala posición durante el tratamiento.

Reposo: Las primeras 48 hs son fundamentales. El objetivo es propiciar la reparación. El ciclo regenerativo es muy activo y debemos intentar no interferir con él cumpliendo con los plazos de reposo.

Frío local: Aplicar 20 a 30 minutos de frío (bolsa de hielo, geles) en la región afectada varias veces por día, producirá un efecto analgésico y una constricción de los vasos sanguíneos que evitará que ingresen sustancias pro-inflamatorias en mucha cantidad, que demorarían la recuperación.

Compresión: La fijación con una determinada presión, no solo limita el movimiento de la zona dañada si no que reduce la inflamación.

Elevación: Con el mismo objetivo de limitar el ingreso de sustancias inflamatorias en la zona afectada, elevar el miembro lesionado a 50 cm por encima del nivel del corazón reduce en un 65% el flujo sanguíneo.

 

Conclusiones

Es importante determinar cómo se inició la lesión, analizar si el dolor surgió al realizar un movimiento, o se detectó al interrumpir la actividad. Si es producto de una contusión, un gesto técnico inadecuado o la sobrecarga debido a numerosas repeticiones. También se recomienda conocer y aprender sobre la calidad del dolor, que permitirá establecer una estrategia personal ante cada una de las eventuales lesiones. No se aconseja utilizar medicamentos antiinflamatorios hasta tanto el médico defina un diagnóstico y para ello, realizará diferentes observaciones que le permitan reconocer las causas de la lesión, el estado general de acuerdo a los síntomas y el tratamiento a seguir.