Una Profesión de Resistencia
Melania Lenoir es sin duda, una de las figuras más destacadas del teatro musical en Argentina. Lleva casi diez años de trabajo ininterrumpido, interpretando roles que nunca imaginó le podrían tocar. Mientras disfruta del éxito con su personaje de Princesa Fiona en Shrek El Musical, se prepara para el estreno de dos nuevas y diferentes producciones que renovarán la escena porteña: La Ofi y el mítico The Rocky Horror Show
La Ofi
ML: La escribieron hace un tiempo Martín Mazzón y Emmanuel De Martino, con un trabajo coreográfico impecable de Alejandro Ibarra, sobre música medio ochentosa, en un lenguaje como de video clip. Es sobre cuatro personas de una oficina que se quedan encerradas, pero lo que está de fondo son sus vínculos y cómo una situación un poco extrema, los enfrenta con su presente. Es una comedia liviana y divertida pero que tiene su profundidad. Mucha gente se va a sentir identificada. Está escrita en formato de sitcom, con elementos nuevos que hasta ahora nadie se animó a hacer. Es muy divertida y el elenco es explosivo, están conmigo Roberto Peloni, Germán Tripel y Alejandra Perlusky. Estrenamos el 6 de agosto en El Picadero.
The Rocky Horror Show
ML: Es una puesta nueva sobre un musical de culto de los ‘70, con el que sucede algo muy loco: tiene fanáticos en todo el mundo que la sigue, la gente va disfrazada a verla. Yo la hice hace como diez años en otro formato y en otro rol, y lo que sucedía era increíble. En esta puesta también está Rober Peloni en un personaje que le queda pintado y un elenco increíble. Estrena el 2 de agosto, en el Maipo y lo vamos a hacer en cooperativa, con las complicaciones que eso tiene, los tiempos que podemos dedicarle para armar un musical con quince artistas en escena, es una obra que va a dar que hablar. La estética está buenísima, muy Glam, muy divertida.
¿Cómo llegó al musical?
ML: En mi colegio se hacían producciones musicales a un nivel profesional real y extraordinario; aprendí a laburar ahí. Después entré al Conservatorio de Arte Dramático buscando un teatro más puro, me comí un poco el cuento de que el teatro musical carece de contenido, pero al mismo tiempo estudiaba comedia musical en la Universidad Nacional de las Artes. Quería estar muy formada en todas las ramas, porque siempre tuve mucho miedo de no poder trabajar, pero no tenía una intención hacia la comedia musical, para nada.
¿Tampoco soñó con ser cantante?
ML: La vida me fue llevando, algo entre tener las oportunidades y animarse. Cuando hice Rent pensé “ya me puedo morir tranquila”, porque nunca imaginé que iba a estar en un proyecto comercial y con un musical que me encantaba. Después fui entendiendo que mi techo estaba mucho más alto. Hedwig and the Angry Inch y Avenida Q, fueron una detrás de la otra. Quedar en Chicago fue loco, porque audicioné para ensamble, pero me dieron el papel de Velma. Aunque se canceló, me abrió un montón de puertas: a veces es sólo eso, que alguien te dé una oportunidad. Finalmente la hice dos años después y creo que ni llegué a registrar que estaba haciendo un papel con el que todas habíamos soñado.
¿Entre actriz, bailarina y cantante cómo se define?
ML: Me gusta pensarme como una artista versátil que puede hacer de todo, de hecho tuve oportunidad de hacer televisión y cine, con lenguajes totalmente distintos, y me encantó. Ahora, si me tengo que definir en una palabra más concreta, lo hago como actriz, porque mi actriz tiñe a mi bailarina y a mi cantante. Si no tuviese el condimento de ser actriz, no sé qué tipo de cantante o de bailarina sería.
En una entrevista dijo que la diferencia entre las metas y los sueños era una cuestión de tiempos ¿Cuáles son los suyos?
M: Las metas que yo me pongo son siempre realizables; ahora por ejemplo, estrenar estas dos obras. En cuanto a los sueños, me gustaría hacer una experiencia en el exterior, probarme en otro contexto, pero todavía no le puse fecha. Hasta ahora nunca tuve una propuesta concreta para irme y ciertamente tampoco me moví para buscarla. También es verdad que para las actrices de comedia musical los papeles más interesantes están entre los 30 y los 40 años, entonces en algún momento esto va a comenzar a disiparse y no tengo idea de en qué tipo de artista me voy a convertir, porque ésta es una profesión de resistencia. Conozco mucha gente que simplemente se hartó y son muy pocos los artistas que realmente tienen la libertad de dedicarse exclusivamente a esto. Básicamente resistimos, porque amamos lo que hacemos, lo que en el fondo también es sumamente conmovedor, porque si no hacemos esto, ¿qué vamos a hacer?