Uno percibe el lugar que ocupa el argentino Herman Cornejo en el mundo de la danza en un minuto. Entra con Alesandra Ferri por la puerta de artistas de la Royal Opera House y nadie lo detiene. Su casa es el American Ballet Theatre (ABT) de Nueva York, donde es bailarín principal desde el 2003. Al salir nuevamente a Floral Street, el director de la Alvin Ailey Dance Company, le dice que le dejó entradas para el fin de semana
Cornejo llegó de París, donde el ABT presentó La Bella Durmiente de Alexander Ratmansky. En Londres ensayaba una obra nueva de Wayne McGregor, para el Fall for Dance del City Center de Nueva York, para debutar luego en Alemania junto a Francesca Hayward, la flamante principal del Royal Ballet, en Giselle, en la Gala de Dortmund.
Le siguen Nueva York y Corea, antes del ansiado momento de volver en noviembre a la Argentina para actuar con el Ballet Estable del Teatro Colón en La Bayadera (versión de Makarova y reposición de Susan Jaffe). Su partenaire será otra estrella argentina, la bellísima Ludmila Pagliero, Étoile del Ballet de la Opera de París.
Balletin Dance habló en exclusiva con Herman Cornejo, sobre el regreso al país para hacer su ballet favorito, su actual carrera y su futuro.
¿Es difícil bailar con alguien que no conocía como Ludmila Pagliero?
Es un desafío en un primer momento. Un buen espectáculo se da cuando se crea esa química entre los bailarines. Pregunté sobre Ludmila y lo que todos dijeron, fue que además de ser una bailarina increíble, es muy buena persona. Fue muy lindo conocerla y ver que como ser humano es cálida, sin actitudes de estrella. En París ensayamos La Bayadera con la ayuda de la gran Agnès Letestu. En el primer ensayo de una hora y media, hicimos prácticamente todo el ballet, lo que es difícil de conseguir. El segundo acto fue como si nada. Pero Ludmila se quedó con ganas de más. Estaremos juntos una semana antes del estreno en Buenos Aires para continuar trabajando. Es una gran profesional.
¿Qué significa para usted bailar con el Ballet del Teatro que lo formó?
Es un sueño. Siempre me decía, espero que me inviten cuando mi cuerpo esté al máximo, y con la dirección de Maxi Guerra se dio. Más aún, para hacer Bayadera que es mi favorito, con el ballet estable que son todos mis compañeros del Instituto (ISATC), y con Ludmila que es una gran estrella mundial a quien también se le abren las puertas del Colón en este momento. Es muy especial.
Ver a Maximiliano Guerra en Espartaco lo inspiró para dedicarse al ballet, y ahora va a trabajar con él.
Considero un logro bailar en el Colón, pero más que Maxi me haya invitado, porque ese momento en que lo vi salir al escenario en Espartaco, cuando yo tenía 8 añitos, me hizo decir quiero bailar, ser un artista, alcanzar esa interpretación. No recuerdo los pasos que hizo, sino la sensación que me dejó. Es muy fuerte para mí su invitación.
Para quienes no conocen toda su trayectoria, Herman Cornejo comenzó a bailar con Wasil Tupin, junto a su hermana Erica. Ambos hicieron el Instituto Superior de Arte del Colón. Ganó la beca de la escuela del American Ballet creada por Balanchine. Integró el Ballet Argentino de Julio Bocca y fue el más joven ganador de la medalla de oro de Moscú a los 16 años. Recibió el Premio Benois de la danza, e hizo carrera en el ABT, aclamado por la crítica. Además tiene su propia marca de ropa de danza con Erica, en cuyo estudio en Boston da clases magistrales.
Usted produce sus propios espectáculos como Trio Concertdance que presentará en el Teatro del lago de Frutillar, en Chile después sus actuaciones en Buenos Aires. ¿Dirigir está en sus planes?
“Sí, con Alessandra tenemos ideas, conversamos sobre coreógrafos, nos acercamos a sponsors o a teatros que tal vez quieran comisionar la obra. Es un aprendizaje muy lindo. Ahora me encanta ver el lado del director que implica la parte financiera, burocrática y técnica. Me veo perfectamente en el futuro siendo director de una compañía”.
Sin elaborar demasiado, el bailarín comentó que después de 18 años en el ABT, sería un paso natural, conoce el sistema y cómo conseguir sponsors, porque en Estados Unidos se desgravan impuestos de las donaciones. “Pero los viajes y estos últimos tres años me han dado una visión tan abarcadora de lo que mi carrera puede ser, que no quiero mencionar una compañía en particular.”
De bailarín a productor
Luego de cien shows de Cherie con Alessandra Ferri, pensamos qué más podíamos hacer y como ella se sentía más fuerte para ponerse las puntas surgió Trio Concertdance, con obras de Demis Volpi (coreógrafo argentino residente del Stuttgarter Ballet), Russell Maliphant y Stanton Welch. Yo creé mi solo sobre música de Philippe Glass que tiene un ritmo medio tanguero y terminamos con Le Parc donde los dos bailamos descalzos, sin pretender nada, a pura alma. Este último pas des deux , tuvo una emocionante recepción en el Colón el mes pasado.
Su consejo para los jóvenes
El bailarín no es ajeno a las presiones del tiempo o de la competencia, sin embargo, dice que al mirar atrás ve que no es como pensaba de joven, “uy si no me sucede esto ahora, no me llega más”. Lo lindo es todo lo hecho para llegar, más que el haber llegado. Afirma que “nunca hay punto final” porque siempre se quiere más. En sus clases más que profesor se siente “un mensajero de estas experiencias”. Si bien anima a los bailarines a dar el cien por ciento, pide que no se frustren en el camino, porque eso es lo lindo.
Herman Cornejo es un artista completo, con objetivos definidos, a quien el trabajo constante lo llevó a la cima y a recorrer el mundo. Agradecido y orgulloso de volver a su tierra.