Noviembre trajo a nuestro primer coliseo una de las obras más esperadas de esta temporada para el Ballet Estable del Teatro Colón, dirigido por Maximiliano Guerra: La Bayadera de Natalia Makarova
La producción del mes pasado (escenografía y vestuario) pertenece al Teatro Sodre de Montevideo y se usó en el marco de un intercambio entre los ballets de ambos coliseos, que no resultó positivo para el nuestro. Es lamentable recordar que se haya perdido la impactante puesta del Teatro Colón (ese tema del que no se puede hablar), prestada, alquilada, vendida o regalada poco antes del cambio de milenio.
Por otro lado, continuaron los castigos a las primeras figuras del Ballet Estable: ninguna de ellas (varones ni mujeres) fueron seleccionadas para protagonizar alguna de las cinco funciones programadas. En su lugar, se realizó una combinación de estrellas invitadas con jovencísimos bailarines locales. Ludmila Pagliero, Herman Cornejo y Macarena Giménez, en un elenco, y Anna Ol, Maximiliano Iglesias y nuevamente Giménez en el segundo, como Nikiya, Solor y Gamzatti, respectivamente. ¿Será correcto lanzar a pequeños a interpretar roles de esta envergadura sin la preparación adecuada? Por último, se contrataron casi medio centenar de artistas “extra” entre bailarines de refuerzo y figurantes, para esta producción.
Aunque cada uno de los bailarines ofreció lo mejor de sí en escena, lo que el público vio, fue una versión desmejorada de La Bayadera, con escenas grupales mal preparadas, falta de conocimiento de gestos y mímicas, junto a una sonoridad proveniente del foso poco efusiva. Se trata de un ballet plagado de personajes y ámbitos, vestuarios y ritmos, es curioso que haya resultado soporífero. La reposición a cargo de Susan Jaffe y Laura Martin (como figura en el programa de mano) no fue ejemplar. La mano adiestrada de Makarova (ver entrevista en esta revista), tampoco consiguió sacar a relucir a la compañía, a pesar de haber sido asistida por Agneta Valcu. ¿Qué fue lo que falló? Algo no está funcionando en el Ballet Estable.
En otro orden de cosas, al cierre de la presente edición de Balletin Dance, la oficina de prensa no había podido detallar las actividades del Ballet Estable en diciembre. En mails que incluyeron “por el momento es la única respuesta que obtuve” de la dirección del ballet, confirmaron que se verá Giselle en versión de Guerra, en dos únicas funciones en la sala principal, los días 28 y 29 (la segunda con Marianela Núñez, nuevamente en la Argentina), y otras cuatro serían antes, en el Anfiteatro del Parque Centenario al aire libre. ¿Quiénes bailarán? No hubo información. Similar al caso de los Talleres Coreográficos (ver nota en esta revista): no se precisaron nombres de los talleristas, ni de las representaciones ¿Será por la cantidad de días que alquilarán el Teatro este mes, para espectáculos de dudosa envergadura?