La edición número 25 del Festival Internacional de Ballet de La Habana, no logró mostrar una agenda tan copiosa como en otras ocasiones. Sin embargo, recibir a la Martha Graham Dance Company entre sus invitados, fue un gran privilegio, y con su presencia fue más que suficiente para batir palmas en grande
Martha Graham fue una de las revolucionarias fundamentales de la danza moderna. Fundó una escuela en Estados Unidos en los años 30 y creó un método, que todavía hoy continúa siendo parte del entrenamiento de miles y miles de bailarines en todo el mundo.
La danza contemporánea cubana es hija directa de la técnica Graham, una forma de codificar el movimiento, que llegó a Cuba a través del maestro Ramiro Guerra (que había tomado clases con Martha en su escuela), y se afianzó gracias al empeño y los conocimientos de muchos nombres, entre los que pueden mencionarse a los mexicanos Elena Noriega, Guillermina Bravo, Manuel Irán y Federico Castro (que continúa viajando a Cuba todos los años para actualizar y ayudar en la conservación de la técnica Graham). También este método se hizo fuerte en la Isla a través de las enseñanzas de mujeres como Lorna Bursall y Elfrida Malher, entre otras llegadas directamente desde los Estados Unidos, y afincadas en nuestro país por el resto de sus vidas.
Sin embargo, Cuba adaptó la técnica Graham a la idiosincrasia de sus bailarines, a la forma de gesticular del cubano, al ritmo, a la manera de andar, de ser en la vida cotidiana. El principal protagonista de estos cambios fue el maestro y coreógrafo Arnaldo Patterson, un hombre que adicionó el elemento cubano y que es fácilmente reconocible en sus clases, las cuales quedaron registradas en Elaboración Técnica, un fabuloso documental sobre su vida y obra, realizado por el director de cine Héctor Veitía, quien junto a Melchor Cacals, se acercó de forma bien particular a la danza hecha en Cuba durante las décadas de los años ‘70 y ‘80 del siglo pasado.
Martha Graham actuó con su compañía en el Teatro Auditorio de La Habana en 1941. En este 2016, una nueva imagen de aquella troupe asentada en Nueva York, volvió a La Habana, con un elenco lleno de figuras internacionales que han encontrado un refugio seguro para seguir conservando un método que en el siglo XXI no ha perdido efectividad, entre tantas formas de entrenar el cuerpo del bailarín de danza contemporánea.
La Martha Graham Dance Company tuvo en Cuba un interesante programa. Primero, en el teatro Las Carolinas, sede de la compañía Danza Teatro Retazos dirigida por la maestra Isabel Bustos, en el corazón de la Habana Vieja (26 de octubre), presentaron Lamentation y luego surgió un interesante diálogo entre los artistas y el público. Luego tuvieron una presentación especial en el espacio dedicado a la danza que coordina la coreógrafa cubana Sandra Ramy dentro de la Fábrica de Arte Cubano. Fue un lindo encuentro de intercambio, donde un grupo de bailarines cubanos recibieron una clase de técnica Graham y una charla de la directora artística actual, Janet Eilber, una tremenda oportunidad de actualizar conocimientos (28 de octubre).
Los días 29 y 30 de octubre, el Teatro Mella recibió a un público ávido de reencontrase con esta compañía que llevó en su programa obras como Dark Meadow, suite, de Graham (estrenada el 23 de enero de 1946), piezas de otros corógrafos y que tuvo su máxima temperatura con Errand into the Maze de Martha Graham, con la fabulosa interpretación de la bailarina de Taiwan, PeiJu Chien-Pott, primera figura de esta formación que tiene la esencia del movimiento de la creadora en su cuerpo. Fue ella quien bailó Lamentation en las acciones colaterales que desarrolló el elenco en La Habana y en las charlas con el público confesó que ha decidido quedarse en esta compañía, porque siente que la técnica Graham complementa su vida como persona y como artista.
Finalmente, el 31 de octubre los integrantes de la Martha Graham Dance Company visitaron la Escuela Nacional de Danza y la Universidad de las Artes, donde presentaron una vez más Lamentation y respondieron a las preguntas de los estudiantes.
La visita a Cuba, de los artistas procedentes de Estados Unidos, fue una incuestionable posibilidad de seguir afirmando la huella de Martha Graham en un país que ha tomado su esencia y la ha mezclado con tambores y los ritmos más seductores de la cultura afrocubana, para realizar de sus clases un verdadero espectáculo.